El docente de química que aprende robótica

A Fernando Gómez le pidieron una ayuda puntual pero terminó quedándose voluntariamente en el taller de robótica, “contagiado por el entusiasmo de los chiquilines”.

Actualizado: 09 de octubre de 2017 —  Por: Nicolás Kronfeld

El docente de química que aprende robótica

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En 2013, el docente de química Fernando Gómez enseñó en el liceo de Fray Marcos y se enteró de que existían los talleres de robótica. Le generó interés pero no pudo ir más allá. “A veces, los profesores tenemos limitaciones por el horario y complicaciones de trabajo, entonces me quedé con la curiosidad”, dijo a No toquen nada.

Pero en 2016 tuvo su revancha. Los alumnos del taller de robótica del liceo de Tala empezaron a diseñar un robot para solucionar un problema que requería conocimientos de química, entonces le pidieron a Gómez que fuera al taller a evacuar dudas.

Le preguntaron por bacterias, PH neutro y otras cuestiones. “Se acercaron a preguntar por el proyecto de leptospirosis que estaban diseñando y los ayudé como profesor de química".

Sin embargo, “el entusiasmo de los chiquilines me contagió y me pareció una oportunidad de aprender algo diferente que me gustó mucho. Entonces, me acerqué para ayudarlos y me quedé a trabajar con ellos”, explicó Gómez.

El proyecto que provocó esta incorporación se llama “Pet Rescue Tala” e incluye el robot que diseñaron los estudiantes de Tala para combatir la leptospirosis, una bacteria que transmiten las ratas y afecta a animales y humanos. Sin embargo, la bacteria solamente sobrevive en suelos húmedos y con pH neutro, por lo que la idea fue subir el pH de los suelos y neutralizarla. Para conseguirlo, el robot detecta el suelo húmedo y esparce hidróxido de calcio para elevar el pH.

Pet Rescue Tala fue premiado en Uruguay y Estados Unidos, en dos instancias diferentes de la First Lego League, una competencia global de robótica.

“A partir de esa ayuda y de ver en acción todas las ideas de los estudiantes, el taller me atrajo y decidí quedarme en este espacio tan interesante. Ahora sigo aprendiendo algo de programacion, no me sé todas las cosas y está bueno ese camino de seguir aprendiendo”, detalló Gómez.

Sobre lo que transmiten los estudiantes que asisten al taller, Gómez dijo a 180 que resalta el efecto contagioso de “verlos trabajar tanto, meter tantas horas, ver que las cosas no salen y luego empiezan a salir. Está bueno tener diversidad de espacios para que ellos puedan mostrar las cualidades que tienen”.

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