“Estas cifras del 27% desagregadas por sector socioeconómico, son alarmantes. El nivel socioeconómico más bajo es el que tiene el mayor porcentaje de niños con anemia, un 33%. Esto nos está hablando de que no es solo biologicista el tema sino que tiene otras puntos en los que hay que trabajar”, dijo en No toquen nada la nutricionista Florencia Ceriani.
De esa ronda también participó la pediatra Claudia Romero que explicó el déficit de hierro tiene consecuencias a nivel del desarrollo cognitivo, además de otras manifestaciones como infecciones o problemas del crecimiento.
“Los niños con déficit de hierro pueden tener alteraciones en el comportamiento, en el sueño, en el trastorno del aprendizaje a largo plazo porque el hierro interviene en múltiples procesos entre ellos la visión, la audición, la memoria”, afirmó.
Ese indicador del 27% ubica a la anemia como “un problema de salud moderado” en el país. Sin embargo, al cruzar el dato y desagregarlo con otras variables “es un problema que es mucho más que de salud”, dijo.
“Es un indicador hasta de desigualdad y esto nos trae una gran preocupación, las brechas y que uno piensa que van a seguir aumentando y que cuando tengamos un nuevo indicador va a ser peor”, consideró Romero.
Esa advertencia deriva de que los datos relevados son anteriores a la pandemia que ha aumentado la inseguridad alimentaria en el país.
Ceriani planteó varias preguntas sobre qué puede estar sucediendo en el contexto actual con este tema con la no presencialidad en las consultas médicas de madres y niños.
“Muchos están siendo atendidos telefónicamente, la madre no está yendo a los controles. ¿Qué está sucediendo en esas llamadas? ¿Están prestando atención a esa alimentación del niño? ¿Cómo está siendo la incorporación de alimentos en esos niños? ¿Están accediendo al suplemento de hierro? ¿Está yendo a las policlínicas a poder retirar el hierro? ¿Está siendo claro el mensaje de que el hierro tiene que estar en alimentación?”, preguntó.
La nutricionista llamó la atención respecto a que estos datos ya se daban en un contexto de inseguridad alimentaria.
“Ya en 2018 la encuesta mostraba que el 44% de los niños menores de cinco años vivía en hogares con inseguridad alimentaria. Pasamos en el medio dos años de pandemia que probablemente hagan que estas cifras sean muchísimo peores”, advirtió.
