Una versión en francés cantada por él mismo de “No soy un extraño”, de Charly García; una hecha con un sample del vinilo de “Canción de Muchacho”, de Eduardo Darnauchans; un homenaje a Felisberto Hernández; un tributo a Legião Urbana y un tema de Franny Glass son parte de la heterogeneidad del nuevo álbum.
Supervielle nació en París, Francia, en 1976. De padre exiliado y madre francesa, vivió en ese país hasta los 4 años, luego se mudaron a México y cuando él tenía 8 volvieron a Uruguay. En los noventa formó la banda de hip hop Plátano Macho, junto con Gabriel Casacuberta. Más tarde se fue a estudiar a Francia. Trabajó con Jorge Drexler y después conformó el colectivo Bajofondo. En 2004 sacó su primer disco solista, Supervielle. El artista conversó con 180 sobre su carrera, su historia y Rêverie.
Vos no escribís letras. ¿De qué habla la música que componés?
Yo creo que la música instrumental tiene un lado más abstracto que las letras escritas, que ahí sí podés enfocarte sobre algo más concreto. Pero sí es cierto, sobre todo con Bajofondo, que le damos mucha importancia al hecho de hablar del lugar en el que vivimos o del cual venimos, principalmente de Buenos Aires y Montevideo, que son los lugares de los que somos los de la banda. Me parece que en este disco en particular utilizo ese concepto de hablar de la identidad y de las cosas que tienen que ver con mi cultura y con mi formación musical, pero lo amplío un poco más. Por ejemplo, hay una fuerte influencia de la música francesa, que tiene mucho que ver conmigo también, porque siempre estuve mucho en contacto con la cultura francesa. También aparece un poquito la música clásica. Pero siempre hablamos de nosotros, de nuestro entorno.
En una entrevista con Freeway TV, hace dos años, decías que la directriz de tu trabajo es el “hip hop instrumental”. ¿Dirías lo mismo después de este disco?
No. Mi primer disco está mucho más basado en el hip hop que este. Sin embargo, el hip hop ha sido para mí una influencia fuerte y sigue estando ahora. Lo que pasa es que el foco no está puesto tan evidentemente como antes. Desde el momento en que nacen los temas, cuando compongo en el piano, como que siempre tengo algunas cosas que me vienen de la herencia del hip hop, como el groove, esa especie de hipnotismo y fluidez en el ritmo, que después se llevan hacia otro lugar, pero desde el nacimiento de las composiciones creo que en la esencia todavía subsiste el hip hop en mi música. Ahora las influencias como que se abren. Está el hip hop, pero más enmascarado. Hay mucho más rock, hay más música clásica, hay género canción, que son cosas que no había laburado tanto antes.
El disco sale de cuatro recitales en vivo que hicieron hace más de un año y es puramente acústico, algo que no solías hacer. ¿Estás en ese momento ahora?
No. Efectivamente, ese fue un momento particular en el que trajimos al escenario nuevas herramientas, profundizamos más en el piano, en los arreglos, dejamos de lado la computadora. Pero para mí eso fue un momento de pasaje. Ahora que estamos presentando el disco, vuelvo a incorporar la computadora y hacemos adaptaciones y también temas de Bajofondo y de mi primer disco. La cuota electrónica está. Además es imposible reproducir lo que fue ese show, porque la sala, el grado de intimidad, te permite hacer cosas que no podés hacer en otros lugares.
Rêverie hace referencia a una obra del período impresionista, de Claude Debussy, ¿por qué?
Puntualmente me interesa el concepto del impresionismo en la pintura, que tiene como premisa no retratar el objeto en sí mismo, sino un instante de luz en ese objeto. Y me parece que está buena la comparación con este disco, porque pretende rescatar ese momento que fue el show, la energía que se generó entre nosotros y con esa sala, un ámbito muy íntimo. Y al final creo que en el disco, que no es en vivo en sí mismo, sino que llevamos la grabación hacia otro lugar con el trabajo en estudio, se mantiene esa esencia. Rêverie significa “ensoñación”, y hay un poco de eso acá. Por eso me divertía esa analogía, pero tampoco es estricta.
¿Por qué decidiste trabajar con Franny Glass?
Franny Glass es un artista que acá en Uruguay ya no es nuevo, porque está haciendo su tercer disco y es muy conocido, pero me parece que forma parte de una nueva generación de artistas que yo admiro y respeto muchísimo, y me parecía interesante asociarme a él, porque yo no compongo canciones y me parecía una manera de crecer como artista, de poder compartir con él y con otros artistas que aparecen en el disco. Es una manera de ir pujando mis límites un poco más, de ir descubriendo otros estilos. El hecho de pertenecer a una escena, de interactuar con otros artistas, me parece que me enriquece a mí y enriquece a la escena. Lalo (Franny Glass) a mí me parece un tipo súper curioso y creativo, que está también con esa preocupación de ir encontrando nuevos sonidos.
