Diego Muñoz

La integración, la integración…

La intención de sumar al interior del país en los torneos de fútbol y básquetbol fue un fracaso rotundo. Debido a una mala planificación y a una mala ejecución la pomposa integración quedó desintegrada.

Actualizado: 07 de mayo de 2010 —  Por: Diego Muñoz

En 1998, el ex neutral Daniel Pastorini llevó adelante una idea que contó con la anuencia de la empresa Tenfield y que fue presentada como el proyecto que salvaría al fútbol uruguayo. La integración contó en su primera edición con cuatro plazas que se licitaron para los clubes del interior que les interesaba participar del fútbol profesional.

Por esa vía ingresaron a Primera división Tacuarembó, Paysandú Bella Vista y Deportivo Maldonado. Frontera Rivera subió de la B y fue el cuarto equipo del interior en jugar en la A.

El único que formó un equipo uniendo a todos los clubes del departamento fue Tacuarembó. Los otros no entendieron nada. No lograron unanimidad dentro del departamento y se metieron en un mundo desigual sin respaldo económico ni popular. El ejemplo de Paysandú es elocuente. Los hinchas de Estudiantil, rivales eternos de Bella Vista, no solo no lo iban a ver al equipo del departamento sino que hinchaban por los rivales. Situaciones similares se dieron en Maldonado y Rivera.

Las plazas carecían de un proyecto serio pero fueron aprobadas porque las autoridades estaban desesperadas por presentar el proyecto en el marco del nuevo co-gobierno AUF – Tenfield. Como en Maldonado, Paysandú y Rivera había estadios coquetos, construidos para la Copa América 95, aceptaron el ingreso aunque el proyecto deportivo era un desastre.

Fue el principio del fin. A pesar de que le dieron el handicap de no descender por un par de años ninguno de los tres se pudo asentar en Primera.

Frontera Rivera jugó apenas dos temporadas en la A y descendió en 2000. Hoy está en la Liga departamental de fútbol de Rivera. Paysandú Bella Vista perdió la categoría en 2002 y cuando ascendió en 2005 no pudo jugar por deudas. Hoy juega la Liga departamental de fútbol de Paysandú. Deportivo Maldonado bajó en 2004 y se desafilió en 2005. Después de una fracasada fusión con el Centro Cultural y Democrático Punta del Este hoy está en la B gerenciado por un grupo inglés.

Durante estos años hubo otros equipos en la A. En 2000 ingresó Rocha, el último club elegido por la AUF y Tenfield para ingresar por licitación. Por mérito deportivo subieron algunos a los que le dieron el beneficio de jugar el torneo de la B. Así ascendió en 2001 Juventud de Las Piedras, que justo llegó para jugar la joyita denominada Clasificatorio. Plaza Colonia, que subió en 2002, y Deportivo Colonia, en 2003, se sacaron el gusto de jugar en Primera pero el costo fue demasiado alto.

Poco importa que Rocha haya ganado un Apertura. El éxito se basó en el dinero que puso un grupo inversor que lo eligió como podría haber elegido cualquier otro equipo de Montevideo. Después de ese título y de su participación en una Copa Libertadores, hoy está hundido en la B.

Es cierto que Tacuarembó, que se salvó del descenso de milagro, es el único equipo del interior que se mantuvo siempre en Primera división. Pero también es verdad que renunció a jugar con los grandes en su cancha y fue local en el Estadio Centenario de Montevideo por una cuestión de monedas. Ese también es un golpe mortal a la integración.

Esta temporada descendieron Atenas y Cerro Largo por lo que el único representante del interior en el próximo Uruguayo será Tacuarembó, quien comenzará con el peor promedio en la tabla el descenso.

La integración en el básquetbol también fracasó. La intentaron la FUBB y Tenfield pero la realidad les dio tremenda bofetada. De aquella segunda Liga, en la que Salto y Paysandú definieron el torneo en una tremenda serie final, a este presente hay un abismo.

En la edición 2009 ningún equipo del interior pasó la fase regular y hubo casos como el de Ferro Carril de Salto que estuvo a punto de abandonar a mitad de torneo. Para esta edición 2010, Paysandú se acaba de bajar de la Liga por un tema presupuestal. “La última vez que participamos fue una tomada de pelo porque no nos cumplieron con lo que prometieron”, dijo en El Telégrafo el presidente del club, Álvaro Bariani, sobre el respaldo de las autoridades de la FUBB.

Tanto en el fútbol como en el básquetbol nadie tomó conciencia de lo costoso que iba a resultar para los clubes venir todo el tiempo a Montevideo. Las instituciones se dejaron encandilar por las luces del profesionalismo y las autoridades – AUF, FUBB y Tenfield – pensaron a muy corto plazo sin detenerse por un instante para observar que en estas condiciones la integración estaba condenada al fracaso.

La intentaron a cómo diera lugar y así les fue. Sumaron a la fuerza clubes del interior a los que ya hay en Montevideo solo para lograr la ilusa e incumplida promesa de tener una Liga de todo el país. Lo único que lograron es que algunas plazas interesantes se desencantaran después de ver la realidad. Con instituciones del interior viajando 30 veces por temporada a Montevideo mientras las de la capital van al interior una vez por año no hay forma de integrar nada. Las pérdidas se acrecientan con campeonatos mal organizados y que tienen 16 clubes, supieron tener 18, en vez de un número lógico para una competencia seria en Uruguay.

El escritor y poeta de origen británico Rudyard Kipling dijo alguna vez que la oscuridad que conocemos nos fue otorgada como una gracia. Es una buena reflexión para entender lo que pasa en el deporte uruguayo.



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