La suerte no es eterna

Racing derrotó 2 a 1 a Peñarol en un partido en el que el equipo de Da Silva demostró, de nuevo, su deterioro. La única diferencia fue que esta vez no lo acompañó la suerte. Baltasar Silva abrió la cuenta pero Liber Quiñones y Carlos Díaz lo dieron vuelta en tres minutos. Si Defensor gana el domingo quedará a dos puntos de Peñarol en la Anual.Escuchá los mejores momentos del partido en Fútbol por 180.

Actualizado: 20 de abril de 2013 —  Por: Diego Muñoz

La suerte no es eterna

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Quien lo quisiera ver lo veía. Porque se notaba a la legua. Peñarol no juega a nada. Luce deteriorado y dependiente de que lo salven sus figuras. Con ese panorama tentaba a la suerte un fin de semana sí y el otro también. Y la suerte se termina.

El equipo parece haber perdido la furia, el vigor y no consigue sobreponerse a la vulgaridad que lo va paralizando.

Al Peñarol de Da Silva lo dan vuelta, lo sacuden y no se le cae una idea. Si en vez del actual entrenador estuviera Gregorio nadie advertiría cambios en la táctica: reventar la pelota del fondo bien fuerte y que arriba uno la peine y otro defina. Si en vez del actual entrenador estuviera Julio Ribas nadie advertiría cambios en la postura del equipo cuando se pone en ventaja.

El carbonero es un cuadro rutinario, indolente, sin variantes ofensivas. Para colmo el técnico ni siquiera acierta en los cambios. Ante Racing, tras la expulsión de Carlos Valdez sacó a Carlos Núñez, su mejor delantero en cancha. Entonces cuando el partido se dio vuelta se encontró sin el jugador más peligroso que había tenido y sin capacidad de reacción en el banco.

Por si fuera poco con este panorama, para enfrentar a Defensor no estarán por suspensión ni Valdez ni Marcel Novick.

Tras la azarosa victoria ante El Tanque y con la parte más dura del Uruguayo por delante Peñarol tenía dos caminos. O replantearse la forma en la que jugaba o utilizar la táctica del avestruz. “El día que juguemos bien el campeonato está robado”, fue la reflexión que eligió Da Silva y que dejó claro qué camino había elegido tomar.

Racing fue más que Peñarol. Con un podio liderado por Díaz, que completaron Rodrigo Brasesco y Diego Zabala y un técnico que contribuyó tanto en la táctica a utilizar como en los cambios durante el juego, se llevó una justa victoria del Centenario.

Fueron tres minutos gloriosos para la escuelita y fatales para el carbonero. Primero la expulsión de Valdez, luego el tiro libre el empate de Quiñones y enseguida el segundo de Díaz.

Expulsión de Valdez y goles de Racing

En el primer tiempo lo mejor lo expuso Racing. La rápida transición defensa – ataque encontró mal parado a Peñarol varias veces. Sobre todo por el costado de Aureliano Torres, el carbonero padeció cada contragolpe.

Da Silva armó un equipo llenó de variantes y paró un 4-1-3-2 como idea inicial aunque Matías Aguirregaray apareció varias veces cerca de Novick.

Pero Racing se paró bien atrás y Peñarol no encontró ni una rendija para colarse. Apenas la velocidad exhibida por Núñez y Fabián Estoyanoff rompía con la monotonía de un cuadro sin desmarque ni sorpresas.

Sobre los ocho del segundo tiempo el aurinegro se puso en ventaja. Núñez recibió en el área, de espaldas al arco, se dio media vuelta y remató. La pelota pegó primero en el palo y luego en la espalda de Jorge Contreras para quedar servida dentro del área a merced de Silva quien marcó el 1 a 0.

Pero a pesar del gol ni Racing perdió la línea ni Peñarol cambió su imagen.

Tejera metió un cambio certero. Incluyó, por el sector de Torres, al veloz Carlos Acosta y cambió de punta a Zabala.

A los 67 Valdez quiso rebolear otra pelota pero esta vez rebotó en Agustín Gutiérrez, lo que generó que el delantero de Racing saliera rumbo al arco carbonero. Al zaguero no le quedó otra alternativa que derribarlo antes de que su rival ingresara al área. Falta y expulsión.

Da Silva decidió sacar a Núñez para poner al zaguero Joaquín Aguirre.

El tiro libre lo colgó del ángulo Quiñones para el 1 a 1. Y al minuto Díaz lideró un ataque con Peñarol mal parado en el fondo, abrió para Acosta, recibió la devolución y marcó el segundo.

El carbonero se encontró abajo en el marcador, con uno menos y, por decisión de su técnico, sin su mejor delantero. Da Silva puso a Miguel Amado y a Jorge Zambrana pero si durante todo el partido el equipo había dejado de manifiesto su falta de juego lo que vino luego del 2 a 1 fue mucho peor.

Entonces, enceguecido y desbordado se encomendó, una vez más, a la suerte. Y se dio cuenta de algo que debió descubrir antes.