Privacidad y datos personales en internet: “¿Hasta dónde queremos llegar?”

“Fijemos entre todos un marco ético, además del técnico y el legal, porque esto no parece tener un límite claro”, dijo a No toquen nada la abogada especializada en tecnologías de la información y privacidad, Bárbara Muracciole.

Actualizado: 18 de julio de 2018 —  Por: Redacción 180

Privacidad y datos personales en internet: “¿Hasta dónde queremos llegar?”

AFP (Todos los derechos reservados)

"Habría que poner algún límite desde el diseño de desarrollos (apps, programas, etc.), porque si no todo el cuidado es reactivo, se ejecuta cuando ya pasó y la persona se da cuenta de la lesión. Deberíamos diseñar para que estemos protegidos por defecto y no vulnerados por defecto", agregó Muracciole.

La abogada explicó que más allá de lo que establecen las normas jurídicas, es necesario dar espacio a otra otra lógica: "Preguntarnos hasta dónde tenemos que inferir información personal, cuál es el límite de todo esto, ¿Hasta dónde queremos llegar?".

La autorregulación de un sector que comprende la peligrosidad potencial de su actividad no es única de este campo y se aplica fundamentalmente en la investigación médica. Comparándolo con este sector, Muracciole sostuvo que "cuando hablamos de proteger los datos, estamos protegiendo a las personas del uso que se hace de su información personal, porque la gente está siendo muy vulnerable".

La especialista en derechos en línea contó que existen determinados derechos laborales a los cuales el trabajador no puede renunciar aunque firme esa renuncia. Entonces, Muracciole reflexionó que quizá se debería seguir ese camino con el cuidado de los datos personales en internet: más allá de que una persona acepte todo, se podrían prohibir determinados tratamientos e inferencias de datos. En otras palabras, no tomar el consentimiento como una autorización para todo sino que sobre eso exista alguna restricción para proteger a la persona.

“Fijemos entre todos un marco ético, además del técnico y el legal, porque esto no parece tener un límite claro”, sintetizó Muracciole.

“No sabemos pero sí aceptamos”

El problema lo terminan de causar los usuarios, que aceptan términos y condiciones en los que autorizan casi todo lo que se pueda hacer con sus datos. Por eso, en las condiciones actuales, se "sobrevalora el consentimiento, porque la persona no tiene la capacidad para entender cuál es el alcance de su consentimiento, por la forma en que se lo expresan y por el contenido de lo que autoriza. Ahí es donde empieza a flaquear la regulación", explicó Muracciole.

Por eso, existe una idea compartida por muchos abogados y programadores vinculados al sector informático, que recientemente fue incorporada por la normativa europea de privacidad de datos, que se conoce como "privacidad desde el diseño" y promueve que los desarrollos (las construcciones de software) integren determinados mínimos de protección para el usuario, que lo salven de su propia aceptación de contratos.

"No sabemos pero sí aceptamos. Por ejemplo, el perfil público que tenemos en Facebook autoriza a inferir datos a partir de nuestra información. No es algo que queremos pero ya lo aceptamos", resaltó Muracciole.

Más allá de la normativa, el desafío está en el control, en poder verificar que la información se obtuvo manera legítima y su tratamiento es el adecuado

Los datos como negocio

El ingeniero e investigador Álvaro Pardo, explicó la importancia que tienen los datos en el negocio de las redes sociales: "Facebook, por ejemplo, es una plataforma de contenidos cuyo negocio principal es vender publicidad. Para entregarla de manera personalizada necesita conocer a sus usuarios, saber qué les gusta y qué no, cuáles son sus amigos más cercanos y cuáles deberían aparecer menos. Ese es su negocio, conocer a sus usuarios para que se queden y presentarles publicidad que les guste, y se queden más y mostrarles más. Es un círculo que se retroalimenta y gira en torno a la necesidad de Facebook de entender a sus usuarios y ofrecerles la mejor publicidad".

Pero además, estas plataformas se diferencias de los medios tradicionales de publicidad, porque aplican el concepto de red para analizar datos. "La plataforma no usa datos individuales sino también de nuestros contactos. Si estoy en un grupo en el que a la mayoría le gusta el fútbol, es probable que me sugiera contenido de fútbol porque asume que con ese grupo yo comparto gustos. No se trata solamente de que entienda a los usuarios sino que comprenda sus interacciones", indicó Pardo.

Estas plataformas "no son gratis. La moneda de cambio es nuestra información, que Facebook va a transformar en venta de publicidad diseñada a medida del usuario", concluyó Muracciole.

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