Autismo, un caso emblemático da pistas de cómo abordarlo

La autista estadounidense doctorada en Ciencia Animal, Temple Grandin, visitó Uruguay durante el mes de julio y ofreció conferencias al público. A partir de su experiencia y de su conocimiento sobre el autismo, brindó recomendaciones y predicó con el ejemplo algunas de sus teorías. El neuropediatra del Pereira Rossell Gabriel González contó a 180 algunas de las características que hicieron que el caso de Grandin se transformara en una referencia mundial.

Actualizado: 23 de julio de 2012 —  Por: Nadia Piedra Cueva

Autismo, un caso emblemático da pistas de cómo abordarlo

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La conferencia de Temple Grandin sobre autismo fue el jueves 12 de julio en el Salón Azul de la Intendencia de Montevideo, y tuvo que ser transmitida en simultáneo por pantalla grande en el hall del piso porque la concurrencia excedió la capacidad de la sala. Entre el público había varias personas autistas, familiares o personas que trabajan con autistas y personal y profesionales de organizaciones o instituciones del área de la discapacidad.

Temple Grandin habló del conocimiento científico que hay hasta el momento sobre el autismo y de los conocimientos que obtuvo por su propia experiencia, y, a partir de ello, ofreció recomendaciones y pautas para que las personas autistas logren el máximo desarrollo posible.

Gabriel González, neurólogo infantil, profesor agregado de Neuropediatría de la Facultad de Medicina y especialista en autismo, dijo a 180 que si bien por su trabajo no pudo asistir a la conferencia, conoce la historia de Grandin y la valoró como un caso de sumo interés.

El especialista explicó a 180 que hay tres grandes características de los autistas, que son las que permiten llegar al diagnóstico: trastorno en el lenguaje verbal o no verbal (no uso del lenguaje o uso alterado, como con acento robótico o “extranjero”), trastorno en la comunicación social con sus pares, e intereses restringidos o estereotipados (movimientos sistemáticos, rituales, como jugar siempre con el mismo juguete, y obsesiones de conducta). Ninguna de estas características por sí sola garantiza que se esté ante un caso de autismo, pero las tres juntas manifiestan el trastorno.

Temple Grandin fue diagnosticada poco antes de cumplir los 4 años, en 1950. Como consecuencia de su autismo, le resultaba muy difícil comprender las ideas abstractas, dado que su pensamiento se basaba en imágenes y no en conceptos. Además, no soportaba el contacto físico con otros humanos, y, por otra parte, tenía una gran habilidad para crear y diseñar artefactos y sentía una fuerte afición por los animales.

La manera en que Grandin superó muchas de las dificultades asociadas con su trastorno hizo que se convirtiera en una referencia mundial, y esto se reflejó en la reacción del público uruguayo luego de la conferencia que brindó en la Intendencia. Allí Grandin se quedó a conversar con quienes se acercaron a hacerle preguntas, y dio abrazos a quienes la saludaron, sobre todo a los autistas, lo que demostró hasta qué grado logró superarse, teniendo en cuenta que durante su niñez le era imposible abrazar o ser abrazada.

El abordaje del autismo

Gabriel González explicó que si bien hay características comunes a todos los autistas, no hay dos casos iguales, dado que en el trastorno y en su evolución intervienen diversos factores, como el grado de severidad del autismo, las condiciones intelectuales de la persona y el estímulo que recibe de su entorno, al que el especialista calificó como fundamental, sobre todo durante los primeros años de vida.

“Si uno los deja que estén hiperestimulándose solo con lo que es su mayor habilidad, y jugando siempre solos o con el mismo juego y con poco vínculo social, el trastorno no mejora sino que puede empeorar. Esa etapa que va entre el año y algo y los tres años es fundamental, y cuando empieza eso que mira poco a los ojos, que no señala, que tiene un juego estereotipado y repetitivo, que no tiene lenguaje, es el momento que hay que actuar, con planes (de aprendizaje) en general bastante sistematizados, de bastantes horas”, dijo González.

El especialista agregó que dos tercios de las personas autistas presentan retardo mental, y que esto complica bastante el pronóstico, pero que un estímulo adecuado desde los primeros años de vida puede llegar a que supere la mayor parte de sus dificultades y a que conserve solo algunos comportamientos autistas.

Por otro lado, los casos de autismo más leve y que no tienen deficiencia intelectual, pueden llegar a prácticamente curarse, explicó González.

Respecto a la situación particular de Temple Grandin, González consideró que tenía un trastorno “importante”, pero también buena capacidad intelectual y una familia alrededor que le brindó buen estímulo y atención.

Grandin también destacó el papel del estímulo temprano en la recuperación del autismo, y una de sus principales recomendaciones fue aplicar una instancia de aprendizaje “cara a cara” intensivo y sistémico durante los primeros años de vida, con un padre, un familiar o un buen docente.

“Los niños de 2, 3, 5 años que no hayan desarrollado lenguaje necesitan 20 o 30 horas semanales de aprendizaje uno-a-uno con un buen profesor. Y es muy importante no esperar, ni siquiera para tener un diagnóstico”, fue una de las primeras ideas que expresó Grandin durante la conferencia.

González explicó que el autismo es un síndrome, es decir, un conjunto de síntomas provocado por causas que pueden ser múltiples: en algunos casos, por ejemplo, se deben a factores genéticos y en otros, sobre todo en los más severos, a daños cerebrales. “Por eso no hay dos casos iguales (de autismo), y puede estar asociado a diferentes enfermedades”, explicó.

Aumenta el diagnóstico

Dijo que el número de diagnósticos ha ido aumentando con los años, pero sobre todo en los casos más leves, y señaló que los casos más severos y con retraso intelectual se mantienen en porcentaje muy bajo.

Respecto a las causas de este aumento en los diagnósticos, González explicó que no necesariamente prueba que haya un aumento de casos, aunque considera que es posible que algunos “cambios ambientales” hayan llevado a que se den más casos: antes se jugaba más en el exterior y ahora se ha difundido el juego y las actividades a través de aparatos como computadoras, que limitan el contacto con el exterior y la creatividad. “Teníamos que establecer el contacto con el otro y eso de alguna forma nos enseñaba habilidades sociales”, dijo.

Por otra parte, señaló que antes a los casos más leves muchas veces no se los diagnosticaba y ahora sí. Pese a esto, dijo que se está avanzando en tratamientos para el autismo.

El especialista destacó el caso de Temple Grandin no solo por su nivel de recuperación, sino por cómo logró convertir en fortalezas algunas de las particularidades derivadas de su autismo. Su pensamiento basado en imágenes y su forma detallista de observar (característica de casi todos los autistas), por ejemplo, le permitieron concebir diseños e ideas innovadores que cautivaron a algunos empresarios y que le permitieron desarrollarse profesional y laboralmente. Además, este pensamiento basado en imágenes es similar al pensamiento de los animales, que, a su vez, también tienen movimientos estereotipados, como los autistas, explicó Gabriel González. Esto llevó a que Grandin sintiera gran afición por los animales, y éste fue el primer paso hacia su doctorado en Ciencia Animal.

La visita de Temple Grandin a Uruguay fue auspiciada por el grupo técnico de bienestar animal, y la conferencia en el Salón Azul de la Intendencia fue organizada por la Comisión Nacional Honoraria de Discapacidad (CNHD) y por la Secretaría de Gestión Social para la Discapacidad de la Intendencia.