En estado de shock

Nacional quedó eliminado en los penales ante el Real Garcilaso. El tricolor ganó 1 a 0 el partido pero en la definición fallaron Álvaro Recoba y Diego Arismendi. Sin Copa ni Uruguayo a la vista es momento de replantearse el futuro dentro y, sobre todo, fuera de la cancha de una institución que en pocos meses se volvió hipersensible y se alteró a niveles alarmantes.

Actualizado: 10 de mayo de 2013 —  Por: Diego Muñoz

En estado de shock

Sin datos (Todos los derechos reservados)

Recoba la manda al primer anillo de la Ámsterdam. La gente se agarra la cabeza. No puede creerlo. “Tranquilo que todavía falta”, le dice en voz alta el padre al niño. Y lo abraza. Pero dos penales más tarde Arismendi le pega como Recoba y lo que en otra situación sería un halago en esta significa todo lo contrario. Entonces el padre se limita a abrazar al pibe. Sin palabras de por medio. Enseguida llega Iván Gamarra y no perdona.

Nacional quedó eliminado de la Copa a pesar de ganar 1 a 0 en el Centenario. El gol de Gonzalo Bueno empató la serie pero en los penales el tricolor falló dos de tres, solo convirtió Adrián Romero, y los peruanos anotaron los cuatro tiros. Una enorme decepción.

Pero todo tiene una explicación. Más en el fútbol. La imagen que muestra el equipo en la cancha es la que se transmite desde arriba. Peleador, aguerrido, combativo, terco. Y sin estrategia.

Nacional venía de un largo período de armonía, con un presidente que manejaba los temas políticos con cintura, mano tendida y voz baja pero firme y que en lo deportivo delegaba a los que sabían. Sin embargo los socios compraron el discurso de que había que ser más duro, que había que “ganar en todas las canchas”. Votaron a Eduardo Ache. Nacional se volvió un club en el que su presidente promete a los gritos en los micrófonos amigos reivindicaciones de escaso valor como cambiar un banco de suplentes de tribuna.

En lo deportivo se armó un plantel con jugadores veteranos y se decidió la llegada de Sebastián Abreu a pesar de que el técnico de ese momento, Gustavo Díaz, no lo quería. Para peor ni siquiera dejaron ir a Alexander Medina cuando a todas luces no tiene nivel para jugar en Nacional.

La política desafiante de Ache llegó al plantel. En un clásico de verano Jorge Bava golpeó a un policía y en el clásico del Clausura el equipo sufrió tres rojas. Las situaciones simbolizan al Nacional 2013.

La temporada lleva tres meses y ya pasaron tres técnicos. Y en la Libertadores dirigieron los tres. Empezó Díaz, que dejó al equipo primero en el grupo, asumió Juan Carlos Blanco, que debutó con una victoria en La Bombonera y se despidió con una goleada ante Toluca, y Rodolfo Arruabarrena. Tres técnicos en ocho partidos de Copa.

Todas estas cosas se aprecian en la cancha. El equipo luce sobregirado, hipersensible, perseguido. Y no puede pensar en lo más importante que es el juego.

Ante el Garcilaso derrochó voluntad pero le faltó talento.

En el primer tiempo no supo qué hacer con la pelota en los pies. Los peruanos se plantaron con cuatro defensas y tres mediocampistas recostados sobre su área. Nacional se repitió una y mil veces.

Sin Iván Alonso, un jugador que llegó al club pedido por Díaz, el ataque tricolor fue inocuo e inexpresivo. Cada partido que pasa se entiende menos que Medina forme parte del equipo. Su espíritu de lucha no se discute, pero eso es más para un volante o un zaguero. El centrodelantero tiene que aportar algo más que dientes apretados y topetazos contra los rivales.

Lo mejor de Nacional lo mostraba, aún con equivocaciones, Vicente Sánchez. Pero Garcilaso no tenía problemas. Apenas un cabezazo de Juan Manuel Díaz puso en apuro a Carranza.

En la segunda parte Nacional mejoró. Cuando los nervios lo empezaban a carcomer se aprovechó de una de las tantas faltas ingenuas que hicieron los peruanos en las inmediaciones de su área. Un tiro libre desde la izquierda lo cabeceó Bueno en la línea para el 1 a 0 a los 11.

Gol de Bueno en Fútbol por 180

Quedaba un trecho por recorrer. Arruabarrena puso a Abreu y Álvaro Recoba por Bueno.

Entre los 15 y los 30 fueron los mejores minutos de Nacional. Con poco fútbol pero mucha presión asfixió a Garcilaso que no podía salir del fondo. Recoba entró bien y con un par de tiros puso en aprietos a Carranza.

Pero en los últimos minutos del juego Nacional volvió a desordenarse. A ir con las orejeras puertas. A ser previsible y rústico.

Ni Abreu, que luce fuera de forma, ni Renato César, que no influyó cuando entró por Sánchez, pudieron ganar cerca del arco rival.

Entonces se llegó a los penales en los que Nacional falló y Garcilaso no. Así se le terminó la Copa, como el domingo se le había terminado el Uruguayo con una goleada en contra en el clásico.

Nacional tiene que mirar para adelante. Y no quedarse en un necesario pero insuficiente recambio del plantel. Para salir del estado en el que se encuentra debe cambiar el gesto tieso, la postura alterada. Eso no lo lleva buen puerto.

Noticias relacionadas