Estar a la altura del American Ballet, de la mano de Julio Bocca

Así como se propuso ser el mejor, Julio Bocca quiere llevar al Ballet Nacional del Sodre al nivel de las mejores compañías del mundo, como la del American Ballet o la del Ópera de París. Y aunque “todavía falta”, Bocca está feliz con lo logrado hasta el momento y cree que se va a alcanzar el objetivo. “Hay una compañía con una gran institución como ésta que puede llegar a eso. Si se puede, ¿por qué no hacerlo?”, preguntó a No toquen nada. Entrevista con Joel Rosenberg, Ricardo Leiva y Darwin Desbocatti.

Actualizado: 09 de marzo de 2013 —  Por: Redacción 180

Estar a la altura del American Ballet, de la mano de Julio Bocca

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A continuación, la entrevista de Joel Rosenberg, Ricardo Leiva y Darwin Desbocatti al director artístico del Ballet del Sodre, Julio Bocca, durante la transmisión especial de No toquen nada (Océano FM) desde el Auditorio Adela Reta del Sodre.

Joel Rosenberg: Estábamos repasando las fechas: llegaste en junio de 2010, es tu cuarta temporada. ¿Cuál es la sensación? Porque ya hay balances, ¿no?

Mirá, el balance es muy bueno, es positivo, no puedo quejarme de nada la verdad, porque hemos tenido apoyo desde la entrada, y el trabajo en la compañía fue creciendo. Las audiciones que se fueron haciendo todos los años, abiertas al mundo, fuimos buscando mejores bailarines, mejores artistas, y también el trabajo que se fue haciendo diariamente, de lo que es la limpieza de un paso, de un brazo, la parte actoral de cada bailarín, se fue viendo un crecimiento de experiencia. También de producciones. Las primeras que fuimos haciendo, desde las primeras que eran prestadas como Giselle o El Lago (El lago de los cisnes), Un tranvía llamado deseo, que parte de la escenografía se hizo acá, El Cascanueces... Fue un progreso maravilloso, un crecimiento en todo, no sólo en lo que puede ser la parte técnica de uno como director.

JR: ¿Se colmaron algunas expectativas que tenías?

Sí. Igual, ojo: me siento muy bien ahora, pero sé que falta muchísimo más todavía, para que la compañía esté en un nivel que uno salga afuera y diga "acá está, yo puedo competir con la Ópera de París o el American Ballet". Para eso todavía falta, pero se han hecho en poco tiempo muchas cosas, y también lo lindo, por lo menos para mí, fue estar dentro del proceso de cambio y de crecimiento de esta nueva institución.

Ricardo Leiva: Suena fuerte eso de estar al mismo nivel que los principales del mundo. ¿Es un objetivo real?

Sí, es un objetivo. Yo siempre quise ser el mejor, no me quedé con lo cómodo y con lo fácil. En mi carrera podía haber hecho siempre El Quijote, que era una compañía estable y cobraba mi sueldo y nada más. Sin embargo, siempre quise ir un poco más allá, quise buscar, quise hacer desafíos, cosas nuevas, diferentes. Es mi forma de pensar, es mi forma de manejarme ahora. Es un país y hay una compañía con una gran institución como ésta que puede llegar a eso. Si se puede, ¿por qué no hacerlo?

JR: Y para trabajar para esos objetivos, ¿en qué consiste el trabajo del director Julio Bocca en el día a día?

En el día a día, yo entraba a las ocho de la mañana. Empezamos a reunirnos con la parte administrativa, con el gerente del ballet, Gerardo Bugarin, que me acompaña desde los comienzos, y empezamos a ver todo lo que tiene que ver con horarios de trabajo, las giras, las producciones que se van a hacer, los costos, los artistas invitados, los maestros, la logística administrativa. Y después uno empieza a dar clases a veces como maestro o directamente a los ensayos, y ya empieza a trabajar con los bailarines, a ayudar al montaje de algunas obras o a perfeccionar esa obra que el coreógrafo quiso montar. Ese es el día cotidiano.

Pero después también vas a ver cómo está el vestuario, cómo está peluquería, cómo está la parte técnica. Estás un poquito en todos lados. Este es el primer año en que yo me siento más relajado, es el primer año en que pude armar un cuerpo artístico que me acompañe y delegar más actividades.

