Joel Rosenberg

Malas elecciones

El Frente Amplio tuvo una mala elección el domingo 27 de mayo, los 170.000 votantes son pocos en comparación con 2006 y son pocos para la parafernalia que desplegó el mayor partido del país.

Actualizado: 29 de mayo de 2012 —  Por: Joel Rosenberg

Pero lo peor no fue el número de votantes, sino la enorme cantidad de malas elecciones previas para esta votación: la postulación de candidatos surgidos de la dinámica interna y no del interés en cambiar la conducción y la estructura del partido, el falso discurso de renovación declarado por candidatos que no representaban esa renovación, la atomización publicitaria sin ideas, la impostación de unidad para no debatir a pesar de las enormes diferencias.

Demasiados errores para tener una buena votación. Hay una especie de acuerdo entre los candidatos a presidente en decir que fue una buena elección, cada uno encuentra su forma. Pero todos coinciden en que esa buena elección – en cantidad de votantes- a partir a las pocas expectativas que vieron en la campaña, sobre todo de Montevideo. Dio la sensación de que se asustaron del resultado final y que se fueron conformando cada vez con menos.

Estas eran las primeras elecciones presidenciales a padrón abierto, por primera vez todos los frenteamplistas podían elegir su presidente. Parecía un gancho suficiente para aumentar la votación de 2006, al menos para empatarla. Pero se estuvo lejos. Los 50.000 votos de diferencia son un 22% menos, es mucho.

Y un 29% menos en Montevideo, con una tendencia a un elector mayor de 60 años, según la senadora y polítóloga Constanza Moreira.

Moreira, que analiza muy bien la realidad del Frente, fue parte de la insólita campaña del MPP. Se explicó desde allí que querían un joven, un cambio, alguien fuera del sector. Pero después “no se dio”. ¿Entonces? Encontraron a uno de los más veteranos del sector y pusieron a Ernesto Agazzi.

Los demás siguieron el trillo, ni el mínimo esfuerzo por algo distinto: fueron primero por el interés del sector o el grupo de sectores.

El colmo de marcar presencia a como diera lugar lo dieron los comunistas con una mala elección de candidato. Pusieron un integrante del secretariado ejecutivo del PIT CNT en la carrera. Castillo siempre renunció a sus cargos legislativos para priorizar la lucha sindical. Ahora terminó embarcado en una carrera que le es ajena, peleando por su página de Facebook cuando la empresa le bajó el perfil por considerarlo “una marca”.

La única opción diferente que surgió, la prepostulación de Alejandro Zavala, fue vapuleada. Quizá Zavala no era el presidente ideal para el FA y estaba lejos de una buena convocatoria, pero al menos se podría haber dado una señal – con Zavala o con otro- si algún sector se la jugaba por alguien de otra generación.

El mensaje del Frente tuvo también malas elecciones.

La publicidad fue mala.

El Frente atomizó, pudrió a propios y extraños, y gastó cientos de miles de dólares sin ningún sentido. Al menos ningún sentido comprensible.

El cierre fue acorde con una serie de malas elecciones: el FA estiró el horario de votación hasta las 21:30. No hay un problema legal, pueden hacerlo; pero quedó feo. Quedó raro que, a las nueve de la noche, se siguiera informando (convocando) en los informativos de televisión a votar. Parecía una lucha por arrimar votitos de última hora. Un cierre acorde a una mala elección, a muchas malas elecciones.



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