"Los socialdemócratas ya no simbolizan este modelo sueco", zanja Stig-Björn Ljunggren, un politólogo que se reclama de izquierda. "Han perdido su magia, ya no saben cómo escribir la historia del modelo", dice a la AFP.
Aunque ha sido algo eclipsado por la entrada en el Parlamento de la extrema derecha, el resultado de los socialdemócratas en las elecciones del domingo, el peor desde 1914, es un sismo igual de importante para los analistas políticos suecos, que ven "el fin de una época" para un partido convertido en uno más.
"Para cualquiera que haya crecido en Suecia durante la segunda mitad del siglo XX, el poder aquí era casi sinónimo de un movimiento político: la socialdemocracia", recuerda el diario Dagens Nyheter en un editorial.
Sus mandatos se asimilan a largos reinados, como los 23 años del primer ministro Tage Erlander (1946-1969) o los 11 años de su héroe asesinado Olof Palme (1969-1976 y 1982-1986). El partido socialdemócrata ha gobernado más del 80% del tiempo desde 1932.
Si el primer ministro, Fredrik Reinfeldt, de centro-derecha, logra cumplir hasta el final con el segundo mandato que los electores le han otorgado, será la primera vez que el partido de izquierda habrá dejado el poder durante tanto tiempo en manos de sus adversarios.
El partido, acostumbrado hasta mediados de los años 90 a superar la barrera del 45% de los votos, cayó el domingo hasta el 30,9%, casi cinco puntos más abajo que en 2006, en unas elecciones consideradas ya como catastróficas.
La izquierda moderada, que se encuentra en dificultad en otras partes de Europa, está debilitada en el mismo país que inventó su modelo de socialismo reformado. "Van a tener que encontrar una nueva identidad", subraya a la AFP el jefe del servicio político de Dagens Nyheter, Peter Wolodarski. "Debería analizar su historia y buscar por qué el partido ha sido tan popular en Suecia", dijo.
Cuando el partido socialdemócrata sueco se creó en 1889, Suecia era uno de los países más pobres de Europa, con cerca de un cuarto de su población huyendo de la miseria y buscando fortuna al otro lado del Atlántico.
Al apoyarse en las comunidades solidarias y los principios de igualdad del protestantismo nórdico, la socialdemocracia se impuso rápidamente como una fuerza ineludible. En unas décadas, convirtió el país escandinavo en uno de los más ricos, así como de los más igualitarios del planeta.
"La principal explicación de su éxito es que había logrado no ser solo el partido de la clase obrera, sino también el de la clase media", subraya Peter Wolodarski. "Pero ya no es el caso", añade Srig-Björn Ljunggren.
El giro al centro del partido de los moderados de Reinsfeld, que ha desplazado a los socialdemócratas como primer partido del país, le ha costado también votos de las clases medias, apuntan los dos politólogos. La alianza con los ex comunistas del partido de izquierda y con los ecologistas centristas de los Verdes también han despistado al electorado, según ellos.
Suecia parece imitar con unos años de diferencia a su "pequeño hermano" danés, que durante tiempo también fue bastión socialdemócrata y que desde 2001 se ha dirigido hacia la centro-derecha con el partido de extrema derecha en postura clave en el Parlamento.
El miércoles, los principales dirigentes del partido se reúnen para analizar los motivos de la derrota socialdemócrata. Su jefa, Mona Shalin, a quien algunos responsabilizan del fracaso electoral, dijo que tenía intención de quedarse. "Puede que forme parte del problema. Pero está claro que ello no es el único problema", según Ljungren.