Demógrafos desalientan políticas pronatalidad pese a la baja en los nacimientos

La tasa de natalidad en Uruguay es de 1.6 hijos por mujer en edad reproductiva. Un guarismo considerado "muy bajo" pero que refleja elementos de equidad.

Actualizado: 13 de abril de 2019 —  Por: Redacción 180

Demógrafos desalientan políticas pronatalidad pese a la baja en los nacimientos

foto: flickr.com/mestreech

“La diversidad de arreglos familiares es la norma y la relación de eso con la fecundidad no es lineal”.

La frase del demógrafo Ignacio Pardo durante una ronda de No toquen nada resume las dificultades y las premisas que deberían regir el análisis sobre las bajas tasas de fecundidad que experimentan Uruguay y otros países.

“No hay que pensar solo en demografía”, afirmó.

El primer concepto para que las políticas pronatalidad estén desprestigiadas, por su ineficacia, es que el ideal de número de hijos es solo eso. Una idea.

La demógrafa Wanda Cabella explicó que “las decisiones reproductivas están teñidas de mucha ambigüedad. No solo porque puede haber una crisis económica o un cambio económico en la vida de las personas y eso cambia radicalmente”. También inciden otros factores.

Si bien se tiende a pensar que el ideal es de dos hijos por hogar, según Cabella, “hay un enorme abanico de posibilidades que están vinculados débilmente con esa idea”.

Por esta razón no es recomendable que los gobiernos tengan esa idea como parámetro para abordar los temas de natalidad. Si lo hacen, “tienen una gran posibilidad de fracaso”, afirmó la demógrafa.

“Hubo muchos experimentos sobre todo con incentivos económicos que han sido un fracaso total. Lo que más ha funcionado ha sido el tiempo, darle tiempo a las mujeres especialmente y a las parejas para poder criar”, explicó.

En el mismo sentido, Pardo afirmó que es “contraproducente” poner el centro de las políticas en aumentar la cifra de nacimientos. Esto, dijo, puede estar vinculado a una concepción familiar conservadora, a la que no se quiere volver.

“Hay que pensar la matriz de la protección desde el punto de vista del contexto de familias con doble proveedor del que no queremos retroceder. Si pensamos en los niveles de fecundidad altos del pasado, se daban porque gran parte de la mitad de la población, que son las mujeres, estaba dedicada al cuidado. Ese contexto no existe más. Es una buena noticia en términos de equidad. Hay que evitar la nostalgia de valores altos de fecundidad recordando que estaban asociados a contextos bien diferentes”, señaló.

Pardo dijo que un buen ejemplo son los países escandinavos que implementaron políticas que no tienen un objetivo pronatalista sino de equidad de género, en algún sentido filosóficamente parecido al Sistema de Cuidados de Uruguay. Esas políticas logran “por añadidura” que por lo menos la tasa de natalidad no esté en niveles muy bajos.

“Me parece que es necesario pensar en políticas que tengan otros objetivos de equidad, de educación en primera infancia, de mejorar las condiciones de vida de las familias y los niños ya nacidos más que convencer a las personas dudosas para que tengan sus hijos”, afirmó.

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