Alfonsina y sus “pactos” con lo que quiere hacer

Su voz y estilo destacan en medio de las nuevas y muy buenas cantantes que tiene la música uruguaya. Antes poetisa que intérprete, Alfonsina presenta su segundo disco, Pactos, este 22 de setiembre en La Trastienda.

Actualizado: 28 de agosto de 2017 —  Por: Mauricio Erramuspe

Alfonsina y sus “pactos” con lo que quiere hacer

Pactos, el nuevo disco de Alfonsina (Difusión)

Luego de una primera experiencia no muy positiva con su disco (El bien traerá el bien y el mal traerá canciones), para su segundo trabajo optó por tener el control total de sus composiciones y arreglos. Solo al final buscó un productor para terminar de atar los últimos cabos sueltos de las 10 canciones.

Con letras que hablan del amor y del deseo, de la búsqueda del encuentro y del compromiso, frente al “usar y tirar” que muchas veces campea en las redes sociales, Alfonsina hace un “pacto” con lo que quiere que sea su música. Un camino personal, donde ella tiene el control.

“Creo que estamos siendo bastante afectados por las redes sociales y a veces eso puede afectar los vínculos, la tolerancia. En las redes bloqueás a alguien, dejás de seguirlo, vas seleccionando solamente la gente que más o menos te gusta como piensa y que está de acuerdo contigo. Te vas alejando de la diversidad. Eso me da mucha pena, no me gusta”, le dijo a 180.

Frente a eso, ella busca “un pacto de comunicación que nos haga crecer”.

Ese pacto tiene una cita el 22 de setiembre en La Trastienda. Allí presentará su disco con una banda con la que finalmente la está pasando “muy bien”.

¿Por qué Pactos? ¿Cómo lo concebiste?

Pactos es una palabra que relaciono con un círculo que no cierra. De repente en el diálogo que hay con otra persona, o en el diálogo que hay entre una palabra y un instrumento, entre un significado y una textura, entre todas esas cosas para mí hay un pacto. Es un círculo que no cierra, algo que no es tan fácil de entender y que sin embargo está relacionado, que quiere relacionarse.

Se necesita un acuerdo, una convención.

Exactamente.

¿Y cómo se traslada eso al disco?

En cada canción hay un pacto distinto. Hay varios pactos que están dados dentro de la construcción de cada canción, así como en la inspiración que tuvo. A veces tiene que ver con el diálogo con alguna persona, a veces con el deseo. Un par de temas tiene que ver con la exploración del deseo desde un lugar que no sea simplista, como pasa hoy en día un poco en muchas canciones. “La vi en el boliche, bien, coso, salí con ella…” Usar, tirar. De ahí a “conecté con otra persona, el aire cambió, qué pasó con eso, qué veo de mí en el otro”.

Eso por ejemplo es un pacto.

Ahora que hablaste del deseo, cuando escuché los temas y leí las letras de Pactos me remitió un poco a Delmira Agustini, sobre todo porque es una mujer hablando de esos temas. ¿Qué está primero en vos? ¿La poetisa o la cantante?

 Yo me considero poeta. Si tengo que definirme va por ahí. Pienso en la poesía como un concepto expandido. La poesía para mí es ordenar ciertos elementos de forma que surja una coherencia, un mundo y un universo que queda ahí vivo, vive solo. Cuando la poesía está completa los elementos ya están ordenados y viven solos. La poesía puede ser de palabras, de colores, de formas, de texturas musicales, de instrumentos.

En este álbum se intentó generar una coherencia entre el significado de las palabras, la musicalidad de las palabras, el arreglo de bajo, el de batería, el de guitarra. Ninguno está ahí porque sí. Todos están conversando. Y eso para mí es hacer una poesía.

En una entrevista con el portal Piiila, dijiste que en el proceso del disco anterior te costó mucho la relación con otros músicos y te sentiste discriminada por ser mujer. ¿Por eso optaste por estar sola para este disco?

En principio dije que lo iba a arreglar yo, no tomaba opiniones, hasta dejé de hablar con un montón de gente porque quería proteger el proceso creativo. Pensé que solo lo iba a poder terminar con Diego (Bartaburu, su esposo, que es el baterista en el disco), que sería el único instrumentista. En cierto punto, cuando ya había armado las canciones, había hecho los arreglos, había tomado un montón de decisiones, me quedaban un par de puntas que no lograba cerrar. No sabía quién era la persona correcta para ayudarme a cerrarlas. Cuando dije ‘ya no puedo más, no tengo más para dar’, llamé a Fabrizio Rossi.

