Según el primer capítulo publicado en la web de CAinfo, en 2010 la facturación registrada por todos los juegos de azar en Uruguay creció un 13,8% respecto a 2009 y ascendió a 561 millones de dólares.
Sin embargo, según cálculos del gobierno y de privados, si se cuentan las máquinas irregulares (bares, almacenes) los uruguayos habrían apostado en ese 2010 el equivalente al 2 % del PBI de ese año (826 millones de dólares).
Fuera de la investigación quedaron los datos del casino del Hotel Conrad en Punta del Este. Fabián Werner, periodista que realizó la investigación, contó a No toquen nada que en algunos casos tuvieron que recurrir al Poder Judicial porque no se les brindaba la información.
“En los lugares donde específicamente preguntamos por el Hotel Conrad, que fue en la Dirección General de Casinos y el Ministerio de Economía, se nos dijo que no había información”, explicó Werner. Se les dijo que es “un casino de gestión privada” y que “existen controles por parte del estado” pero que no les podían proporcionar la información sobre la recaudación de ese casino.
El Hotel Casino Conrad, ubicado en el balneario de Punta del Este, nunca brindó ningún dato sobre el volumen de juego registrado en su sala, siempre esgrimiendo razones de “confidencialidad”.
De todas formas, el nivel de juego de los uruguayos en el casino del Hotel Conrad de Punta del Este no es muy significativo ya que el hotel recibe a una gran cantidad de extranjeros, en su mayoría paraguayos y brasileños de alto poder adquisitivo que no pueden apostar en su país en forma legal, según explicaron varias fuentes del sector consultadas para esta investigación.
Uno de los capítulos está dedicado a los tragamonedas sin control del estado. Allí se explica que es posible jugar en alguna de las más de 20 mil máquinas tragamonedas denominadas “barriales” ubicadas en pequeños comercios en todo el país. Estas máquinas fueron consideradas “ilegales” en el discurso de los dos últimos gobiernos del Frente pero continúan facturando en una “zona gris” ya que no existe legislación que las prohíba o las regule de alguna manera.
“Hay un cálculo estimativo de que se podrían llegar a apostar unos 100 millones de dólares al año, pero por lo que nosotros pudimos hablar con algunos de los representantes de los empresarios que manejan el negocio, ellos calculan muy por encima de eso: hablan de 250 millones de dólares en el 2010 y de algo así como 20 mil máquinas en todo el país”, dijo Werner. Los investigadores estiman que el número de máquinas y la recaudación es “bastante mayor”, pero no hay tributación que lo compruebe.
La publicación
Este lunes se publicó uno de los seis capítulos de la investigación que comenzó en 2010 y duró hasta el primer semestre de 2011. La iniciativa vino del instituto peruano, que desde hace años promueve la investigación en Latinoamérica. Se contactaron con CAinfo primero y así llegaron a los periodistas (CAinfo los convocó).
Werner y Alfano hicieron la investigación sobre los casinos municipales y el caso Bengoa (el libro “La mano en la lata”). Según le dijo Werner a No toquen nada, esto es una secuela de lo que hicieron con los casinos municipales porque les habían quedado muchas puntas.
La investigación se presentó primero en un congreso de Ecuador y luego se ofreció en varios medios de nuestro país. Como su publicación no prosperó, decidieron publicarla en capítulos a través de la web de CAinfo.
Se investigaron los juegos de azar controlados por la Dirección de Casinos (que incluye el turf), las Loterías y Quinielas (agencias y Abitab) y los tragamonedas sin control.
En el ámbito internacional, Uruguay se ubica por debajo de los países desarrollados por su nivel de apuestas per cápita, con valores que están en la mitad de países como Estados Unidos, Suecia, Dinamarca, según un reciente estudio realizado por la publicación inglesa The Economist.
Ese informe muestra que los australianos son los mayores apostadores mundiales, con un gasto per cápita, en mayores de 16 años, cercano a los 1.300 dólares anuales.