“Las cuotas pertenecen al pasado, hay que ir al objetivo de la paridad democrática”

La subrepresentación femenina se da en todos los ámbitos de decisión, revela un estudio de ONU Mujeres que se presentará en pocos días. La titular de esa organización para la región, María Noel Vaeza, dijo que hay que buscar “la paridad democrática” y la “corresponsabilidad en el hogar”.

Actualizado: 05 de marzo de 2021 —  Por: Redacción 180

“Las cuotas pertenecen al pasado, hay que ir al objetivo de la paridad democrática”

Marcha del 8M (Foto: Archivo Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS)

Las mujeres ocupan más de la mitad de los cargos docentes en la Universidad de la República. Sin embargo, están sobrerrepresentadas en los grados 1 y 2 y subrepresentadas en los grados más altos. Además, nunca una mujer fue rectora de la Udelar.

En la política, el estancamiento de la participación de la mujer se da en casi todos los órganos representativos: Poder Legislativo, intendencias y juntas departamentales.

Estos datos aparecen en un trabajo de ONU Mujeres e INMujeres que se publicará el 18 de marzo: “Mujeres en cargos de decisión 2020”

Datos

En la Udelar, por ejemplo, hubo 34 rectores desde que se creó esta figura. Todos han sido hombres. En contraste: de los 15 decananatos actuales, siete están ocupados por mujeres.

La investigación “Muros a intervenir” señala que si bien las mujeres ocupan más de la mitad de los cargos docentes, prevalece su representación en los grados más bajos (1 y 2). A los cargos más altos y mejor remunerados, acceden mayoritariamente los varones: Grado 4 (58%) y Grado 5 (66%).

Las razones de la subrepresentación

María Noel Vaeza, abogada y directora regional de ONU Mujeres para América Latina y el Caribe, explicó a No toquen nada que “se explica por una cuestión de poder, por la desigualdad y por la discriminación”.

“Es una cuestión de poder porque evidentemente los hombres no quieren dejarle espacios de toma de decisión a las mujeres, no quieren que estén en la palestra, se sienten disminuidos, sienten que es un ámbito de ellos y nada más que de ellos. Sentimos esa fuerza que tiene el no querer dejar el poder a personas como las mujeres más preparadas. Creo que nos deberíamos de avergozar de estar en el año 2021 y que no veamos como un tema normal que una mujer pueda ser ministra, presidenta, rectora”, agregó.

¿Qué pasa por ejemplo en el ámbito político? 

El Área de Política, Género y Diversidad del Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales elaboró un informe.

Hasta las elecciones de 2005, inclusive, nunca hubo una mujer electa intendenta en calidad de titular. En 2010 hubo tres mujeres electas intendentas (en los departamentos de Artigas, Lavalleja y Montevideo).

En 2015 solo hubo una mujer intendenta (en el departamento de Lavalleja) y en las elecciones de 2020 fueron electas dos: Carolina Cosse por el Frente Amplio en Montevideo y Ana Bentaberri por el Partido Nacional en San José.

En el caso de las alcaldesas bajó la representación entre 2010 (primer año del tercer nivel de gobierno) y el 2020, después del tercer ciclo electoral. En 2010 hubo un 24% de alcadesas, cayó a 17% en 2015 y creció solo un punto y medio en 2020: 18,5%.

En las Juntas departamentales aumentó la cantidad de edilas mujeres pero muy poco: pasó de 28% a 32%.

Vaeza opinó sobre esta realidad en la política.

“En nuestra región la democracia es representativa y al serlo tiene que tener en sus cúpulas representantes de todas las mayorías y ojalá de ciertas minorías. Las mujeres no somos un colectivo, no somos unas víctimas a las que hay que tirarles algunos pesos para que estén mejor. Las mujeres somos el 50% de la población. Por ende, una democracia representativa no puede serlo de verdad si no es paritaria. La democracia paritaria para nosotros es un principio básico de igualdad, de no discriminación, pero también es un principio de representación”, afirmó.

Vaeza destacó que cuando las mujeres llegan al Parlamento o a los lugares de toma de decisión en el gobierno movilizan una agenda política en temas tradicionalmente abandonados como las licencias parentales o la violencia contra la mujer.

Pero también llamó la atención sobre el concepto de “modelo rol”.

“Tener una masa crítica de mujeres en situaciones de poder genera una masa crítica en niñas y adolescentes que van a decir 'a mirá, yo también puedo ser política'”, afirmó.

“Las cuotas pertenecen al pasado”

El Poder Legislativo no es la excepción en este panorama. En 1942 las legisladoras entraron por primera vez al Parlamento y la tasa de representación femenina parlamentaria no alcanzó el 15% hasta aplicarse en 2014, por primera vez, la ley de cuotas que fue aprobada en el año 2009.

En el Poder Legislativo el salto se dio con esta ley, ya que la participación de las mujeres pasó del 14,7% al 19,4% pero luego se estancó (en 20,9%).

El Frente Amplio presentó listas paritarias de manera voluntaria y esto impactó en una mayor participación de mujeres en su bancada, según el estudio.

Vaeza explicó que “las cuotas impactan muchísimo pero también llegan a un momento en que se estancan. Creo que estamos en ese momento de estancamiento. Hemos llegado en la región a un 30% de participación de la mujer en los parlamentos pero 85% de los alcaldes son hombres. Todos los presidentes latinoamericanos son hombres, excepto en dos islas del Caribe (Barbados y Trinidad y Tobago). Las cuotas pertenecen al pasado desde mi punto de vista. Creo que tenemos que ir al objetivo de la paridad democrática que va a solucionar muchos de los problemas que tiene nuestra sociedad en materia de discriminación y de desigualdad. Pero también en materia de agenda legislativa, movilizar una agenda mucho más comprensiva para toda la sociedad”, dijo.

La directora regional de ONU Mujeres para América Latina y el Caribe se refirió a otros de los desafíos que la mujer que quiere entrar en política tiene: el tiempo.

“La mujer no tiene tiempo porque trabaja en todos los quehaceres del hogar, que nosotros le llamamos trabajo no remunerado, que es fundamental para la vida de la familia, el cuidado de los hijos, del hogar, de los adultos mayores, de los discapacitados. La mujer es 3.5 veces más quien se ocupa de todo esto. Y lo que hemos visto es que lamentablemente no se ha dado la corresponsabilidad que tiene que tener el hombre frente a todos estas tareas que hay que cumplir. Nosotros bregamos por una corresponsabilidad, por un reconocimiento de que este es un trabajo. No es remunerado pero es un trabajo. Tener a tu pareja corresponsable de la criaza, del amor, del cuidado de los niños y esa corresponsabilidad de las tareas del hogar, no solamente sacar la basura, sino cocinar un día, lavar otro día... No es que 'ayudo a mi mujer', es que ocupo el mismo espacio”, señaló.

Con base en un informe de Tania de Tomas, para No toquen nada.