Monos, un espectáculo cinematográfico sobre el drama de crecer en la guerra

La película Monos, del director colombiano Alejandro Landes y la producción del uruguayo Fernando Epstein, deslumbra por su fotografía y su música. También revela el horror y la locura de adolescentes creciendo en medio de una guerra en la que son secuestradores y secuestrados.

Actualizado: 12 de diciembre de 2019 —  Por: Mauricio Erramuspe

Monos, un espectáculo cinematográfico sobre el drama de crecer en la guerra

Julianne Nicholson es la rehén estadounidense en Monos (Difusión)

Monos es una película colombiana en coproducción con Uruguay, Holanda, Alemania y Argentina, con las actuaciones de Moisés Arias, Julianne Nicholson, Karen Quintero y Laura Castrillón, que se puede ver en Cinemateca y en la Sala B del Auditorio Nelly Goitiño del Sodre. 

La trama no tiene referencias concretas a ningún conflicto en particular y se desarrolla en un lugar indeterminado de América Latina, con fuerte acento colombiano. El punto de partida es un grupo de adolescentes que debe custodiar a una rehén estadounidense capturada por un grupo guerrillero. 

En los paisajes de un páramo a 4.000 metros de altura y en las profundidades de la selva, los jóvenes irán viviendo sus primeras experiencias de amistad, borracheras y sexo en un contexto salvaje por la naturaleza y la violencia de la guerra. El límite entre juego y realidad bélica se hará cada vez más difuso y terminará por atraparlos en una experiencia cada vez más fuera de control.

El uruguayo Fernando Epstein (25 Watts, Whisky y Gigante, entre otras) es el productor principal. Ya había trabajado con Landes en 2011 en Porfirio, una película que se estrenó en Cannes. A raíz de aquella experiencia recibió la propuesta de trabajar en esta nueva obra cuyas dificultades eran las más grandes que haya enfrentado en su extensa carrera.

“Monos es la película más grande en términos de producción que hice hasta ahora. Es el doble de presupuesto, de esfuerzo, de desafío, en un sentido económico financiero y hasta fìsico por tener que ir a Colombia y por las condiciones complejísimas en las que fue rodada”, explicó Epstein a 180.

La primera parte de la película se rodó en el Páramo de Chingaza, un parque natural a 4.000 metros de altura, a dos horas y media de Bogotá. Para la segunda parte bajaron a la selva, en el Cañón de Samaná, a dos horas de Medellín. 

“Se llega a un pueblito, de ahí a lo que llaman “una vereda” que es el último lugar poblado antes de la jungla y la nada. A partir de ahí un camino de dos horas en mula para llegar a la lengua de tierra entre dos ríos que era donde teníamos el set de filmación”, contó Epstein.

Moisés Arias es Pata Grante en Monos (Difusión)

A las pruebas que imponía la geografía se agregó que el rodaje se realizó mientras Colombia decidía en un plebiscito si continuaba con el proceso de paz con la guerrilla de las FARC. El resultado negativo impuso una tensión extra que el equipo de filmación debió tener en cuenta durante el rodaje, cuya seguridad fue asistida por el Ejército colombiano.

Finalmente obtuvieron un “espectáculo cinematográfico” que “se te mete por todos los sentidos”. Por eso Epstein recomienda fervorosamente que la gente intente verla en el cine. 

“Monos está diseñada desde el goce cinematográfico”, afirmó. Ese diseño se traslada al espectador que empieza un viaje a 4.000 metros de altura, incluso encima de las nubes, con una fotografía que se mueve entre la pequeñez de los personajes, la exuberancia de los paisajes montañosos y las tonalidades de verde del páramo. En la selva, la trama adquiere un ritmo de thriller, en medio de insectos invasivos y puentes endebles sobre ríos caudalosos, entre muchas otras dificultades.

“Monos habla de un tema que a mí me interesa: el lugar de los niños en la guerra. Si bien la película trata del conflicto colombiano, lo hace en tono de fábula. Cuando uno la está viendo siente que está metido en un espacio eventualmente futurista donde la realidad es una guerra que es externa a estos niños que sin comerla ni beberla son secuestradores pero al mismo tiempo secuestrados”, describió el productor uruguayo. 

Esa fue una de las razones que lo llevaron a interesarse en este proyecto y embarcarse en “este viaje tan complicado y tan largo, tan desafiante”. 

El resultado hoy lo tiene “muy contento”. La película ha tenido excelentes críticas en todo el mundo. Está nominada a los premios Goya de España como uno de los mejores títulos iberoamericanos del año. Además, el éxito que ha tenido en el Reino Unido, donde aún permanece en cartel en 17 salas, la tiene como fuerte candidata a estar nominada en los Bafta. 

Al final del ciclo de premios aparece el objetivo de los Oscar, donde también tiene chances. Es la candidata de Colombia y la producción se asoció con promotores estadounidenses que tienen la capacidad de lobby imprescindible para llegar a la principal gala del cine mundial.

En ese viaje, Epstein está llegando a lugares en los que no estuvo nunca en su carrera. Y el Oscar lo ilusiona: “sería increíble participar de ese evento. La película se lo merece a todas luces. Con quedar solamente nominados estaríamos muy bien parados... Yo ya me estoy haciendo el traje”.

Próximas funciones:

Jueves 12: Cinematea a las 19.30 y Sala B del Sodre a las 17.

Viernes 13: Cinematea a las 15 y 19.30; y Sala B del Sodre a las 17.

Sábado 14: Cinematea a las 15 y 19.30; y Sala B del Sodre a las 17.

Domingo 15: Cinematea a las 15 y 19.30; y Sala B del Sodre a las 17.

Lunes 16: Cinematea a las 15 y 19.30.

Martes 17: Cinematea a las 15 y 19.30.