En enero de este año se registró la mayor acumulación de precipitaciones en los 40 años de la estación del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA). El 2014 marcó un récord al alcanzar los 422,8 milímetros y casi duplicar las mayores cifras que hasta el momento eran de 222 milímetros en 1999 y 233 milímetros en 2006. Una intensa lluvia que no solo condiciona las viviendas sino también las distintas cosechas.
“Ha caído muchísima agua y no solo en cantidad sino en períodos con una altísima intensidad lo cual complica, problemas de erosión, que uno habitualmente los nota más en los caminos rurales, pero a nivel de la tierra que se va perdiendo también. Es un efecto que puede llegar a ser muy grande”, informó a No toquen nada Roberto Zoppolo, director del Programa Nacional de Investigación Frutícola.
Zoppolo mencionó que las plantaciones más afectadas por las lluvias son aquellas que están en período de cosecha en este momento como es el caso de la vid y el durazno, que al estar en contacto con el agua se vuelven sensibles a enfermedades o podredumbre.
Las gran humedad reinante “atentan contra la conservación” de las cosechas indicó Zoppolo y detalló que “los frutos quedan con altísimo contenido de humedad y muy turgentes”, lo que los hace más propensos a heridas. Incluso las altas temperaturas pueden empeorar el proceso al favorecer la multiplicación de hongos y bacterias que existan en el agua.
A modo de ejemplo, en el caso de la uva el principal problema es la “botrytis”, que es la podredumbre gris. Como consecuencia la fruta sufre desprendimientos, pierde peso y eso impacta sobre la calidad final del vino.
El ingeniero aclaró que “en estas situaciones extremas el clima hace destacar todos los errores que venimos cometiendo, entonces si un productor venía curando mal, no haciendo las cosas como debería, teniendo demasiado follaje -que hace que se mantenga la humedad dentro del viñedo-, se manifiestan mucho más todos los problemas de enfermedades”.
Por el contrario, “aquellos que han venido haciendo las cosas relativamente bien hoy tienen una cierta amenaza, pero no estamos en situación de decir están para perder la mitad de la cosecha”, manifestó Zoppolo.
Si bien dijo no poder catalogar la situación como “catastrófica” aseguró que hay productores que han perdido “un porcentaje muy importante de lo que están produciendo”.