Nacional sigue dos puntos arriba de Peñarol, solo que ahora faltan apenas seis por jugar. Ese es el hecho objetivo de un clásico que pasó sin pena ni gloria. Fue un pobre partido, con muy pocas ideas, sin siquiera intensidad. En ese contexto Nacional jugó mejor. Le faltó picante arriba pero en lo conceptual fue prolijo, controló la pelota, mantuvo su plan. Sin embargo careció de decisión sobre el final para ir a ganarlo. Estaba mejor en lo físico, tenía más variantes para atacar. Pero se quedó. Pudo haber liquidado el campeonato ante un equipo que defendía mal y estaba cansado. Tal vez no quiso exponerse porque mantenía la ventaja y eso lo contuvo. Pero le dio una vida más a Peñarol. El Carbonero sacó petróleo en una tarde donde no jugó a nada. Con el plantel exhausto en lo físico, ni siquiera supo defender la diferencia a favor.
En el primer tiempo no se hicieron ni cosquillas. Medina formó el equipo con Oliva y Romero de doble cinco y Zunino por derecha, Viudez suelto y De Pena por izquierda. Arriba, la referencia era Bergessio. Pero la fórmula es lo de menos cuando arriba no hay chispa ni criterio. Nacional tocó la pelota bien en el medio, buscó los momentos para profundizar pero jamás lastimó salvo una acción en la que el argentino se perdió el gol a los ocho minutos.
Peñarol está desnaturalizado. Sin el juego clarificador de Gargano, todo lo que hace es vulgar y rutinario. Si puede correr la cancha por las bandas puede transformarse en peligroso pero si le marcan los extremos no tiene alternativas. Buscó sorprender Ramos con la inclusión de Fidel Martínez, que entre la falta de juego después de la lesión y la falta de confianza tras la decisión del técnico de dejarlo en el banco cuando era una figura, pasó desapercibido.
Entre el control intrascendente de Nacional y la exasperante incapacidad de Peñarol se fueron los primeros 45 minutos.
Ni bien volvieron del descanso el Carbonero se puso en ventaja. Tras una falta mal cobrada, Cristian Rodríguez demostró, por si hacía falta, que está mandado a hacer para estos partidos. Ejecutó el tiro libre con un remate rasante que pasó por debajo de la barrera y desairó a Conde.
El gol al menos levantó la intensidad del partido durante unos minutos. Nacional salió a buscarlo con mayor decisión mientras que Peñarol tuvo algunos espacios para correr.
Solo el Tricolor pudo mantener el ritmo. Medina cambió a los volantes más adelantados con la intención de conseguir mayor agresividad en los últimos metros.
A los 70 llegó el empate. Como en Asunción, Peñarol volvió a dormir en defensa. Desatentos a la segunda pelota, Bueno aprovechó para definir tras una notable atajada de Dawson y el partido se puso 1 a 1.
En ese momento Peñarol sintió que la cosa podía ser peor. No contaba con que Nacional sería su mejor aliado. El Tricolor se frenó y el partido volvió a la letanía inicial.
