180 Darwin

Señores, la tarea de un Gepetto como yo, que va creando Pinochos a su paso, dándole vida a variados muñecos de madera –cuerpos que eran inertes hasta mi llegada-, no es para nada fácil. A veces, algunos de esos tantos pinochos sembrados en el mundo precisa ser aleccionado, y hay que acudir al llamado. Este es el caso de uno de mis últimos inventos, Joel Rosenberg, también conocido como El Macro. Los grandes creadores somos así: donde el resto ve un producto inmejorable, nosotros percibimos su condición de perfectible al golpe de vista nomás.

Actualizado: 03 de mayo de 2010 —  Por: Darwin Desbocatti

Les recuerdo que Joel es joven. Había “vivido” unos cuantos años ya cuando nació, allá por el 2006, momento en el que decidí crearlo, concebirlo, insuflarlo con el polvo royal de la vida (sí, suena feo, pero que yo sepa no anda Héctor Perry en la vuelta, así que eviten el doble sentido). Aquel año se prendió un faro en lo que era la ciega noche de la agonía. El faro era yo, y la ciega noche de la agonía era todo el resto (Joel, lo que él pensaba que era vivir por esa época, su casa, su familia, su labor periodística, la tarta de calabacín con ensalada de albaca que comía por las noches, etc). Y así, el niño no-nato adulto de madera que hasta hace un renglón era la ciega noche de la agonía, siguió el faro (que era yo, no se olviden de la metáfora, no puedo andar explicándoles todo), como lo haría un señor mayor si tomáramos su bolsa de suero y empezáramos a correr por los pasillos del hospital: torpemente, pero con esmero, apenas arropado con la porquería inmunda esa que le ponen a uno en los hospitales (es para hacerlo sentir indigno y doblarle la personalidad), sabiendo que en la loca carrera se haya su última oportunidad de sobrevivir.

Desde ese momento hasta ahora, mi más reciente pinocho ha mejorado, ha crecido como periodista y persona, pero el trabajo de viejo carpintero con propiedades mágicas no está terminado ni mucho menos. ¿Y qué se hace con un pinocho que ya se cree autónomo pero aún necesita aprender de su Gepetto aunque no lo admita? Se lo humilla, en su propio territorio y bajo las reglas que él cree dominar. Así sabrá cuánto le falta por aprender, la piltrafa que es, su condición de muñeco inacabado. En fin, un baño de humildad.

Es por eso que desembarco en este proyecto: 180 darwin. Necesito humillarlo en su más reciente emprendimiento, demostrarle lo verde que está en su propia cancha. La otra opción era quedarme con su hija de dos años y su mujer, pero él no lo soportaría, es muy tiernito

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180 Darwin es un proyecto noble, es casi un gesto altruista, y lo sería completamente si no fuera a cobrar por esto una buena guita en base a los esponsors que se unan a esta experiencia. En principio será en modo de quincenario periodístico (eso quiere decir que lo renuevo cada 15 días, si fuera semanario sería una vez por semana, y si fuera diario tendría que trabajar mucho y nadie quiere eso). Lo haré con mi propio equipo, mis propios auspiciantes y mis propias noticias. Empezará siendo quincenario y después se verá, aunque es de esperar que evolucione hasta quedarme con todo, como pasa casi siempre.

En 180 Darwin habrá periodismo de verdad, sin marcianos que vengan a construir pirámides invertidas; sin rigor periodístico ni ningún otro dogma que nos haga acordar a las épocas oscuras; sin perder tiempo en las reglas burocráticas de la noticia (como eso de las tres fuentes, una mentira adoctrinante inventada por el statu quo para controlar la información); sin prejuicios con los prejuicios; pero a su vez, también sin olvidar que, como dijo alguien muy lúcido cuyo nombre podrán buscar en el Google (yo ando con Internet roto estos días): “El derecho de uno termina donde empieza el cheque de los demás”.

Así será 180 Darwin. Tendrá todo lo que un portal periodístico requiere: noticias sin confirmar (Internet es muy dinámico, si resulta que al final no era tan así algo que publicamos, se saca rapidito, y andá a reclamarle a El País de Madrid), informes reveladores, juegos, entretenimiento, policiales, deportes, fotos de minas en pelotas bien justificaditas y cuidadas, títulos con tipografía grande, textos cortitos para que no se espante el simio disperso que pulula en la web, publicidades que se te aparecen de la nada y no te dejan leer un soto y te persiguen la flechita del mouse como Arévalo Ríos lo hace con la pelota en la mitad de la cancha, sorteos, mucho comment del psicópata que si no tuviera ese espacio para descargar estaría matando ex compañeras de escuela por medio de Facebook, fotos de minas en pelotas no tan justificadas, alegría, buena onda, sensaciones, fotos de minas en pelotas traídas de los pelos (las fotos, no las minas, acá estamos en contra de la “cosificación de la mujer”), profesionalismo, botijas que estudian comunicación de dudoso talento trabajando gratis, goles, foros, sistema de numeritos y flechitas que si los tocás con la manito del mouse te cambian la noticia que se ve en portada, palabras subrayadas que te hacen aparecer la manito del mouse cuando les pasás por arriba, emepetreces, links, banners, passwords, nicknames, cookies, romins, rowins, bostons, rivers, chinos, fotos de minas en pelotas (de origen chino), cultura, etc.

¿Emocionante, no? Y eso que no puse “sorpresas” por las dudas de que alguien pensara que la sorpresa podía ser un virus o algo de eso. Acompáñenme.