También tenemos la suerte de tener a Gerardo Grieco como cabeza del Auditorio (Adela Reta), de que siga estando Ariel Cazes en la parte artística, pero en todo lo que es la logística del manejo de un teatro nos faltaba en estos años, entonces llegamos con todo muy libre. A veces muchas cosas nos venían a preguntar al Ballet cómo solucionarlas o cómo hacerlas. Eso ya no pasa. Es maravilloso porque cada cuerpo tiene su lugar, tiene su posición y su trabajo.

JR: Estuvimos hablando con Mayra Serra, que es asistente de escenario y coordinadora técnica del Ballet Nacional del Sodre. Trabaja en la previa de los espectáculos, se contacta con los teatros, por ejemplo, cuando se alquila la producción de obra. En este caso (para La Sílfide, que se estrena el 14 de marzo) llegan de Suecia, ¿no?

La Silfide llega de Estocolmo pero hemos traído La viuda (La viuda alegre) de Sudáfrica, ahora traemos para fin de año la escenografía de Lituania o de Argentina. Y la producción para El lago de los cisnes se va a hacer acá. Vestuario se va a hacer acá en los talleres del Auditorio. Es un desafío, es algo nuevo, pero sino siempre traíamos de afuera, sino imposible.

JR: El trabajo de Mayra está detrás del escenario, pendiente de las indicaciones que pueda hacer el coreógrafo. Mayra dijo que está muy a gusto con su trabajo y que es muy exigente porque Julio Bocca busca la perfección.

Mayra Serra: Me encanta este trabajo, es divino. Me encanta porque ves desde cero. Ver todo ese proceso es lo que más me gusta. Tenés que ser muy paciente porque trabajás con mucho estrés. Acá en el Ballet, Julio Bocca y todos buscan la perfección, entonces tenés mucho estrés. Tenés que ser muy paciente porque cuando llegan los momentos de los pre generales hay muchos nervios, los bailarines están nerviosos, el coreógrafo está nervioso, y nosotros también.

Sí, la verdad, tienen un trabajo bastante difícil porque no sólo es que tenga que estar todo perfecto para cuando nosotros estemos, sino que a esa perfección hay que mantenerla durante todas las funciones. Aparte tienen que aprender parte también de la coreografía. Eso es un proceso nuevo que Mayra está incorporando. A veces un jefe de escenario, que muchas veces vienen de afuera, sabe leer partitura, tiene que aprenderse todos los queue para dar la luz, para dar la salida de telones y de todo, y es un trabajo muy complejo.

JR: Sí, un trabajo que también tiene ciertos objetivos. Tienen inculcado (o lo traían y vos pudiste hacer que eso saliera a flor de piel) la idea de alcanzar la perfección.

Mayra Serra: Los coreógrafos que vienen están acostumbrados a trabajar en otros teatros que trabajan en ballet desde hace 100 años, entonces el cronograma funciona perfecto, nunca tienen un problema. Como el Sodre estuvo cerrado tantos años se perdió un poco la tradición del ballet o de la ópera, de las grandes producciones, pero está volviendo a agarrar el entrenamiento, y eso está bueno porque todos nos estamos formando para eso. Sobre la marcha estamos aprendiendo, cada producción aceitamos un poco más el mecanismo. Creo que va a llegar un momento no muy lejano en que todo salga perfecto.

Lo que pasa es que, como dice, mucho tiempo estuvo cerrada una institución que en una época hacía grandes producciones, pasaban todos los grandes artistas, músicos, coreógrafos. Estaba acostumbrado a un ritmo de trabajo que se fue perdiendo.

Son 40 años, y sobre todo también ahora es otro ritmo de trabajo. En aquella época quizás era mucho más tranquilo, había un ritmo de trabajo pero no como ahora, que es como una computadora: internet tiene que ser todo rápido, ágil para poder mantenerte, tenés que hacer producciones y montar quizás en un día.

En el American Ballet, cuando entramos a la temporada del Metropolitan Opera House en New York, teníamos dos meses de temporada, ocho funciones semanales, y dentro de esas ocho funciones tenías a veces dos o tres programas diferentes. Eso significa que entraban los técnicos el lunes y ese mismo lunes teníamos la gala de inauguración. Los técnicos tenían que montar luces, la escenografía, y nosotros durante el montaje en ensayo general con la orquesta, ensayo del escenario y a la noche la función. Y al día siguiente iba otro ballet, entonces había que montar otro ballet y hacer el ensayo. Es otra forma de trabajar, es otro ritmo. La Opera de París hace 240 funciones al año.

