“No podemos tener nada fácil”: una noche “bien a lo blanco”

Iba a ser una noche para festejar hasta tarde. Pero en la sede de Todos, donde funciona el comando de Luis Lacalle Pou, la celebración quedó “bloqueada”. Los dirigentes blancos pasaron de la tranquilidad y el optimismo a la incertidumbre.

Actualizado: 25 de noviembre de 2019 —  Por: Emiliano Zecca

“No podemos tener nada fácil”: una noche “bien a lo blanco”

Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS (Todos los derechos reservados)

Los dirigentes e integrantes de los equipos técnicos de Luis Lacalle Pou llegaron temprano al comando. Todos tranquilos, optimistas, para ubicarse en el entrepiso del edificio a esperar los resultados. El último en llegar fue el candidato, de muy buen humor, dispuesto a hablar con todos, tanto que su asesor principal, Nicolás Martínez, debió pedirle varias veces que se apure para subir a su oficina.

Ese optimismo de los nacionalistas tuvo su pico a las 20:30, cuando aparecieron los primeros resultados en la televisión. Se escucharon gritos, hubo abrazos, pero algunos minutos después todo se calmó porque las encuestadoras Factum y Equipos daban empate, mientras Cifra y Opción comenzaron a achicar la diferencia que plantearon inicialmente. Todo se aplacó demasiado rápido.

“Fue un momento muy particular porque apenas se levantó la veda nos abrazamos ante el primer dato que salió y no terminamos de apretar al compañero que ya estábamos frenando. A partir de ahí empezamos una espera tensa, que todavía dura. Es un clima raro, con esperanza, porque la verdad es que no la hemos perdido en ningún momento. Pero con una incertidumbre que no creíamos que íbamos a tener”, dijo cerca de la nueve de la noche el diputado Carlos Iafigliola. Él esperó los resultados en el entrepiso con los demás dirigentes, pero como su esposa estaba afuera en una carpa que se armó para los familiares, fue varias veces hasta allí. “Pensar que a esta hora creía que íbamos a estar celebrando y todavía estamos acá”, le comentó a ella y volvió a entrar a la sede con los demás dirigentes.

Mientras, los periodistas de la televisión que estaban en vivo preguntaban si alguien iba a hacer declaraciones. Pero nadie decía nada. En el salón se escuchaba un murmullo y las risas ya no eran más de alegría, eran de nervios. Armando Castaingdebat, ex intendente de Flores y reciente diputado electo, también fue hasta la carpa a ver a sus familiares. “Esto es bien a lo blanco, no podemos tener nada fácil. Sabemos lo mismo que ustedes, salvo TV Ciudad, el resto de las encuestadoras hablan de una diferencia de dos puntos. Es un clima de incertidumbre, de moderado optimismo, típico del Partido Nacional”, dijo al pasar. En ese momento eran las nueve y cuarto de la noche.

Para mostrar una señal de calma, a las nueve y media bajó la candidata a vicepresidenta, Beatriz Argimón, y pidió cautela. Lacalle Pou se quedó arriba en su oficina, con la familia y otros allegados.

Media hora después comenzaron a llegar los colorados. Ernesto Talvi no quiso hablar, Gustavo Zubia tampoco y Julio María Sanguinetti sí lo hizo, pero unos pocos minutos. El ex presidente dijo que para él no había vuelta atrás, era una elección ganada.

En la sala todos estaban quietos y el murmullo se mezclaba con el audio de los canales de televisión. Solo algún valiente se animó a gritar “¡vamos Luis, eh!”. Pero nadie lo siguió.

“No quisiera estar en el lugar de Luis ni de Martínez, no sé qué discurso estarán preparando, porque es muy difícil dar un discurso cuando no tenés el tema 100% claro. Creo que en el partido, más allá de la tensión, hay aire de que se va a salir a festejar, pero va a ser un festejo mucho menor a lo que estaba previsto. Hace un rato estábamos todos pensando que nos íbamos a acostar a altas horas del día lunes y me parece que nos vamos a acostar en un rato”, dijo Iafigliola en otra de sus pasadas rumbo a la carpa.

Los colorados también preguntaban por los últimos datos. El diputado Conrado Rodríguez consultó a un compañero y éste le respondió que la diferencia era de 30.000 votos. “Esto me hace acordar a la elección de 1994, yo tenía 14 años, y recuerdo el final ajustado en el que Sanguinetti terminó triunfando por 10.000 votos. En este momento es lo que se me viene a la mente, pero también recuerdo los festejos de aquella noche y creo que hoy vamos a festejar”, dijo.

En la hora y media siguiente llegaron los demás integrantes de la coalición y después de escuchar el discurso de Daniel Martínez, a la medianoche, bajaron todos para encontrarse con los militantes. El último fue Luis Lacalle Pou.

Antes de que saliera, los responsables de la seguridad coordinaron un nuevo dispositivo con las vallas porque el candidato no quería tener contacto con la gente. Lacalle Pou prefirió evitar las escenas de festejo e incluso cuando recibió cantos de “¡presidente, presidente!”, los respondió con un “lo dicen ustedes, yo no”.

El intendente de Florida, Carlos Enciso, fue uno de los que se quedó hasta el final de la noche. Lacalle Pou ya no estaba. Se fue apenas terminó su discurso. La mayoría de los militantes también. “La sensación es de bloqueo”, dijo Enciso. “Fue una decisión de él, sugirió una desmovilización de la gente con alegría, pero con paz y tranquilidad, desde el momento en que no hay un reconocimiento del otro candidato y por el guarismo de la Corte que tal vez no lo podía hacer, formalmente estamos sin presidente, entonces, para que sobreabundar una apuesta mayor de esfuerzo y escena con la gente que estuvo esperando durante horas”, afirmó.