Esta canción, “A dónde van los pájaros”, la compusimos juntos. Yo compuse la música y él la letra y la parte más de canción. Así como hay otro tema que compusimos con Juan Casanova. Son experiencias creativas, como plantearse situaciones novedosas para encontrar nuevas ideas musicales y nuevos sonidos.
¿Y qué opinás de estas tendencias en la música uruguaya?
Bueno, Lalo pertenece a una generación en la que los músicos son 10 años más chicos que yo. Y hay varios amigos de él y toda una movida ahí que tiene muchísimas ideas y un sentido del profesionalismo dentro de la música que me parece que es fundamental. Esto es algo relativamente nuevo, de 10 años para acá se ha profesionalizado mucho la producción de los discos en Uruguay y me parece que le ha hecho mucho bien a la música uruguaya. Talento siempre hubo, pero también el talento hay que acompañarlo de una disciplina de trabajo en todas las etapas de la producción de un disco, de la composición, a la mezcla, al diseño de arte de tapa, la manera que lo vas a promocionar después, tocar en vivo. Hay una preocupación por eso, por el producto final del artista, de cómo mostrarse al mundo, que está mucho más cuidado que antes. Pero no solo por los artistas, sino también por el entorno. Hoy en día creo que el público también es más exigente en ese sentido y le hace mucho bien al resultado final.
¿Qué te llevó a hacer “No soy un extraño” de Charly?
Busqué varios temas, había varios que se prestaban par hacer una versión en ese formato. Ese en particular es uno de mis preferidos de Charly. A Charly lo linkeo mucho con algunas cosas de la música francesa, por ejemplo a Air, y esa movida que hace mucha referencia a los ochenta, y me va mucho a esa época suya, “Clics modernos”, “Piano bar”. Me parece que esta versión del tema juega con eso: poner a Charly en un contexto más general que solo el argentino. El tipo estaba conectado con su época, con otros movimientos musicales, el tipo era muy moderno y eso implica que estaba muy conectado con otras cosas. Y además me parecía que estaba bueno particularmente ese tema hacerlo en francés, porque ese tipo de melodía y de armonía tiene una elegancia y un refinamiento que se encuentra mucho también en la música francesa.
¿Cómo te sentís cantando?
No soy cantante y me cuesta, pero me parece que está bueno confrontarse a esas limitaciones justamente para, como te decía hoy, ir ampliando un poco los horizontes. Ya te digo, no soy cantante y no lo seré nunca, pero está bueno jugar un poco con eso, no tener miedo del ridículo.
¿Cómo va a ser la presentación del disco?
La banda tiene un núcleo bajofondero que es Javier Casalla y Martín Ferrés, Gabriel Casacuberta y yo. Se suma Franny Glass, que además de cantar va a tocar la guitarra y nos acompaña en la gira, y también va a estar Roberto Rodino en la batería. De invitados en Montevideo van a estar Juan Campodónico, Juan Casanova, Luisa Pereira y Topo Antuña, de Buenos Muchachos.
¿Qué estás escuchando ahora?
Ahora escucho menos electrónica que antes, porque para mí la música electrónica siempre fue muy inspiradora, pero sobre todo cuando salís a bailar. Y yo ahora salgo menos que antes porque estoy un poco más viejo, básicamente (se ríe), y más allá de eso, creo que cada música tiene su entorno propicio. Entonces escucho más rock. De los últimos años hay varios discos de rock que me han gustado mucho. A nivel de artistas en particular, me gustó el último disco de Black Keys, me gustan bandas como Phoenix, que es como un rock pop también. De Uruguay escucho Hablan Por La Espalda, Franny Glass, un cantante que se llama Señor Faraón, que va a estar de telonero en el show, Buenos Muchachos. En este momento no tengo ninguna que me parta la cabeza, pero escucho muchas cosas distintas, realmente, y depende de los momentos. Hay un disco que me encantó el año pasado que es de un pianista japonés que se llama Ryuichi Sakamoto, que tiene un disco de piano solo, y bueno, no es para cualquier momento, capaz que es más para cuando me voy a dormir, pero es un disco que escuché pila.
¿A favor o en contra de la piratería?
No estoy a favor de la piratería, pero tampoco tengo un discurso… Yo formo parte de una generación que nunca ganó dinero de vender discos. A mí el hecho de vender discos me permite tener más dinero para producirlos. Este disco, por ejemplo, pude mezclarlo en Estados Unidos, grabar allá también, grabar un show en vivo acá, y quizás si no vendiera discos, no podría hacerlo. Por eso te digo: no estoy a favor de la piratería, pero tampoco hay que ser hipócrita; gracias a la difusión que ha tenido nuestra música en internet, hemos también podido tocar todo lo que tocamos alrededor del mundo y eso es mi trabajo. Entonces no puedo negarlo, no puedo ponerme solo en esa postura.
La Trastienda
Martes 14 y jueves 16 de junio a las 21 horas.