“Brasil se jodió, el pueblo apareció”

Más de 200.000 personas protestaron el lunes en las principales ciudades de Brasil contra los multimillonarios gastos del Mundial-2014, incluido en Río de Janeiro, una de las sedes de la Copa Confederaciones, donde hubo escenas de caos con tiroteos, saqueos, vandalismo y enfrentamientos con la policía.

Actualizado: 18 de junio de 2013 —  Por: Redacción 180

“Brasil se jodió, el pueblo apareció”

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Fueron las mayores protestas callejeras en 21 años en Brasil desde las manifestaciones de 1992 contra la corrupción del gobierno del expresidente Fernando Collor de Mello, que renunció durante su juicio político ante el Senado.

“Brasil se jodió, el pueblo apareció”, es una de las consignas más repetidas por la prensa internacional. Además, en los cánticos y pancartas, los manifestantes rechazan el aumento de 20 centavos en el precio del transporte en las principales ciudades del país, reclaman inversión en salud y educación, frente a los millonarios gastos en la organización de la Copa de las Confederaciones, el Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.

Otras consignas fueron “disculpen las molestias, estamos cambiando el país”, “¡Brasil despierta!” o directamente: “No vengan al mundial”, escrito en inglés.

La mayor y más violenta protesta tuvo lugar en Río, donde marcharon 100.000 personas -según la policía- y un pequeño grupo de manifestantes intentó invadir la Asamblea Legislativa, en el centro de la ciudad. Allí tiraron fuegos artificiales, cócteles molotov y piedras contra policías militares (PM) apostados en el edificio.

También prendieron fuego a un coche y contenedores de basura en las inmediaciones y quebraron vidrios de bancos y tiendas cercanas, saqueando negocios mientras otros manifestantes les gritaban "¡Ladrones!" y "¡Sin vandalismo!".

Cuando hirieron a un policía que cayó al suelo y comenzaron a patearlo, la PM intentó dispersarlos con gases lacrimógenos y balas de goma, así como con balas de plomo al cielo. Pero no lo consiguió y 77 policías debieron atrincherarse dentro de la Asamblea, 20 de ellos heridos, dijo a la AFP un portavoz de la secretaría de Seguridad de Río.

Los manifestantes prendieron fuego en la entrada de la Asamblea y se treparon a los muros para intentar ingresar al histórico edificio, hasta que unos 100 integrantes del batallón de choque llegaron en vehículos blindados y los dispersaron con gas lacrimógeno y balas de goma, arrestando a varios.

Hubo varias personas heridas, al menos dos de ellas de bala. Se desconoce si éstas provinieron de la policía o de manifestantes violentos.

Las manifestaciones en todo el país fueron convocadas en las redes sociales y carecen de liderazgo político o social definido. Denuncian el alza del precio del transporte, pero también los gastos para la Copa Confederaciones y el Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, y piden más inversiones en salud y en educación.

En San Pablo, donde marcharon unos 65.000 manifestantes, un grupo intentó invadir el Palacio dos Bandeirantes, sede del gobierno estatal, y fue dispersado por la policía con gases lacrimógenos y balas de goma.

Escenas similares se repitieron en Porto Alegre, donde los manifestantes destrozaron un autobús y prendieron fuego en la principal avenida de la ciudad, y también en Belo Horizonte, donde la policía dispersó manifestantes que intentaban acercarse al estadio Mineirão durante el juego Nigeria-Tahití (6-1) por la Copa Confederaciones.

En Brasilia, más de 200 manifestantes eufóricos y portando banderas lograron subir al techo del Congreso nacional, donde se quedaron un par de horas cantando el himno y entonando otros cánticos, aunque luego de un par de horas descendieron pacíficamente.

"Llegamos a la Casa del Pueblo. Es el primer paso para demostrar que no somos un pueblo muerto, pensaban que pararíamos para ver el fútbol pero Brasil no es solo eso", dijo Bruno Pastrana, un estudiante de 24 años, sentado en el techo del Congreso junto a sus amigos.

Unas 5.000 personas rodearon el entorno del Congreso, pero la protesta terminó sin intervención policial.

También hubo manifestaciones en las ciudades de Fortaleza, Maceió, Curitiba, Belén y Salvador.

"Las manifestaciones pacíficas son legítimas y propias de la democracia", dijo la presidenta brasileña, Dilma Rousseff. "Es propio de los jóvenes manifestarse", aseguró en el blog de la Presidencia.

"Estoy aquí para mostrar que Brasil no es sólo fútbol. Aquí no hay sólo fiesta. Hay otras preocupaciones, como la falta de inversiones en cosas realmente importantes, la salud y la educación", dijo a la AFP la abogada Daiana Venancio, de 24 años, una de las manifestantes que protestó pacíficamente en Río.

En San Pablo, Diyo Coelho, de 20 años, que marchaba junto a un grupo de amigos y llevaba flores en las manos, dijo que quiere que "Brasil despierte". "No es solo por los pasajes, sino porque la educación y la salud son malas", afirmó.

En su mayoría jóvenes de clase media, los manifestantes han denunciado la represión policial, especialmente el jueves pasado en San Pablo, donde hubo más de 230 detenidos y un centenar de heridos.

Las protestas ocurren en un momento de magro crecimiento económico en Brasil y una inflación en alza. Recientes encuestas señalaron por primera vez una caída en la aprobación del gobierno de Rousseff, sobre todo entre los más jóvenes y más ricos.