Entiende el juego, se ubica en el campo donde la jugada lo pide, siempre toma buenas decisiones. Uno de los artífices del cambio radical que tuvo el equipo a mediados del 2017 es el argentino Maxi Rodríguez, que ante Fénix fue la figura de la cancha.
Peñarol le ganó sin despeinarse a un rival que no pudo jamás hacerle siquiera cosquillas.
Tan superior fue Peñarol, que el equipo se permitió relajarse cuando todavía el partido estaba 1 a 0. Los gritos de Ramos para despabilar a sus jugadores eran evidentes. Pero ni así corrió peligro el triunfo.
Antes del partido por Libertadores en Paraguay y del clásico, el aurinegro necesitaba una actuación convincente. Y la tuvo. Más allá de las limitaciones de Fénix, fue de nuevo un equipo con intensidad, conectó bien en ataque y fue efectivo.
Ramos puso a Rodrigo Rojo más adelantado, lo que fue un acierto. El futbolista cumplió muy bien con la función y asistió a Rodríguez en el segundo gol.
El partido se jugaba en cancha de Fénix cuando Maxi Rodríguez inició la jugada por el medio, la abrió hacia la derecha y la definió dentro del área. Iban 25 minutos cuando anotó el 1 a 0.
Con la diferencia a favor fue todavía más evidente la superioridad. El equipo de Capurro hacía lo que podía pero era muy poco. Peñarol se cerraba bien atrás y salía con velocidad hacia el ataque.
En el segundo tiempo las diferencias físicas se sumaron a las futbolísticas. Y el partido se liquidó. Anotó Rodríguez el 2 a 0 con un gran cabezazo a los 17 y el Cebolla Rodríguez puso el tercero con otro golpe de cabeza sobre el segundo palo.