Joel Rosenberg

La repetición de la niña y la histeria por la autonomía

El fallo de un tribunal de familia en el caso de una niña que quedó repetidora es un buen ejemplo del daño que provocan las autoridades y los gremios de la Educación al imponer “la autonomía” ante todo y ante todos.

Actualizado: 28 de febrero de 2018 —  Por: Joel Rosenberg

Una de las consecuencias más importantes es que a partir del fallo sabemos que la Justicia es un ámbito donde se pueden reclamar decisiones de la Enseñanza. Otra es que los jueces estudiaron los nuevos criterios de Primaria para la promoción por ciclos y entendieron que no está prohibida la repetición y que la decisión final es del maestro de clase; esto es importante porque los jueces comprendieron en 10 días lo que algunos gremios y políticos no han podido en dos años.

Repasemos los datos básicos del caso. En diciembre los padres de la alumna de cuarto año del Colegio Santa María interpusieron un recurso de amparo contra la decisión de la maestra de dejar repetidora a su hija. El juez de primera instancia consideró “ilegítima” esa repetición y determinó que la niña debía ser promovida.

El colegio apeló y el Tribunal de Apelaciones le dio la razón a la institución: la niña debe repetir. Pero, al mismo tiempo, el Tribunal sostuvo que los padres tienen derecho a pedir la intervención judicial. El fallo lo afirma de forma clara y contundente: “La llamada autonomía de la Enseñanza no puede privar a los ciudadanos de reclamar el amparo del Poder Judicial”.

No fue un fallo más. El Tribunal estudió y decidió el caso bajo una fuerte presión de las autoridades de Primaria y los gremios, que vieron vulnerada la autonomía de la Educación.

Un ejemplo fue lo que dijo el director de Primaria, el maestro Héctor Florit. En una entrevista en televisión señaló que le preocupaba el “desconocimiento de la profesionalidad de los maestros”. Enseguida agregó un comentario: “en segundo lugar, también estamos preocupados por la niña”.

Lo de Florit no fue la excepción: las declaraciones de las autoridades de la Educación y de los gremios fueron en ese orden: primero la autonomía, luego la niña. La declaración del Sintep (el sindicato de la enseñanza privada) es un ejemplo más radical: ni siquiera se molestaron en incluir la preocupación por la niña.

El tribunal falló y dijo que la Justicia puede actuar en este caso pero que la niña debe recursar. No hay una contradicción: el tribunal dio lugar a la forma pero no al fondo del caso. Y para rechazar el pedido de los padres analizó la normativa vigente y consideró que no se pudo “demostrar que existe ilegitimidad manifiesta en el proceder de la institución” como señaló el juez de primera instancia.

Pero el fallo no se queda allí. El tribunal toma la última resolución del Codicen, de noviembre de 2017, y la cita para justificar su decisión. En el fallo se aclaró que la normativa no prohíbe la repetición ni impone que las repeticiones deban verificarse en 3º y 6º año. Lo que se pide, dice el tribunal, es “que la promoción de un alumno (...) debe centrarse siempre sobre qué es lo mejor para la trayectoria educativa”. Además, vale agregar que esa resolución del Codicen dice claramente que la decisión de una promoción “es competencia del maestro de clase”.

La idea que tiene el Codicen con los ciclos y la promoción puede ser buena o mala, eso es un tema para los técnicos y entendidos. Pero la resolución es técnica y, además, es clara; los jueces de un tribunal de familia la entendieron rápido. Muchas instituciones ya aplican la resolución y los nuevos criterios, cientos de maestros ya la aplican en todo el país. Y lo hacen a pesar del trancazo permanente de los gremios y algunos políticos de la oposición que no paran de declarar y tuitear que se quiere abolir la repetición.

El Tribunal de familia actuó diferente: tomó con seriedad el análisis y falló de acuerdo a la normativa vigente. Era una gran oportunidad para las autoridades de Primaria, podrían haber aprovechado para decir que el plan se entiende, que la idea de acompañar y trabajar más con los rezagados es clara.

Sin embargo, la directora de Primaria Irupé Buzzetti dijo al conocer el fallo: “acá lo que se trata es de preservar la autonomía”. Buzzetti es de las personas que más trabajó y trabaja por el cambio de paradigma, por intentar proteger la trayectoria del alumno. Pero está amarrada por el temor, atada a la misma soga que los ahorca a todos en el sistema educativo.

Así están, atrapados. Los gremios de maestros (docentes) usan la autonomía para detener las reformas de las autoridades, las autoridades la usan para defenderse ante las decisiones políticas. Y todos la usan para decir que la Justicia no tiene nada que hacer en la enseñanza.

Y el resultado de los círculos de la autonomía es un trancazo fenomenal donde nadie manda y nada avanza.

El caso de la niña es paradigmático porque los padres lograron con su voluntad dejar expuesto el funcionamiento corporativo. Con un caso particular nos mostraron una de las causas fundamentales de la crisis general: en el sistema educativo primero está la autonomía , después los niños y todo el resto.

Así vamos, de trancazo en fracaso, a años luz de una reforma en la Educación.

 



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