El comisionado parlamentario de cárceles y el temor “a la bolsonarización”

Por año salen de la cárcel unas 6.000 personas, entre 15 y 17 por día. En las cárceles, un 30% del total de presos, más de 3.000 personas, vive bajo condiciones que son calificadas como “crueles, inhumanas y degradantes”.

Actualizado: 20 de noviembre de 2018 —  Por: Redacción 180

El comisionado parlamentario de cárceles y el temor “a la bolsonarización”

Juan Miguel Petit (DelSol)

De las 11.000 personas que forman la población carcelaria sólo el 26% está en condiciones de reclusión con oportunidades para su posterior integración social.

El comisionado parlamentario penitenciario, Juan Miguel Petit, dijo a No toquen nada que tener oportunidades de integración social es tener derechos que permitan a los presos vivir lo más parecido a un ciudadano normal.

“Tener oportunidades es que en esas unidades haya posibilidades de tener educación, salud mental, odontólogo, cultura, deportes, contacto con las familias, con el mundo exterior. Los que no tienen familia o visita que tengan alguna forma de participación y sobre todo de preparación de un proyecto de vida. Y, sobre todo, ser lo más parecido a un ciudadano normal”, afirmó.

Para Petit incluir la cultura en las cárceles debería ser parte de una política pública. “Es como una elección: o tenemos motines o tenemos cultura. Es como afuera, como en la sociedad. O tenemos cultura, convivencia humana o tenemos deshumanización, violencia y delito. La política pública es quien debe intervenir para eso”, afirmó.

Petit también se refirió a las distintas reacciones que genera el delito y advirtió sobre el “pequeño Bolsonaro” que todos pueden llevar dentro.

“Las realidades extremas generan las reacciones extremas. En los foros de whatsapp o de amigos se refleja esa bolsonarización que tiene a veces la sociedad, ese pequeño Bolsonaro fascistoide que podemos tener adentro todos. Se activa frente al horror del delito que es patético, nadie puede negar que es muy malo. Quienes lo hemos vivido sabemos que da mucha desesperación”, afirmó.

“El delito genera angustia, desesperación, asco, incomprensión. Pero por otro lado también genera solidaridad. Hay gente como Graciela Barreda o la señora Volpe, hace muchos años, a las que le mataron un hijo y crearon una ONG justamente tratando de evitar que esas personas que dieron una señal de conflicto, tengan otro conflicto y haya otra vida que se pierda”, agregó.