Jorge Sarasola

¿Puede Escocia volar sola?

La primera ministra escocesa pasa del dicho al hecho al concretar su amenaza por un nuevo referéndum independentista.

Actualizado: 14 de marzo de 2017 —  Por: Jorge Sarasola

En 2014 escribí y hablé en la radio sobre el referéndum escocés, ya que tuve la fortuna de vivirlo desde adentro cuanto me encontraba estudiando en un pueblo cercano a Edimburgo. Luego de que los escoceses votaran por permanecer en el Reino Unido muchos creímos que este tema había sido saldado, al menos por un par de décadas. Pero el último giro dramático en la política británica amenaza con fragmentar a Gran Bretaña.

La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, anunció el lunes que va a buscar la aprobación de su parlamento en Edimburgo para pedirle al gobierno británico el derecho a tener un nuevo referéndum por la independencia. Se especula que una alianza entre el Partido Nacional Escocés y el Partido Verde aprobará la moción. En caso de que esto ocurra, también se presume que el gobierno británico se vería atado a darle a Sturgeon la autorización necesaria para promulgar el referéndum con el fin de evitar una crisis política.

El detonante es claro: Escocia votó en forma rotunda para permanecer dentro de la Unión Europea en el referéndum por el Brexit (62% en contra de salir), pero ahora debe seguir a Inglaterra al abandonar la unión. No solo eso, aseguró Sturgeon en el mismo discurso, sino que ella le ha presentado propuestas a Theresa May para que Escocia permanezca en el Reino Unido para que el impacto al salir de la UE se sufra menos al norte de la frontera. Estas propuestas – que incluyen salir de la UE pero que Escocia permanezca en el mercado común, por ejemplo – han sido completamente ignoradas en Westminster, afirmó Sturgeon.  

El momento no podría ser más molesto, pues se espera que en pocos días May active el artículo 50 del Tratado de Lisboa, dándole inicio formal a las negociaciones entre la UE y el RU para concretar el divorcio y sus consecuencias. Además de haber tenido que lidiar con un fallo jurídico en su contra y una rebelde Cámara de los Lores, May ahora tiene que apaciguar al Partido Nacional Escocés.

Existe la posibilidad de que en los próximos días el gobierno conservador otorgue ciertas concesiones concretas que podrían amainar los ánimos independentistas. En ese caso la amenaza se habría transformado en una gran victoria política para Sturgeon. Pero en el escenario hipotético de que este ultimátum se concrete en un nuevo referéndum, ¿puede Escocia volar sola?

Se especula que un potencial referéndum tendría lugar en 2018 o 2019. La contienda comienza con la misma cantidad de soldados de cada lado: la última encuesta realizada por Ipsos Mori para el canal ITV muestra a un electorado dividido exactamente a la mitad en su intención de voto.

Escocia posee grandes fortalezas económicas. Tiene un centro financiero importante, reservas de petróleo, industrias de comida y bebida saludables (piénsese en las exportaciones de salmón y whisky), un sector innovador de energía renovable y atrae millones de turistas al año (Edimburgo es sede del festival de artes más grande de Europa, el Edinburgh Fringe Festival).

El escenario ideal para una Escocia independiente será el de un país que mantenga tanto su excelente relación comercial con Inglaterra como su acceso a la UE. 

Pero si en el referéndum del 2014 la promesa por convertirse en un país más rico al liberarse de Westminster dependía de las ganancias provenientes del petróleo, en 2018 este argumento será aún más pobre. Desde ese año el precio del barril de petrolero ha disminuido significativamente. El Instituto de Estudios Fiscales ya ha declarado que una Escocia independiente no podría mantener sus niveles de gasto publico actuales sin subir impuestos. También se ha señalado que Escocia exporta cuatro veces más al RU que a la UE.

Un problema aún más grave recae sobre la incorporación de una Escocia independiente a la UE. El escenario ideal para Sturgeon sería que luego de independizarse, su país automáticamente mantuviera el estatus de miembro. Pero es difícil que esto sea aceptado en Bruselas, ya que podría servir como un peligroso precedente para regiones que también buscan su independencia, como Cataluña.

No cabe duda que venderle al pueblo escocés una pintura donde su país se transformará en una utopía igualitaria que gozará de una economía en constante crecimiento será aún más difícil ahora que hace tres años. Pero existe un argumento que sin duda se verá revitalizado en caso de un nuevo referéndum: el argumento por la soberanía.

Escocia se ve obligada a abandonar la UE en contra de su voluntad, creen los nacionalistas. No solo eso, sino que Theresa May ha hecho oídos sordos a los pedidos de Escocia previo al inicio de la negociación. ¿Si May no escucha a la voz escocesa en estas circunstancias históricas, entonces cuándo? Vale recordar que ambas gobernantes se encuentran cada vez más alejadas políticamente: May encabeza un partido conservador cuyas prioridades son recortar la inmigración y el gasto público; Sturgeon y su partido de centro-izquierda se muestran abiertos a los inmigrantes y seguros de mantener un alto nivel de gasto. No sorprendería si la campaña que en 2014 se concentró en argumentos económicos hoy prefiere centrarse en asuntos de soberanía política. El monstruo que pintarán será el de un Reino Unido gobernado eternamente por un gobierno conservador intransigente, cada día mas a la derecha, que no tiene en cuenta a la progresiva voz escocesa.

La ironía es fabulosa: los gritos por soberanía política que se utilizaron en Inglaterra para salir de la UE serían ahora utilizados en Escocia para salir del RU y volver a la ingresar a la UE. 



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