JR: ¿Acá cuántas tienen previsto en 2013?

La verdad no las conté. El año pasado entre la gira y todo hicimos 90 funciones, que es mucho. Pero también es otra situación. Estamos en otro país, estamos en un país donde hay nada más que 3.300.000 habitantes, entonces no tenés una cantidad de público ni cantidad de turistas, por ahora, que vengan a ver el ballet o la ópera o un concierto. Quizás, ojalá, se dé en un futuro, como pasa en el Colón o en Chile o en otros lados.

JR: Preguntan acá: ¿Por qué Uruguay? Tenés el mundo entero para elegir.

¿Por qué no? ¿Qué diferencia hay? Yo cuando vine acá por primera vez buscaba un lugar para vivir tranquilo, salir un poco de la locura que era la capital, Buenos Aires, donde pasé toda mi vida, aunque pasaba 80 días al año. Pero ese era mi ritmo de trabajo. Buscaba un lugar realmente que me diera esa posibilidad. Me gusta mucho el agua, que es lo que tienen acá; estar conectado con el agua, estar más cerca de Buenos Aires. Y me vine a vivir. Luego se dio la posibilidad de conocer a mi pareja: eso me dio otro impulso, y cuando me vino la posibilidad de poder trabajar de lo que a mí me gusta y poder ayudar en algo que a mí me gusta, como es la danza y el arte, en un lugar donde yo veía a veces funciones a las que iba poco público, y las producciones que hacían no eran lo que el ballet se merecía...

Para mí fue un desafío también poder lograr algo personal que nunca había podido: salir de mi casa, ir a trabajar y volver a mi casa. Entonces se dio un conjunto de cosas que dije: "bueno, vamos". Y también estuvo el apoyo y vi que la gente iba respondiendo, y los espectáculos y la compañía... Me siento muy feliz con lo que se está haciendo, lo que estamos logrando. Estoy feliz. ¿Por qué no Uruguay, si Uruguay ha dado bailarines mundialmente? Y uno tiene que mantener la región, que pueda competir.

JR: También hubo momentos difíciles, porque está la realidad de un sindicato que muchas veces puso algunas trabas con sus reclamos sindicales. Evidentemente sus problemas no eran con vos ni con el Ballet, ¿pero en algún momento dijiste "salgo por esa puerta y me quedo en casa"?

Una de las cosas que dije es que me quiero divertir y pasarla bien y estar cómodo, y eso es lo que yo tengo en mi cabeza. Cuando veo que va a haber problemas que no se pueden solucionar, ya está. Yo no tengo ganas de estar sentado cobrando un sueldo, no me interesa, aunque sí quizás necesito trabajar para mantener lo que tengo. Pero no quiero estar sentado cobrando un sueldo sin hacer nada. Prefiero estar 8 o 10 horas laburando pero poder después reclamar con el trabajo que uno está haciendo. Si llega un momento de entrar dentro de ese nuevo sistema, que a mí personalmente no me gusta, ahí sí me voy a casa porque prefiero estar en casa tranquilo y no ver a la gente que sé que me está pagando un sueldo sin hacer nada.

JR: Gerardo Bugarin, con mucho humor en el 2010, nos contaba esto.

Gerardo Bugarin: La dificultad era que, por un lado, no podíamos contratar una empresa que sustituyera a los funcionarios que cumplen la parte de sonido, entonces dijimos: bueno, ¿cómo resolvemos? Entonces, da la casualidad que nosotros hace dos meses compramos aparatos nuevos para poder tener parlantes en la sala de ensayo y no tenernos que mover a cada rato cuando queremos ensayar en sala. Conectamos esos parlantes a mi computadora personal (no se pudo usar la de Julio porque es Mac, y se necesitaba una PC), agarramos los parlantes, compramos un CD doméstico, lo subimos, los pusimos y con mi PC y esos dos parlantes más el CD doméstico se iba a hacer la función.

Periodista Nausícaa Palomeque: ¿Quién iba a manejar la computadora?

GB: Él.

