La "caravana de la liberación" recorre Túnez

Cientos de tunecinos, muchos de ellos procedentes del centro contestatario y pobre del país, desafiaban el domingo por la noche el toque de queda en la capital y acampaban bajo las ventanas de la sede del gobierno para exigir su dimisión.

Actualizado: 23 de enero de 2011 —  Por: AFP

La "caravana de la liberación" recorre Túnez

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Por Thibauld Malterre e Imed Lamloum

"Vamos a velar esta noche para proteger la llama de la Revolución", decía uno de ellos.

Durante todo el día, miles de manifestantes había abucheado los nombres de los responsables del gobierno de transición formado el lunes y dominado por influyentes figuras del antiguo régimen.

"El pueblo quiere lograr que caiga el gobierno", afirmaba una de las pancartas atadas a los barrotes del palacio de la Kasbah, donde se encuentran las oficinas del primer ministro.

El palacio fue asediado todo el día por la multitud, entre la que se podía ver a numerosas personas procedentes de las provincias que salieron el sábado del centro-oeste rural y pobre del país, cuna de la "revolución de los jazmines" y llegaron el domingo al alba a la capital en un convoy heteróclito que bautizaron "la caravana de la liberación".

A las 20.00 locales, cuando entraba en vigor el toque de queda, eran aún cientos los que intentaban organizarse para pasar allí una noche que se anunciaba muy fresca.

"¿Quién quiere mantas? ¿Quién no ha comido todavía?", preguntaba Moez, recorriendo la plaza de la Kasbah, mientras grupos de estudiantes tocaban música y entonaban cantos revolucionarios árabes a la luz de las velas.

"Muy probablemente los vamos a dejar aquí porque vinieron de lejos y no tienen adonde ir. Pero les prohibiremos que se desplacen" por la ciudad, declaró a la AFP un oficial del ejército en el lugar, que pidió el anonimato.

Los tunecinos que a diario desfilan para pedir la dimisión del gobierno recibieron el domingo el refuerzo de unos mil manifestantes procedentes de Menzel Buzaian, Sidi Buzib y Regueb, los núcleos más activos de la rebelión popular que el 14 de enero provocó la caída del odiado régimen del presidente Zine El Abidine Ben Alí, luego de un mes de violentos disturbios.

"Hemos llegado para derribar los últimos restos de la dictadura", explica Mohamed Layani, un anciano envuelto en una bandera tunecina.

Los manifestantes, en su gran mayoría muy jóvenes, algunos de los cuales se protegían del frío bajo una amplia 'kashabia', llegaron de la misma región pedregosa donde crecen olivos y almendros, una tierra de obreros agrícolas y de la construcción, muy alejada del Túnez de los balnearios de tarjeta postal.

"Queremos que este gobierno se vaya, que el RCD (Reunión Constitucional Democrática, el partido de Ben Alí) sea disuelto, que la población pueda trabajar y vivir con dignidad", sostiene Ameri Hatem.

"¡Hasta la caída del régimen!", gritan los jóvenes reunidos a su alrededor, alzando un puño.

"Esta no es la revolución de los jazmines, es la revolución de la sangre, y no ha terminado", sostiene un joven agitando una foto de Mohamed Laamari, el primer manifestante caído el 24 de diciembre de 2010 bajo las balas de la policía en la localidad de Menzel Buzaian.

La revuelta tunecina fue violentamente reprimida por la policía, que disparó balas reales contra los manifestantes. Según la ONU, al menos 100 personas murieron durante "la revolución de los jazmines".

"Llamamos a todas las provincias a unirse a nuestra caravana, fuimos la primera chispa de la revolución, hemos venido a tumbar los últimos restos de la dictadura", promete Mohamed Layani.