La exitosa complicidad entre Buñuel y su guionista Carrière

Luis Buñuel buscaba a un guionista que conociera la geografía francesa cuando preparaba "Diario de una camarera" (1964), la productora le presentó al escritor Jean-Claude Carrière, hablaron de vino y ahí comenzó una colaboración que duró 20 años.

Actualizado: 19 de noviembre de 2019 —  Por: Redacción 180

La exitosa complicidad entre Buñuel y su guionista Carrière

Alberto PIZZOLI / AFP (Todos los derechos reservados)

El Festival de cine de Amiens (norte de Francia) repasa, en un homenaje al director, esa relación con Carrière (Hérault, 1931), que en una entrevista a Efe explica que al principio le costaba "muchísimo decir que no a Buñuel", porque le imponía "bastante". "Pero era realmente lo que él esperaba de mí", asevera.

El escritor, que hizo seis películas con el cineasta aragonés, recuerda la máxima que guiaba su trabajo de guionista con él: "Podemos hacer cualquier cosa, excepto cualquier cosa", refiriéndose al equilibrio que tenían que encontrar entre lo completamente absurdo y lo ordinario.

Este lema lo siguieron en "El fantasma de la libertad", que se proyectó este martes en Amiens en un auditorio lleno de jóvenes que se reía de las disparatadas escenas surrealistas que ambos imaginaron en 1974.

El guionista francés explica que el filme es una reflexión sobre "el artista que se cree libre pero realmente no lo es". Por eso, la penúltima película de Buñuel recoge sus preocupaciones y temas favoritos y los convierte en pequeñas historias absurdas, fuera de las convenciones sociales.

Carrière relata lo largo y minucioso que era el proceso de elaborar un guión con el director aragonés: "Siempre nos íbamos un par de meses a un lugar aislado los dos solos, escribíamos todo el día, interpretábamos los diálogos, nos separábamos unas semanas para pensar y luego nos volvíamos a juntar".

Los dos tenían derecho de veto. Cuando a uno no le gustaba una aportación del otro, decía que no, y no hacía falta dar explicaciones, se desechaba la idea. "El veto nos ahorró mucho tiempo de discusiones", señala el guionista.

Otra de las rutinas del proceso creativo en películas como "Belle de jour" (1967) era estimular la imaginación que, según Buñuel, es un músculo que hay que entrenar. Así, cada día inventaban por separado una historia corta y luego se la contaban el uno al otro. "A veces eran malísimas", reconoce Carrière entre risas.

Además de guionista y amigo, es autor de un libro sobre la vida de Buñuel, "El último suspiro". A pesar de que el director no quería una biografía, su colaborador le convenció para escribir juntos sus memorias.

"Nos reuníamos tres o cuatro veces por semana -recuerda- para repasar su vida como si fuera otro guión para una película".

Durante el proceso de escritura, el episodio que más le impresionó fue cuando Buñuel habló de la Guerra Civil: "Luis estaba obsesionado con la violencia y el terrorismo pero nunca hablaba sobre el conflicto español".

Para Carrière, eso se debe en parte a que no la vivió en primera persona, ya que emigró a Francia en 1936. Pero sobre todo por el dolor que le causó a Buñuel el asesinato de Federico García Lorca, del que decía que "fue el primero en enseñarle que existía otro mundo, el imaginario".

El director aragonés fue el primer español en obtener en 1972 el Oscar a la mejor película de habla no inglesa por "El discreto encanto de la burguesía" con Carrriere como guionista, que cuenta cómo Buñuel tenía todos sus premios escondidos en un armario porque a él "le apasionaba el cine, no los reconocimientos".

Cuando se le pregunta a Carrière si Buñuel era realmente su amigo, afirma que formaban parte de una misma familia: "Ahora mi hija pequeña de 17 años cuida a los bisnietos de Buñuel, la relación entre los dos sigue viva".

(EFE)