Las dificultades para pronosticar el verano y el fenómeno Madden-Julian

Marcelo Barreiro, grado 5 del Departamento de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad de la República, explicó en No Toquen Nada los fenómenos climáticos que dificultan los pronósticos del verano, entre el Niño y Madden-Julian.

Actualizado: 05 de enero de 2019 —  Por: Redacción 180

Las dificultades para pronosticar el verano y el fenómeno Madden-Julian

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Por un lado el fenómeno de El Niño que se presenta “débil a moderado”. Por otro la fase negativa de la oscilación del caudal del Pacífico, que tiene períodos más largos, a diferencia del primero.

Estas señales climáticas se superponen y la oscilación del caudal del Pacífico en fase negativa tiende a debilitar la señal de El Niño, que es el fenómeno que genera lluvias por encima de lo normal en el país. “Tenemos un Niño relativamente moderado débil, y además tenemos la oscilación del caudal del Pacífico que tiende a oponerse a los efectos del Niño. Por ahí es un problema que tenemos a la hora de definir los sesgos para diciembre, enero, febrero porque las dos señales tienden a contrarrestarse”, explicó Barreiro.

En este contexto otro fenómeno climático va a jugar un rol fundamental para el verano: Madden-Julian.

¿Qué es el fenómeno Madden-Julian?

“Es una onda que ocurre en la región tropical que da vuelta al mundo al nivel de la atmósfera. A medida que se mueve alrededor del globo, a lo largo del Ecuador, favorece que llueva más o menos en diferentes regiones. Lo que interesa desde el punto de vista de Uruguay es que hay ciertas fases en que esta oscilación hace llover más en el Pacífico Oeste y en el Índico. Cuando está en esas fases tiende a llover más de lo normal en nuestro país”, dijo Barreiro.

Este fenómeno genera ondas en la atmósfera que transmiten información desde el Pacífico hasta nuestra región que cambia el clima favoreciendo, o no, las lluvias.

Madden-Julian es una oscilación que ocurre a escala de 30 a 50 días. Esto genera un problema para pronosticar ya que la oscilación da una predictibilidad intraestacional, “dentro de la estación”. Permite estudiar cambios semanales, con un máximo aproximado de tres semanas, pero nunca a nivel de meses. El Niño permite obtener señales a tres meses, pero es débil. Esto hace que Madden-Julian pase a jugar un rol importante.

“Es una variabilidad que se usa para extender el pronóstico del tiempo que se hace de tres a cinco días, para dos o tres semanas. Entre 30 y 60 días da la vuelta al globo. Tiene fases que promueven lluvias sobre Uruguay y fases que tienden a evitarlas. Dependiendo en la fase que esté puede servir como una predicción de los impactos sobre nuestro país”, dijo el especialista.  

Entre un Niño relativamente débil y la oscilación del caudal del Pacífico, que se opone a ese Niño, el fenómeno Madden-Julian es “lo que va a definir el partido, dependiendo en la fase que esté durante el verano es que vamos a tener más o menos lluvias”.

En referencia al verano de 2018, específicamente a un febrero con pocas lluvias, Barreiro explicó que “lo que ocurrió fue que hubo una Niña débil pero además se superpuso una oscilación Madden-Julian en la fase que no promovía las lluvias sobre Uruguay. Se superpusieron dos señales que evitaban las lluvias en el país”.

Este verano pude suceder algo similar, “dependiendo si el Niño tiende a favorecer y si la oscilación de Madden-Julian tiende a favorecer”, dijo Barreiro.