"Quiero apelar con vehemencia al presidente Lula, por favor, continúe en esa dirección. No debe abandonarnos, dejarnos solos en la lucha. Su voz tiene más peso ante el presidente (iraní, Mahmud Ahmadinejad) que la nuestra", pidió Ghaderzade en la entrevista.
El presidente brasileño, que en mayo visitó Irán, ofreció públicamente asilo a Sakineh Ashtiani, aunque el mensaje de Irán a los países occidentales ha sido de pedir que no se inmiscuyan en ese caso.
"El gesto de Lula ofreciendo asilo tuvo un efecto muy positivo. A partir de ahí, se divulgó más en el mundo nuestra situación, la tentativa del régimen (iraní) de ejecutar de forma medieval a una mujer inocente", dijo el joven de 21 años.
Su madre fue condenada a morir lapidada, acusada de adulterio, y su ejecución fue suspendida y sigue siendo examinada, en medio de un fuerte movimiento internacional de repudio a la sentencia. El joven afirmó temer que ahora el régimen intente implicarla en el homicidio de su padre para poderla condenar.
Ghaderzade afirmó que él y su hermana de 17 años viven una "pesadilla". "La experiencia más difícil en toda mi vida la tuve cuando escuché que mi madre había sido condenada a muerte por apedreamiento", señaló.