México 1968: Tommie Smith, hacer historia a puño alzado​

La carrera deportiva del afroamericano Tommie Smith quedó marcada hace 50 años, la tarde del 16 de octubre de 1968, en la foto del podio de los 200 metros planos de los Juegos Olímpicos de México, con la cabeza gacha y el puño derecho en alto, envuelto en un guante negro.

Actualizado: 14 de octubre de 2018 —  Por: Redacción 180

México 1968: Tommie Smith, hacer historia a puño alzado​

EPU / AFP (Todos los derechos reservados)

Normal que el enfoque estuviera en el gran ganador, que venía de romper por vez primera la barrera de los 20 segundos (19.83) en la media vuelta a la pista, irguiéndose a 20 metros de la meta. 

Séptimo hijo de una familia de once, en la que el padre recogió algodón, Smith apuntaba al oro por su larga zancada, capaz de volar en el desenlace de la carrera, en 200 metros y 400 metros.

Pero lo que el tejano pretendió denunciar mientras resonaban las notas del himno estadounidense, fueron las condiciones de vida de la comunidad negra en Estados Unidos.

El asunto estaba de lo más candente desde que el pastor Martin Luther King, apóstol de la no violencia, fuera asesinado unos meses antes, y que un movimiento de derechos civiles, el "Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos" (OPHR), invitara a los atletas de color a boicotear los Juegos Olímpicos de México.

Imagen del Siglo XX

Nacido el 6 de junio de 1944 -el día del desembarco de Normandía-, Smith recuerda que en 1966 batió récords mundiales en metros y yardas. Y también como solía, en privado, interpretar a capela 'Nobody knows the trouble I've seen' (Nadie sabe la pena que he visto), antológica canción espiritual negra.

Si bien no se considera extremista, Tommie Jet sigue todavía cargado de la misma convicción y compromiso que exhibió en aquella ceremonia de medallas de los 200 metros. 

Y ahí es donde la historia, centrada en Smith, pecó durante mucho tiempo de simplista. El medallista de bronce John Carlos, también afroamericano y compañero de entrenamiento en la Universidad Estatal de San José (California), y el australiano Peter Norman, blanco y rubio medallista de plata, compartían los mismos sentimientos que el vencedor.

Ampliado el objetivo, la fotografía, una de las más emblemáticas del siglo XX, pasó a convertirse en el cliché de una familia que defendía los mismos ideales. Carlos, nacido en Harlem de padre zapatero, tiene su puño izquierdo levantado con guante negro. Norman, hijo de carnicero y cercano al Ejército de Salvación, se mantiene firme y solemne.

Al igual que sus compañeros de podio, el velocista de las antípodas luce la insignia del OPHR y deja sus zapatos a un lado, como símbolo de pobreza. 

Todo es una profusión de símbolos en este cuadro, incluido el collar de piedras que Carlos lució alrededor del cuello, en homenaje a los negros linchados.

Excluidos de por vida

Los tres hombres pagaron un alto precio por aquel gesto de solidaridad: los dos estadounidenses quedarían suspendidos del equipo de Estados Unidos y excluidos de por vida de los Juegos Olímpicos, y Peter Norman pasó a ser un marginado en su propio país.

Smith y Carlos finalmente regresaron al atletismo como entrenadores. Norman falleció el 3 de octubre de 2006 de un ataque al corazón. Smith y Carlos hicieron el largo viaje a Melbourne para llevar sobre sus hombros el ataúd de su amigo de 38 años atrás. Los tres nacieron en junio, mes de la esperanza, el 'Summertime' de Porgy y Bess.

"Peter fue una roca y un faro, habérmelo cruzado, conocido y apreciado fue un regalo del cielo", dijo Smith con lágrimas en los ojos.

Después de haber sido ignorados en su momento, Smith y Carlos finalmente fueron homenajeados por el presidente Barack Obama en septiembre de 2016 durante una ceremonia en la Casa Blanca, en la que el primer presidente negro de Estados Unidos les dedicó el siguiente tributo:

"Nos sentimos honrados de tener a los legendarios Tommie Smith y John Carlos aquí hoy. Su poderosa protesta silenciosa en los Juegos de 1968 fue controvertida, pero despertó conciencias".

(AFP)