NP: ¿Bocca?

GB: Sí.

Lo que pasa es que yo sabía cuándo el bailarín saltaba, cuándo tenía que mandar la música, todo.

JR: ¿Alguna vez lo habías hecho?

Sí, no es la primera vez. He subido y bajado telones, he cambiado una lámpara. Digamos, en nuestro ambiente cuando salís de gira tenés que solucionar. En la primera gira nacional que hicimos, ponía el tapete de goma especial para el ballet, o si tengo que limpiar el piso del escenario, lo limpio. En esas cosas no me parece que sea nada malo y no me parece nada raro en el mundo. Lo importante es que el público que viene a ver el espectáculo salga feliz, contento y vea un espectáculo de categoría, de primer nivel, y ese es mi trabajo. No solo lo que ves como ballet sino que todo lo que está alrededor tiene que estar de buen nivel.

JR: Hablaste de Uruguay y de que ha sacado bailarines en el mundo. ¿Con qué formación de bailarines te encontraste?

Hay bailarines muy buenos, hay maestros buenos, pero creo que no hay una gestión en cuanto a una escuela. Tiene una escuela que no es muy antigua el Sodre, entonces todavía falta una línea, encontrar una gestión de trabajo.

Este año también el Consejo tomó la iniciativa, con Hortensia Campanella, que va a ser quien dirija estas tres instituciones (la Escuela de Danza Clásica, la Escuela Folclórica y la Lírica), de que va a haber un cambio en cuanto al armado de currícula de cada escuela. Creo que eso va a cambiar a beneficio, y aparte es algo que se necesita. Ya este año, lamentablemente, no entró ningún uruguayo al ballet. El 40% son extranjeros, y yo no quiero eso. Está bien que haya extranjeros, pero hay un límite. Necesitamos que vengan desde las escuelas.

Este año se va a ir a las escuelas primarias, se va a empezar a buscar o visionar, a hacer cursos para ver si hay algún talento a traer, habiendo una cantidad de niños que estudian, no solo en Montevideo sino en el interior. Cuando salimos al interior es maravillosa la gente cómo responde y la cantidad de niños que estudian danza, entonces, darles esa posibilidad. Yo creo que este año va a haber un cambio en eso.

Vos tenés parejas de amigos que tienen hijos. ¿Por qué les dirías que sus hijos estudien ballet?

Primero, que estudien ballet si les gusta. No es una carrera que te puedan obligar a hacer. Esta carrera necesita mucha disciplina, conducta y amor a lo que hacés. Es una carrera maravillosa, que te da muchas satisfacciones, es una carrera que un niño a los ocho años ya empieza a estudiar, y a los 18 ya estás trabajando profesionalmente. Esa es la diferencia que tenemos con otras profesiones: es todo rápido, temprano. Pero es una carrera maravillosa y aparte ahora tenés un sueldo, un lugar donde poder desarrollarte, como el Auditorio: no es que tenés que ir afuera para hacer lo que te gusta. Acá tenés una posibilidad.

Darwin Desbocatti: ¿Qué tal, Julio Bocca?

Muy bien, por suerte.

DD: ¿Y hace cuánto que está en Uruguay usted, Julio Bocca?

Ya son cinco años.

DD: ¿Y no se aburre?

No, si venís al Sodre no te aburrís.

DD: Claro, está metido ahí, en el tubo de ensayo todo el tiempo.

Estamos acá laburando para poder sacar al Ballet adelante.

DD: Tengo una pregunta para usted: ¿el bailarín uruguayo es así como el jugador de fútbol uruguayo: un bailarín metedor?

Tenés alguno. Mirá María Noel Ricetto... Tenés grandes bailarines. El Ballets Russes ha pasado y se ha llevado bailarines uruguayos. Tenés varios que están metiéndole duro y bien.

DD: Obdulios Varelas de la danza, digamos.

...

DD: Ni sabe quién es Obdulio Varela...

No.

DD: Es un prócer nuestro.

JR: Es un jugador de fútbol.

Perdón, perdón.

JR: Él no lo referencia como una figura futbolística sino como que todos tenemos que pisar fuerte.

DD: Artigas y Obdulio Varela son los dos que tiene que conocer. Ya con eso alcanza.

Ya soy uruguayo después.

DD: Sí. Fui a un par de ballets de esos que hizo usted.