Vos hablabas de que hay machismo en la música. Para alguien que no esté metido en el ambiente eso puede sonar sorprendente porque la música uruguaya actual tiene muchas intérpretes. ¿Cómo es eso?

Fijate que hay muchas cantautoras pero no sé qué cantidad de instrumentistas hay. Me costó mucho ahora encontrar a Victoria Brion para que toque conmigo el teclado. Los músicos que han estudiado, que son muy buenos sesionistas, son hombres en su gran mayoría. Y hombres con los que da mucho gusto trabajar por un lado pero con los que tenés que estar muy bien parada.

Además de ser mujer u hombre, tenés que tener la seguridad para liderar un proyecto en lo que sea que hagas. Si hay cuatro personas que tocan hace 20 años y hacen discos y aparecés vos que nunca hiciste uno, si vos no sabés plantarte en tus ideas puede ser que te avasallen con lo que saben y con lo que piensan que saben respecto a ese proyecto.

Eso fue lo que creo que me pasó en el primer disco. Parte por mi inexperiencia y también parte por el machismo. Me decían cosas que tenían que ver con eso…

¿Por ejemplo qué cosas? ¿Menospreciaban tu talento, capacidad…?

Menospreciando la capacidad. Sin ir muy lejos, en el disco anterior no toqué la guitarra. Eso fue un error porque es muy importante el instrumento para mí, es parte de mi identidad. Todo sirve de aprendizaje. En este disco no dejé que nadie tocara nada (risas).

Como decíamos hay muchas cantantes consagradas en Uruguay y muchas que están surgiendo. ¿Tenés relación con tus colegas?

Hicimos una pequeña gira por Argentina con Papina de Palma y Luciana Mocchi. Con Camila Sapin nos encontramos en varios proyectos. Con Julieta Rada compartimos hace poco un show con Dos, tres, cinco en el que estábamos como invitadas. Me gusta mucho.

Con Julieta tenés una anécdota porque las quisieron poner al frente de un show y la propuesta era que estuvieran “bien putitas”. ¿Cómo fue eso?

Me lo contó un amigo. Se encontró a este músico en un bar y le dijo que lo que en realidad quería era hacer un proyecto en el que nos juntáramos en un show de funk, “bien putitas”.

Mi amigo vino y me dijo: ‘vos estás tocando con este, te voy a decir lo que pasó’. Y no toqué más con esa persona. Con Julieta ojalá en algún momento podamos converger.

¿Cómo estás preparando el show del 22 de setiembre en La Trastienda?

Va a tener temas de los dos álbumes reunidos. Va a ser mucho más completo. Vamos a acercar la música del disco anterior a lo que es este disco. Vamos a estar con toda la banda, en los ensayos estamos pasando muy bien. Realmente quiero que vengan a escuchar este disco así.

Que bueno que te pase esto teniendo una experiencia previa que no fue del todo positiva.

Claro, creo que una con el tiempo va aprendiendo también que en la vida es muy importante seleccionar y rodearse mejor. También ser segura al proponer un arreglo. Hoy es una muy buena experiencia, todos nos llevamos muy bien. Es otra etapa.

¿En qué género te sentís más cómoda?

Eso es bien interesante porque estoy migrando de género todo el tiempo. Incluso traigo un elemento que viene del jazz a una canción y otro que viene del funk y otro del pop. Hago mezclas. De hecho, en una canción, Fuego, dice “mi generación se degenera”. De alguna manera se puede identificar como un pop experimental.

Estoy realmente muy contenta con este trabajo y ha abierto unas ventanas creativas que me tienen componiendo mucho. Voy a seguir por el camino en el que voy. Tengo más identificado lo que quiero y entonces puedo incluir a otras personas.

¿Esas nuevas composiciones por dónde van?

Hoy en día estoy explorando cómo ponerle palabras a los nuevos conocimientos. Antes mi trabajo tenía esa noción de destino y hoy tiene una noción de empoderamiento, de hacerse cargo, y de no abandonar. Frente a tanto “soltar” que hay en el Facebook, tanto desapego, yo quiero jugármela por el lado de fortalecer los vínculos, por el lado de quedarme cuando hay dificultad. No buscar una estrella para encontrar la vida sino mirar la vida y encontrar el brillo que tiene.

Eso me suena a compromiso.

Si, compromiso con el hecho de estar vivo. Como dice Pink Floyd, “todo lo que toques y todo lo que veas, es todo lo que tu vida va a ser”.