El secreto de su éxito

Eduardo Sacheri, autor del libro que derivó en 'El secreto de sus ojos', comenzó a escribir cuentos de fútbol. Un día, impulsado por amigos, los dejó en la recepción de una radio. Así empezó su carrera literaria.

Actualizado: 24 de octubre de 2011 —  Por: Diego Muñoz

El secreto de su éxito

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“Escribo historias simples de gente simple”, cuenta Sacheri a 180. Varias de esas historias las llevó un día a la recepción de radio Continental de Argentina y las dejó a nombre de Alejandro Apo. Al conductor de Todo con afecto, un programa que mezclaba el fútbol y la literatura, les gustaron y las empezó a leer. Desde ese momento este licenciado en historia y profesor de secundaria se convirtió en un autor que vende miles de libros y que escribió el cuento que se llevó al cine con el nombre ‘El secreto de sus ojos’ que ganó el Oscar.

‘Cuando salen del cementerio se detienen un buen rato en la vereda, como si necesitasen orientarse, o decidir qué hacer de allí en adelante. Fernando echa un vistazo a los otros dos. Mauricio baja la mirada. El Ruso, en cambio, se la sostiene, y los ojos se le anegan de lágrimas’. Así comienza Papeles en el viento, el último libro de Sacheri. El texto gira en torno al fútbol. Pero no es un libro de fútbol. Es un elogio a la amistad escrito con profundidad, agudeza y humor.

El Mono, Fernando, Mauricio y el Ruso forman una barra de toda la vida. Inseparables desde su infancia, comparten además la pasión por Independiente. Cuando el Mono muere de cáncer sus amigos deciden tratar de recuperar el dinero que puso para comprar un centrodelantero que luego de un comienzo de carrera prometedor estaba a préstamo en un equipo del interior. El dinero será para pagarle una buena educación a Guadalupe, la hija del Mono.

Pero el tiempo para vender a Mario Juan Pittilanga se termina y los 300.000 dólares que puso el Mono están a punto de perderse. Contrarreloj, ellos deben moverse en un mundo al que no pertenecen y que tiene reglas desconocidas.

Está sentado en una mesita pequeña en el lobby del hotel en el que se aloja. Su hija se acerca y le ofrece un poco de jugo de naranja. Sacheri lo toma y le regala una sonrisa. La niña vuelve al lado de su madre, que espera en la barra.

Este argentino que habla bajo y transmite una sincera humildad en cada reflexión, llegó a Montevideo para presentar su último trabajo en la Feria del libro y conversó con 180.

“La enfermedad del Mono me pareció que estaba buena mezclarla con la decadencia de Independiente”, cuenta Sacheri que juega durante el relato con los recuerdos sobre los buenos tiempos de la barra y las comparaciones que hace el Mono de cuando a Independiente y a él les iba bien. “Es duro plantearse si alguna vez Independiente volverá a ganar las cosas que ganó antes”, señala.

‘-Vos sabés lo que significa Independiente para mi, ¿no es cierto, Fer?

-Psí… Mono ¿Por?

-Hemos hablado mil veces, de esto de ser hincha, de estar siempre pendiente de lo que pasa con el equipo.

-Ajá.

-Bueno, estuve pensando… Prometeme que no te lo vas a tomar a la joda.

-Ya te dije que no, Mono.

-Bueno… yo siento que a Independiente y a mi nos pasa lo mismo.

-¡¿Qué?!

-Parece una idiotez, pero dejame que te lo explique. ¿Cómo era Independiente cuando nosotros éramos chicos?

-¿Qué tiene que ver?

-Vos decime. ¿Cómo era? ¿Cómo le iba?

-Bárbaro le iba. Nos cansamos de ganar campeonatos. Pero no…

-¡Quieto! Y decime, ahora, en el presente, ¿cómo le va?

-Como el culo.

-Verdaderamente para el orto.

-Para la reverndísima mierda.

-Exacto.’

