"Para mí este es el torneo más complicado del año. La superficie no me ayuda nada para jugar al mejor nivel ni tampoco los rivales, por supuesto. Es algo que, de verdad no entiendo. No comprendo por qué el Master tiene que ser en pista cubierta cuando te clasificas en pista descubierta. Lo lógico es que se vaya cambiando de superficie", explicó Nadal.
"Creo que ganar en Montecarlo fue decisivo. Llevaba mucho tiempo sin poder vencer, muchos meses sin ganar un título y fue muy importante para mí. Me dio esa tranquilidad que necesitaba, quitarme ese peso de encima. Luego, el título de París me dio la calma necesaria para poder ganar todo lo demás", prosiguió.
"Roland Garros, a qué negarlo, fue vital porque había tenido problemas con la rodilla, lo pasé muy mal, con dificultades y en general fue un mal momento, muy malo", aclaró el manacorí.
Nadal señaló que ha progresado como jugador al estar más fuerte. "Francamente, no creo que hayan cambiado muchas cosas. Simplemente es que he estado bien físicamente y muy bien mentalmente, por lo que automáticamente mi tenis ha mejorado", indicó.
En cuanto a la fantástica temporada que ha realizado, el tenista no esconde que han sido unos meses extraordinarios y que espera bordarlo con el Masters de Londres.
"La verdad es que ha sido un año inolvidable y estoy muy, pero que muy contento, por todo lo que me ha pasado. Me he emocionado por momentos y ahora quiero terminarlo de la mejor manera posible", concluyó.
El torneo
Sin embargo, las características de la pista, donde el mallorquín se medirá al resto de los ocho mejores del mundo, parece ser desfavorable a su estilo de juego, ya que se trata un terreno sintético, que hace que el juego sea má rápido.
Con 43 títulos a sus espaldas, Nadal solamente ha conseguido un torneo en este tipo de pista, que ayuda a los grandes servidores, siendo en Madrid en 2006.
En tres participaciones en el Masters, el mallorquín nunca ha llegado a pasar de las semifinales y su última experiencia, el pasado año, fue un desastre tras perder los tres partidos que disputó, con un solo set ganado.
No obstante, si Nadal se impusiera esta vez terminaría una temporada plena de victorias, en la que se adjudicó el Roland Garros y Wimbledon, así como desbancó al suizo Roger Federer de su pedestal de número uno del ránking de la ATP, aunque su gran victoria fue en el Abierto de Estados Unidos, que logró en septiembre.
Una de las claves de su éxito es su gestión más racional de sus esfuerzos, ilustrado estas últimas semanas por su ausencia en el torneo de París Bercy para recuperarse de una posible tendinitis en el brazo izquierdo.
El español lleva sin jugar desde el Masters 1000 de Shangai, a mediados de octubre, y se tendrá que medir ante el checo Tomas Berdych y al serbio Novak Djokovic, a quien venció en la final de Londres y Nueva York, así como al estadounidense Andy Roddick, su primer adversario el lunes.
Mientras que Djokovic piensa más en la final de la Copa Davis, que disputará ante Francia, el principal rival de Nadal será una vez más Federer.
El suizo está terminando la temporada fuerte, con dos victorias recientes en Estocolmo y en Basilea, pese a ser una año decepcionante.
Por octavo año consecutivo, Federer inscribió su nombre en la historia del torneo del Abierto de Australia, pero ha sido la única final disputado del año por primera vez desde 2003.
El helvético intentará llevarse su quinto Masters, tres años después de su último éxito en Shanghai. A sus 29 años, pretende superar el récord de títulos del estadounidense Pete Sampras.
Por otra parte, el escocés Andy Murray luchará por llevarse el torneo que se dispute ante su público. Además, demostró que puede ganar a Federer como hizo en el torneo de Shanghai.
El español David Ferrer también participará junto a Robin Soderling en el mismo grupo. El ruso Nikolay Davydenko, que se encuentra en el 22º puesto de la clasificación de la ATP, no podrá defender su título del pasado año.