JR: Invitado siempre, Julio. Nunca pagó.

DD: No, claro, trato de no pagar en esos lugares. Y como que uno no termina de entender en qué momento hay que aplaudir. Amaga mucho el espectáculo de ballet con que terminó el número y uno no sabe si hay que aplaudir cada vez que el bailarín hace una buena jugada o si hay que esperar a que cada bailarín termine. ¿Cómo es? ¿Dónde hay que aplaudir?

Yo siempre fui de que la gente tiene que aplaudir donde tenga ganas de aplaudir.

DD: Ta, pero hacer ritmo no. “A ver las palmas”...

Perdón, en Rusia se hace. En la parte final, donde están siempre los saltos y giros, si al público le gusta lo que están haciendo van al ritmo de la música. Esas cosas no están prohibidas, lo que pasa es que la gente a veces o tiene miedo o vergüenza o piensa que está mal visto, y no, al contrario. A mí personalmente siempre me ayudó muchísimo, porque era como un incentivo, porque veía que lo que uno estaba haciendo a la gente le gustaba. Pero en el ambiente del ballet es muy normal. En la murga, y en el ballet también.

DD: Pero la murga son borrachos que se travisten. Esto es gente seria.

Perdón, en el ballet La Sílfide hay un personaje que es la bruja y, dependiendo del día, lo hace una mujer o un hombre. O como las hermanastras de Cenicienta, que casi siempre son los hombres que las hacen, para ridiculizar un poco más. El travestismo también está acá.

DD: Y se escucha mucho "bravo", ¿no?

Se escucha "bravo", "bravi", "único".

JR: ¿Los nombres de ustedes?

Sí. Es muy común, sobre todo cuando ya tenés un público que te sigue siempre. Al final: "Bravo, Julio". Es algo muy común. Esperemos que acá también pase. En una época en el ballet estaban también las hinchadas.

DD: Se pone feísimo.

En la noche bailaban dos grandes figuras y aplaudían más a uno, al otro lo abucheaban. Por suerte a mí nunca me pasó.

DD: Hubo muertos entre las hinchadas de Baryshnikov y Nureyev. Hubo grandes peleas, batallas campales.

Conozco a los dos pero no llego hasta ahí.

DD: ¿Cuál es mejor?

Siempre mi ídolo fue Vladimir Vasiliev.

DD: Pah, qué raro, viejo, me agarraste para uno que no conocía.

¿Viste? Me agarraste a mí con uno...

DD: Claro, pero yo no te dije el Rata Dalto, te dije Obdulio Varela. Dame Baryshnikov o Nureyev, uno de esos dos.

Lo que pasa es que los dos son grandes figuras, totalmente diferentes en su estilo, y creo que también se hicieron muy conocidos porque la deserción de Rusia dio mucha publicidad. Porque también dentro de la época de ellos hubo otros grandes bailarines como Michael Denard, Erik Bruhn, había una cantidad de grandes bailarines y no eran rusos.

DD: Y usted es de la camada posterior a eso.

Sí, soy de una camada un poquito posterior. Tuve la suerte de agarrar ese cometa maravilloso de grandes figuras, pero tuve la suerte de trabajar con Baryshnikov, con Nureyev y con grandes figuras.

DD: Increíble, unos tanto y otros tan poco. Y yo acá encerrado en mi casa. Pero por la tele veo un montón de cosas. Y ya descubrí el paso que más me gusta también.

¿Cuál es?

DD: Cuando saltan y cruzan las patitas en el aire, por abajo. Mueven los piecitos.

Sí.

DD: Es divertidísimo, graciosísimo. Me encanta. Es como de dibujito animado.

En este ballet, que me imagino que va a venir a verlo, es puro de esos saltos.

DD: ¿No me diga? Ah, voy a ir.

La entrada vale 120 pesos.

DD: Igual alguien me va a invitar.

Ya pasó eso, ya no se invita más.

DD: Ah, cómo son ahora, ¿eh? Les fue un poquito bien, unas viejas les llenan la sala y ya no invitan más.

Es más barato que un partido de fútbol. Y se ve bien de todos lados.

DD: Y lesiones de tobillo con esos saltos puede haber montones. Me imagino al enano viejo, a Novick, haciendo eso, y se deshace un tobillo. ¿Y las uñas de los pies?

