Avispas como alternativa al insecticida en la soja no transgénica

Los investigadores César Basso y Pascal Maignet hablaron en No toquen nada sobre el desarrollo de un sistema de control biológico de plagas de los grandes cultivos de soja no transgénica que emplea a pequeñas avispas, y que ven como un primer paso hacia una transición a una agricultura sustentable.

Actualizado: 09 de febrero de 2019 —  Por: Redacción 180

Avispas como alternativa al insecticida en la soja no transgénica

Pablo La Rosa / adhocFOTOS (Todos los derechos reservados)

“La idea es usar insectos naturales del país para controlar las plagas sin usar productos químicos, por eso usamos una línea de microavispas, que se llama Trichogramma. Estos insectos parasitan los huevos de las plagas y después del huevo tienes un nuevo parásito y no una larva. De esta manera puedes bajar el número de las plagas en los campos”, explicó Pascal Maignet, doctor en Entomología y director de innovación de la empresa Bioline Agrosciencie en No toquen nada.

Junto a César Basso, profesor titular de Entomología del Departamento de Protección Vegetal de la Facultad de Agronomía, contaron que el producto que desarrollan está “muy avanzado” pero que actualmente trabajan en formular una estrategia de intervención en los cultivos de soja (cuántas liberaciones de avispas se hacen, a qué dosis, etc.) y en asegurarse el equipamiento necesario.

Por el momento se está aplicando a un predio de soja no transgénica de 1.500 hectáreas en Dolores, aunque la investigación viene de muchos años atrás y de diversas etapas de investigación. El proyecto fue la tesis de doctorado de Basso en Francia y ahora, asociado a la empresa Bioline Agrosciences y con el apoyo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) comienza a ponerse en práctica.

Para ello, fue necesario que tomaran a las avispas autóctonas uruguayas y las llevaran a Francia para su reproducción masiva y luego devueltas al país para su aplicación. Basso explicó que en Uruguay no están las tecnologías para realizar esto y que el problema es el mercado. “Uno podría plantearse desarrollar muchas tecnologías, pero luego tiene que tener un mercado que fundamente esas inversiones. En la soja, sin dudas, hay un mercado mayor, mientras en otros cultivos es más complejo. Eso es lo que nos ha llevado a esta asociación pero está planteado trasladar parte de esa etapa de producción para acá”, comentó.

Sobre las posibilidades del mercado, Basso dijo que la soja no transgénica está creciendo en el mundo y que podría ser una alternativa de cultivo para Uruguay. Hoy en día hay unas 15.000 hectáreas plantadas en el país, contra cerca de un millón de soja transgénica. Para el profesor de Entomología, el impulso a la soja no transgénica demostraría la intención del país de tener una agricultura sustentable, además de una oportunidad para diferenciarse de otros exportadores.

“Si queremos tener una producción agrícola valorizada, generemos productos de más valor. Salgamos de los commodities. Los transgénicos ya no son commodities, valoricemos los no transgénicos. Esto sería el caso de un no transgénico valorizado, porque los consumidores reclaman no solamente productos inocuos sino procesos productivos respetuosos del ambiente”, añadió.

Pascal Maignet mencionó que en Europa se trabaja con el control biológico de plagas desde hace muchos años, y que su empresa lo hace desde unos 40 años atrás. Lo aplican a plantaciones de maíz con los Trichogramma pero también en invernaderos con ácaros u otros insectos.

Consultado sobre si los productores uruguayos podrían generar un producto de mejor calidad para vender a mercados más exigentes, los investigadores dijeron que en Europa existe un mercado consumidor, como en Alemania que se consume hortalizas plantadas con similares condiciones a estas en el sur de España. Sin embargo, mencionaron que hay que ser conscientes que no se puede competir con todos porque no todos hacen lo mismo.

Hablando sobre el futuro de esta modalidad, Basso dijo que no es descabellado pensar que en algunos años esta sea una modalidad expandida porque pretenden demostrar su efectividad. “Estamos trabajando para que los costos se reduzcan y hay muchas señales de que los mercados transgénicos a mediano plazo van a empezar a ser cada vez más exigentes. Uruguay tiene que tomar en cuenta esas señales porque puede quedar por fuera si no se adecua”, dijo.

Para ir hacia una agricultura sustentable, explicó Basso, “es necesario encarar una transición” que desemboque en que Uruguay tenga “una agricultura de otra calidad, otro respeto y otro valor”.

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