“Los chiquilines están totalmente frustrados, desmotivados, enojados”

En una ronda en No toquen nada, representantes de las familias organizadas de la educación pública hablaron de las dificultades de la no presencialidad en las clases. “Es imposible que sea obligatoria la virtualidad”, dijeron.

Actualizado: 13 de abril de 2021 —  Por: Redacción 180

“Los chiquilines están totalmente frustrados, desmotivados, enojados”

Javier Calvelo / adhocFOTOS

Gabriela Sarasúa, integrante de Familias Organizadas de la Escuela Pública, y Mariana Pais, integrante de Familias Organizadas del Liceo y UTU, estuvieron en una ronda en No toquen nada.

Entre otras dificultades hablaron de que cada centro educativo está solo en cómo enfrenta esta vuelta a la virtualidad y “se resuelve como se puede”, dentro de los lineamientos generales de las autoridades de la Administración Nacional de Eduación Pública.

“Hay equipos docentes y directoras o directores que nos han recibido muy bien e incluso nos han pedido ayuda, sobre todo en la organización del cronograma con el retorno de la presencialidad en marzo”, contó Pais. Lo mismo sucede en Primaria, dijo Sarasúa, donde las direcciones llegan a pedir que las familias les cuenten las experiencias de otros centros con los que no tienen contacto.

Además, se refirieron a las dificultades que supone la virtualidad para muchas familias y estudiantes.

“Hay que dar una respuesta rápida, sobre todo en las poblaciones más vulnerables. Vemos que no hay acceso a la conectividad o la conectividad es mala. No hay dispositivos”, dijo Pais.

También sucede que los niños no tienen comodidades en su casa para las clases y que en muchos casos comparten una mala conexión a internet con varios hermanos. “Si todos están en clase, se cae la conexión”, dijo Sarasúa.

Ambas coincidieron en que es imposible la obligatoriedad de la virtualidad.

“Es imposible que sea obligatoria la virtualidad cuando los chiquilines están en su casa con todas las dificultades. Sería deseable que todos pudieran estar en contacto con sus docentes, con su escuela, pero sabemos que no es posible. Pretender que sea obligatoria la virtualidad con lo escaso de los recursos que se tiene para que los chiquilines se conecten con sus docentes, es imposible”, afirmó Sarasúa.

Pais agregó que “para exigir la obligatoriedad o poder decir que este sistema de enseñanza es obligatorio, el gobierno debería garantizar absolutamente todas las condiciones para que todos los estudiantes puedan acceder y mantener su continuidad educativa. Si estamos diciendo que el aula pasó al sistema virtual, que todos los chiquilines puedan estar en el aula, que todos tengan su conectividad, su dispositivo. En este momemto no es así”.

Las familias indican que hay que rever este concepto de virtualidad, ya que hoy está siendo básicamente el envío de tareas, que se suben a una plataforma. Esto no permite que los chiquilines interactúen con otros.

“Aprender no es solo hacer tareas a solas, solo recibir contenidos académicos. Implica mucho más, el estar con otros, interactuar, intercambiar, y eso no se está dando”, dijo Pais.

“Eso genera un impacto en la vida emocional, en la vida cognitiva, muy grande. Lo que vemos es que los chiquilines están totalmente frustrados, desmotivados, enojados, muy enojados. Si no hay motivación no hay aprendizaje posible. No aprendés lo que no te interesa. En el ciclo vital en el que está el adolescente necesita construir su identidad con los pares, con los otros, con el grupo. Lo peor que se le puede hacer a un adolescente es aislarlo, desconectarlo, desvincularlo y dejarlo encerrado en un cuarto con una pantalla”, agregó.