ALMA, el observatorio que busca el origen de la vida

La astronomía conoce en forma detallada las características del Big Bang, momento inicial de la formación del universo. Sin embargo, aún no se sabe cómo se formaron las galaxias, los planetas o las estrellas, por lo que se construyó un observatorio astronómico, el más grande hasta la fecha.

Actualizado: 18 de marzo de 2013 —  Por: Redacción 180

ALMA, el observatorio que busca el origen de la vida

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El observatorio se llama ALMA (Atacama Large Millimiter/Submillimiter Array – Gran conjunto milimétrico/submilimétrico de Atacama) y está integrado por 66 radiotelescopios de 12 y 7 metros de diámetro ubicados a 5.000 metros de altura sobre el nivel del mar en el desierto de Atacama, Chile.

Gonzalo Tancredi, doctor en astronomía y profesor en el Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias, explicó a No toquen nada que entender cómo se formaron las galaxias y las estrellas “es relevante” para saber si “son procesos repetibles, que se pueden haber dado en muchas partes de nuestro universo”. Además, permite “saber si la formación de planetas en torno a estrellas es un proceso común, repetible, frecuente, y eso está asociado a si la vida se puede haber originado en otras partes del universo, porque para que exista vida tienen que existir planetas, estrellas y galaxias”.

Tancredi explicó que cualquier objeto del universo emite en diferentes longitudes de onda (rayos X, gama, radiación ultravioleta, radiación visible, infrarroja, en ondas milimétricas y submilimétricas y ondas de radio).

Este radiotelescopio podrá acceder a los objetos que emitan en la región milimétrica y submilimétrica, donde se encuentran los objetos fríos. En esta región fría se encuentra la formación de los planetas y las primeras etapas de la creación del universo, que se han ido enfriando por la expansión del universo.

Tancredi dijo que “estamos acostumbrados a ver un telescopio que tiene un espejo o una lente”, que es la superficie colectora, pero en este caso, el telescopio tiene 66 superficies colectoras que se distribuyen en un área que puede ser de más 15 kilómetros de extensión.

“La ventaja es que podemos utilizar o tener información de una superficie colectora equivalente a un área de 15 kilómetros de extensión, y eso nos da un área muy grande y una capacidad de observación de objetos a muy alta resolución angular, es decir, objetos muy pequeños”, explicó.

El observatorio surgió de la asociación de tres comunidades científicas de Europa, Estados Unidos y Japón. El costo del observatorio es de 1.300 millones de dólares.

Se instaló en Chile, en el desierto de Atacama, en una región que está a 5.000 metros de altura.

“Gran parte de la radiación eletromagnética proveniente del espacio es absorbida y no llega a la superficie. En la región milimétrica y submilimétrica, para poder encontrar una ventana en la cual la radiación atraviese la atmósfera, tenemos que ubicarnos en regiones muy particulares: con muy baja humedad, muy bajo contenido de vapor de agua y gran altura”, y por se eligió “este lugar en el altiplano entre Chile, norte de Argentina y sur de Bolivia, que se conoce como Chajnantor”.

Para Chile el observatorio es muy beneficioso porque su comunidad astronómica va a tener un 10% del tiempo de observación. En los últimos tiempos, la comunidad de astrónomos en Chile ha ido creciendo hasta posicionarse como una potencia mundial.

Cualquier científico del mundo podrá presentar un proyecto para utilizar el telescopio, aunque se dará prioridad a los proyectos que vengan de los países que financiaron el observatorio.

Tancredi dijo que el telescopio es un instrumento muy esperado por la comunidad científica internacional, pero que Uruguay, por lo menos por ahora, no tiene proyectos de investigación para los que sea útil utilizarlo.