El escritor es un confeso hincha de Independiente y si bien no le gusta definirse como fanático “porque tiene implícita una violencia que no está buena” reconoce que el resultado de su cuadro le condiciona el humor "el resto del día y la noche seguro”.

Sin el Mono y ante la búsqueda de recuperar el dinero, las cosas se complican entre los tres amigos. Las viejas tensiones generan nuevos desencuentros y provocan fisuras en la amistad de siempre. El Ruso, un tipo alegre, optimista y completamente inútil para sostener cualquier negocio que emprende, está siempre tratando de mantener la armonía entre Fernando, un profesor de lengua ordenado, recto e incorruptible, y Mauricio, un abogado con pocos escrúpulos, ambicioso, egoísta y preocupado por ascender profesional y socialmente.

“Fernando es el más parecido a mi aunque tiene cosas que yo no tengo. Pero eso de agarrar una prueba y decir como podés ser tan bruto y tener tantas faltas de ortografía es así. Mis colegas profesores se ríen mucho de eso. El Ruso es un tipo querible, muy querible Es como amigos que yo tengo y que no podés no querer pero nunca podría ser así. Y Mauricio es al que menos me querría parecer”, dice Sacheri.

El autor intercala los capítulos, alejados de sensiblería, sobre los últimos meses del Mono con los que detalla el esfuerzo de sus amigos para vender a Pittilanga. Lo hace con un relato ágil, atrapante y divertido.

Licenciado en Historia, Sacheri ejerce como profesor de secundaria y universitario y aún hoy sigue dando clases en algunas escuelas porque, cuenta, le permite estar en contacto con gente que lo nutre para sus historias. De hecho la escuela en la que da clases Fernando en ‘Papeles en el viento’ existe y es en la que Sacheri ejerce. “Hay que esquivar los pozos y conocer muy bien el camino para no quedar encharcado”, cuenta.

Sacheri comenzó a escribir cuentos a mediados de la década del 90 y se empezó a hacer conocido cuando Apo comenzó a leerlos al aire en radio Continental. “Con 25 o 26 años sentí la necesidad de empezar a escribir las cosas que tenía en la cabeza. Y ahí mis amigos y mi señora me comenzaron a decir que presentara algo. Se dio la casualidad de que Alejandro Apo tenía un programa los sábados por la tarde que mezclaba fútbol y literatura e imprimí los cuentos los metí en un sobre y se los dejé en la puerta de la radio”, cuenta.

Todos los cuentos que leyó Apo, a quien estuvo tres años dejándole en la recepción de la radio sus trabajos impresos sin conocerlo, se recopilaron en su primer libro, ‘Esperando a Tito y otros cuentos de fútbol’. “Aún hoy se siguen vendiendo. Se vendieron como 60.000 ejemplares, una barbaridad”, cuenta.

En 2006 publicó ‘La pregunta de sus ojos’ que dio lugar a la película ‘El secreto de sus ojos’, que co-guionó junto a Juan José Campanella y que ganó el Oscar a la mejor película extranjera.

“Campanella había leído algunas cosas mías y había dicho que quería hacer algo y cuando publiqué ‘La pregunta de sus ojos’ me dijo que era el momento”, recuerda Sacheri para quien “lo de ‘El secreto de sus ojos’ fue una experiencia espectacular”.

“Tenía un poco de miedo de que agarraran la historia y la interpretaran por su lado por lo que escribir el guión junto a Campanella fue bueno en todos los sentidos”, cuenta y agrega: “la de El secreto es también una historia con gente sencilla, más allá de cómo dispara luego. Son dos oficinistas y surge de gente simple”.

Sigue viviendo en Ituzaingó. Aunque debió alterar algunas rutinas. “Escribía en un bar que queda cerca de donde vivo. Pero ahora pusieron un cuadro enorme con una nota que me hicieron por ‘El secreto de sus ojos’ y no puedo ir más ahí. Me alquilé un apartamentito muy chiquito y ahí escribo”, dice sonriente.

Es que a pesar del éxito, Sacheri se muestra tan sencillo y lúcido como sus historias.