Breivik, de 32 años, asumió la autoría del doble atentado que produjo 77 muertes en Oslo, la capital noruega, pero no se reconoció culpable de ningún delito porque con esos ataques quería “salvar a Noruega y Europa Occidental de (...) una invasión musulmana”.
Su escrito, que fue publicado en internet, revela sus ideas ultraderechistas, su fobia hacia el islam y su iniciación como Caballero Templario. Allí Breivik afirma que será recordado como "el mayor monstruo nazi desde la Segunda Guerra Mundial".
Breivik quiso declarar ante el tribunal de Oslo vestido de traje y en audiencia pública, pero sus requerimientos no fueron concedidos.
Una crónica del diario El País de Madrid relató los 79 minutos ininterrumpidos en que Breivik diparó contra los jóvenes del Partido Laborista; cómo logró ingresar al campus y cómo algunos lograron escapar.
Uno de los sobrevivientes, de 16 años, redactó y divulgó una carta dirigida a Breivik, en la que le asegura que ha fracasado en su intento de destruir al Partido Laborista. “Nosotros no respondemos al Mal con el Mal como tú querrías. Combatimos el Mal con el Bien. Y venceremos”, finaliza la carta.
El 29 de noviembre pasado, y luego de permanecer en prisión preventiva, los psiquiatras encargados de analizar a Breivik determinaron que "estaba enfermo cuando mató a 77 personas" y que por lo tanto no puede ser considerado penalmente responsable sino enviado a un establecimiento psiquiátrico.
El informe deberá ser examinado por una comisión médico-forense encargada de verificar que cumple con todos los requisitos profesionales. La última palabra sobre la responsabilidad penal de Behring Breivik la tiene el tribunal que, generalmente, sigue las recomendaciones de los expertos.
El comienzo del juicio de Behring Breivik está previsto para el 16 de abril de 2012 y debe durar unas diez semanas.
La pena máxima prevista por la ley noruega para ese tipo de crímenes es de 21 años de cárcel, pero un dispositivo de seguridad permite mantener un detenido detrás de las rejas mientras se lo considere peligroso.
Por su parte, la radiotelevisión pública noruega afirmó el martes, basándose en testimonios y en un informe de un psicólogo escrito hace 28 años, que Behring Breivik podría haber sufrido abusos sexuales durante su infancia.
Una masacre como ésta no era esperada en un país como Noruega, tan reconocido por su estabilidad interna y por la tranquilidad de su sociedad. Además de las 76 muertes, Brevik provocó una inusual sensación de inseguridad y temor en la población noruega, que aún hoy sufre el daño causado por este doble atentado, y que nunca consideró a la ultraderecha como una amenaza seria.