Bélgica, un año sin gobierno

Bélgica cumplirá el próximo viernes un año sin gobierno debido a las diferencias entre flamencos y valones francófonos sobre el futuro del reino que impiden vislumbrar una rápida salida a una crisis política que ya ostenta el récord mundial por su duración.

Actualizado: 20 de abril de 2011 —  Por: AFP

Bélgica, un año sin gobierno

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"A fuerza de empeño, quizás consigamos tener un nuevo gobierno en los próximos meses, pero nadie cree en ello a corto plazo", explica el politólogo Pierre Vercauteren.

"También podemos volver a organizar elecciones, pero esto no cambiaría nada puesto que los mismos partidos volverían a encontrarse alrededor de la mesa. Por lo tanto, sólo queda continuar con el gobierno en funciones. En teoría eso es posible hasta el fin de la legislatura en 2014", precisa Vercauteren.

El ejecutivo del primer ministro Yves Leterme, un democristiano flamenco, dimitió el 22 de abril de 2010 a causa de las divergencias en el seno de la coalición gubernamental, formada por los principales partidos flamencos y valones francófonos, que representan las dos mayores comunidades lingüísticas del país de 11 millones de habitantes.

Pese a las elecciones anticipadas del 13 de junio, un año después el equipo de Leterme sigue en el poder, ocupado en gestionar los asuntos corrientes, mientras las siete formaciones de Flandes (norte) y Valonia (sur) más votadas en las urnas tratan sin éxito de lograr un consenso para reformar el Estado.

En Bélgica, cada comunidad vota por su lado los partidos llamados a formar un gobierno nacional.

En Valonia, fueron los socialistas francófonos los que se impusieron en los comicios de junio y en Flandes, los independentistas de la N-VA, que ahora se muestran tajantes respecto a sus reivindicaciones.

La N-VA, dirigida por su carismático líder Bart de Wever, exige una transferencia de poderes suplementarios a las regiones como condición previa a cualquier formación de gobierno.

Pero los francófonos, tras aceptar ciertas concesiones, rechazan ir más lejos por temor a empobrecer todavía más Valonia, menos desarrollada económicamente que Flandes, y a asistir al fin de la unidad del reino belga.

El bloqueo parece inamovible, pese a las misiones de numerosos mediadores nombrados por el rey Alberto II.

Y los belgas, tras haber organizado varias manifestaciones a mediados de febrero cuando Bélgica superó a Irak en el récord mundial de 249 días sin acuerdo para formar gobierno, ahora "han desconectado", afirma el diario La Libre Belgique.

El sentimiento de pasividad se ve reconfortado por el hecho de que el Estado funciona a pesar de todo.

El gobierno en funciones desempeñó la presidencia semestral de la Unión Europea (UE) en el segundo semestre de 2010, puso en marcha políticas para reducir el déficit público e hizo intervenir su fuerza aérea en Libia.

Los independentistas flamencos se frotan las manos con esta situación que para ellos demuestra que es innecesario contar con un Estado federal fuerte.

Pero el ejecutivo tiene una capacidad de acción limitada al no poder tomar ninguna gran decisión sobre el futuro, como la reforma del sistema de pensiones.

La crisis de Bélgica, un joven país fundado en 1830, estalló en 2007 con un primer periodo de vacío de poder que se prolongó casi 200 días y puso en evidencia las diferencias entre flamencos y francófonos, que viven en el mismo país, pero dándose la espalda mutuamente.