Punto y aparte

Peñarol empató con Deportivo Anzoátegui 1 a 1 en su debut en la Libertadores. El gol lo hizo Marcelo Zalayeta y Juan Castillo fue la figura. En un partido rústico y tras un mal primer tiempo, el Carbonero apenas mejoró en la segunda parte pero le alcanzó para traerse un punto valioso de Venezuela.

Actualizado: 13 de febrero de 2014 —  Por: Diego Muñoz

Punto y aparte

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En los cálculos que se hacen a la hora de jugar la Copa, un punto de visitante vale. Y Peñarol lo consiguió. Obtuvo un empate en un partido mal jugado, carente de calidad, intolerable si el televidente no era hincha de alguno de los dos equipos.

Lo logró porque cambió a tiempo el libreto y porque tuvo a Castillo. El cuestionado golero apareció con dos atajadas decisivas que permitieron que el Carbonero siguiera a solo un gol de diferencia.

Pero la versión que mostró el equipo volvió a ser preocupante, con notorios problemas defensivos y raquítico en ofensiva.

Peñarol salió a la cancha con un equipo partido. Su técnico dispuso que defendieran seis jugadores, que atacaran tres y que uno (Baltasar Silva) hiciera las dos funciones. Salió mal. Peñarol fue un equipo lento, previsible, sin variantes.

El Carbonero recargó el juego por derecha pero sin embargo tuvo su mejor chance por izquierda. Un pase alto y profundo para Jorge Rodríguez quien llegó al área y sacó un remate que el arquero de Anzoátegui mandó afuera.

Fue lo único. En el resto, Peñarol solo se pudo aproximar con un tiro de Pacheco que salió por arriba del palo. No tuvo desbordes por las puntas ni profundidad por adentro.

Anzoátegui tampoco hizo demasiado pero en esa primera parte le alcanzó con un buen juego de Rolando Escobar, que aprovechó la zona libre que su adversario descuidó entre defensas y volantes.

El partido se jugaba en media cancha y sin peligro para ninguno de los arcos hasta que Escobar puso un gran pase, Villegas se filtró a espaldas de Silva y definió ante la salida de Castillo.

Impulsado por el 1 a 0, Anzoátegui fue por más ante un Peñarol que quedó desconcertado en la cancha. Los de Fossati salieron con inercia pero sin plan para empatarlo y dejaron espacios en el fondo que casi le cuestan el partido. En la hora del final del primer tiempo, Villegas picó solo frente a Castillo pero el arquero cubrió bien el arco y evitó el segundo gol.

Salió Peñarol un poco más adelantado en la etapa final. Con Pacheco y Jorge Rodríguez algunos metros más adelante para acompañar a Zalayeta, fue evidente que Anzoátegui iba a tener problemas si lo atacaban. De movida, un centro de Pacheco lo conectó en el centro del área Zalayeta, quien mandó de cabeza apenas desviado.

Fossati cubrió el espacio vacío que aprovechó Escobar en la primera parte y el mejor jugador de los venezolanos ya no pudo influir como en la primera parte. Aun así, generó la más clara de su equipo cuando tomó el balón en la media luna y sacó un remate que Castillo desvió al tiro de esquina.

El aurinegro pasó a dominar la pelota y el terreno pero siguió sin muchas ideas para acercarse al arco rival. Luego del cabezazo de Zalayeta pasaron 15 minutos para que llegara otra chance de gol. Silva se metió en el área y remató contra el primer palo pero el arquero desvió la bola.

Peñarol lucía tímido como para tratar de empatarlo. La determinación la tuvo cuando entró Jonathan Rodríguez. El pibe no considera ni en qué cancha ni en qué torneo está jugando. Es decidido, atrevido, descarado. Fue él quien tomó la pelota a falta de 10 minutos y generó la jugada del empate. Escapó con velocidad y técnica de tres rivales y sirvió para que Zalayeta pusiera el 1 a 1.

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Las pocas fuerzas que le quedaban a Anzoátegui para atacar se le fueron cuando quedó con 10 tras la expulsión de Evelio Hernández.

Con el último tramo por jugar y un hombre de más, pudo Peñarol intentarlo un poco más. Pero se conformó con el punto. Ese que consiguió sin hacer demasiado.