Más sobre el Cambio en el Vaticano
El 11 de abril de 2010, el periodista argentino Horacio Verbitsky publicó un artículo en Página 12. Allí reflotaba una investigación suya de 1999, cuando Bergoglio había sido nombrado arzobispo de Buenos Aires y nominado a cardenal.
Esos días de 2010, la revista alemana Der Spiegel se refería al “papado fallido” de Benedicto XVI y de las presiones de muchos para que renunciara. Cuando Benedicto XVI fue elegido quien habría quedado segundo en la carrera fue Bergoglio.
Una de las razones por las que Bergoglio habría perdido en aquella oportunidad era la investigación de Verbitsky sobre el secuestro de dos sacerdotes argentinos en mayo de 1976. Los curas eran Orlando Yorio y Francisco Jalics, dos jesuitas que dependían jerárquicamente de Bergoglio y hacían trabajo social en una zona carenciada del barrio de Flores, en Buenos Aires.
Los curas eran cuestionados por los militares que los consideraban guerrilleros. Sin embargo, un acuerdo entre la iglesia argentina y la dictadura indicaba que cada vez que se fuera a detener a un sacerdote se hablara primero con su superior. Tanto Yorio –que luego de su liberación trabajó en Uruguay, donde murió- como Jalics afirmaron que Bergoglio no los defendió ni los protegió.
Yorio le dijo a Verbitsky que “Bergoglio no nos avisó del peligro en ciernes”. “Tampoco tengo ningún motivo para pensar que hizo algo por nuestra libertad, sino todo lo contrario”, agregó. El periodista cita más testimonios que avalan esta posición. Además publica un documento en el que un funcionario de la dictadura argentina menciona a Bergoglio como quien le recomendó no renovarle el pasaporte a Jalics, trámite necesario para poder salir del país.
El libro autobiográfico El Jesuita fue publicado en 2010 por Bergoglio. Verbitsky dice que esa edición se debió a una campaña para limpiar su imagen de los hechos que trabaron su elección a favor de la de Benedicto XVI. Es que durante ese cónclave una copia de la investigación de Verbitsky habría llegado por correo electrónico a los cardenales electores, comprometiendo las chances del argentino que ahora sí es papa.
Bergoglio dice en el libro que no había respondido antes “para no hacerle el juego a nadie, no porque tuviese algo que ocultar”. Además afirma haber advertido a los curas del peligro reinante en esos años, dice que les ofreció protección y cuenta tres reuniones que tuvo con Videla y Massera para pedir su liberación.
En una entrevista con el diario Perfil, el 18 de abril de 2010, Bergoglio cuenta que durante la dictadura escondió "a unos cuentos" perseguidos, simulando retiros espirituales de más de 20 días. "Hice lo que pude con la edad que tenía y las pocas relaciones con las que contaba, para abogar por personas secuestradas. Llegué a ver dos veces al general (Jorge) Videla y al almirante (Emilio) Massera", cuenta más adelante.