JR: Vamos a dejar a Julio tranquilo...

DD: Pero pará, que tampoco tiene 79 años, tiene 46.

Yo estoy tranquilo, ¿eh?

DD: Por eso. No tiene que ir a agarrar el tanque de oxígeno. Es un hombre joven, puede responder las preguntas. Las uñas de los pies, un desastre, horribles, ¿no?

Más que nada las mujeres, que son las que están paradas en la punta del pie. El hombre está siempre en la mitad, en el metatarso. Nosotros sufrimos mucho más el metatarso.

DD: Pero ahí no se nota tanto. Pero lo que deben ser las uñas de las minas, como si jugaran de central en Boston River.

Más o menos, yo diría que peor.

DD: Muy lindas, muy delicadas, y después les mirás las uñas y están bravísimas.

Fijate que no andan con sandalias o los pies al aire libre. Bien protegidos los pies.

DD: Porque los tienen todos podridos.

JR: Los cuidan porque es su arma de trabajo.

DD: Te dan ganas de chuparle los pies a un diabético antes que...

JR: ¡Darwin!

JR: ¿Qué pasó? ¿Estuve mal?

JR: Horrible.

DD: Tengo una historia, que una vez se la conté al Macro (Joel Rosenberg), que me dijo que era mala, pero para mí es un historiún para hacer un ballet.

¿Para hacer un ballet? Buenísimo.

DD: Usted y yo lo armamos. Es un cuento que se llama "Johnny, el joven que quería ser bailarín de ballet pero no lo dejaban por sus bolas grandes".

¿No puede haber un título más corto?

DD: Johnny el bolas grandes.

Ahí me gusta más.

DD: Es un muchacho que quiere bailar ballet pero siempre queda fuera de las audiciones porque tiene bolas grandes y la gente no hace otra cosa que mirarle las bolas grandes ahí apretadas en la calza, y eso desconcentra al público y por eso no lo toman en ninguna compañía de ballet.

JR: Este es el momento en que uno empieza a pasar vergüenza, Julio.

No, pero está buena la historia. Es parte de lo que siempre preguntan, si te ponés algo o si no te ponés nada.

DD: No se ponen nada, pero si uno tuviera...

No. Es como te lo acomodes.

DD: No es estético si tiene unas bolas muy grandes. Se pierde la estética.

No, si queda redondito... queda estético.

DD: Ah, está bien.

RL: Puede haber un final feliz en la historia.

No, pero los ballets siempre tienen final dramático, así que más vale hagamos algo más... Que se las corten al final, o algo de eso.

DD: Ah, pa' mí sí. Él mismo, viene con las bolas en la mano al final, en la última escena, y baila con sus bolas en la mano. Es espectacular, viejo.

¿Viste?

DD: ¿Vio cómo trabajan dos personas creativas?

Es que charlando se hacen estas cosas.

DD: Sinergia creativa se llama eso, señor. Es espectacular. Qué final. Y la gente llorando. Damos un souvenir a la salida. Vendemos merchandising: las bolas de Johnny. Le hago un test rápido de la uruguayez: ¿Qué se ponen los niños para ir a la escuela, Julio Bocca?

¿El moño es? La moña.

DD: No, túnica. Bueno, la moña está bien...

El guardapolvo...

DD: Eso era lo que no quería que me dijera. Guardapolvo es una palabra que está prohibida acá. ¿Cómo se llama eso que uno compra en la panadería y se come en el desayuno o a la merienda? Croassaints, dulces, salados...

Bizcochitos...

JR: Pensó que ibas a decir facturas.

DD: Claro, y después le iba a preguntar cómo se llama lo que vamos a pagar a los centros de pagos. ¿Cómo se llama el calzado deportivo?

Championes.

DD: Qué bien que está. Puede ser presidente, Julio Bocca, usted.

No, gracias.

DD: Me despido con una pregunta fuerte, fuerte. Si no la quiere contestar, no la contesta. Quién baila mejor: ¿los Zíngaros o los Nazarenos?

Mirá, de nombre me gustan más los Zíngaros.

DD: Lo puse contra las cuerdas con eso.

JR: Julio Bocca, mil gracias.

No, por favor. Gracias. Y bueno, hay que buscar nada más que la música para el ballet.