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Del resto, las que se encuentran en etapas más avanzadas para hacerlo son: Esteros de Farrapo, Valle del Lunarejo, Laguna de Rocha y Cabo Polonio.
El pasado 21 de abril, el sitio de Presidencia comunicó que Montes del Queguay y Laguna Garzón estaban próximos a ingresar al Sistema.
Al momento, son diez los lugares que están dentro del plan que comenzó a trabajar a partir de la ley 17.
234, reglamentada en 2005.
Ellos son: Quebrada de los Cuervos, Valle del Lunarejo, Laguna de Rocha, Chamangá, Cabo Polonio, Esteros de Farrapos e islas del Río Uruguay, Cerro Verde e islas de La Coronilla, Grutas del Palacio, Rincón de Franquía y San Miguel.
El artículo 12 de la ley 17.
234 refiere a los planes de manejo e indica que los administradores de áreas naturales protegidas deberán presentar los planes de manejo particulares que se propongan ejecutar en el área al Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, para su aprobación, dentro del primer año de su gestión.
El artículo 14 del decreto reglamentario de dicha ley dice que los planes de manejo correspondientes a cada área "deberán especificar claramente las condiciones de uso y las acciones necesarias para cumplir con los objetivos de conservación establecidos para las diferentes categorías de manejo".
Y añade que la Dirección Nacional de Medio Ambiente establecerá las directrices correspondientes, en las que deberán prever "un modelo de estructura uniforme para los planes de manejo, los mecanismos para asegurar la participación de equipos multidisciplinarios y de los actores locales en la elaboración de los mismos, así como para evaluar la eficacia de la gestión en el cumplimiento de los objetivos del área".
El ingreso de un área al SNAP "es un reconocimiento que se hace desde el gobierno de que se trata de un área que cuenta con valores suficientemente destacados como para formar parte del sistema.
Pueden estar centrados en valores naturales o ecológicos o también, pueden ser culturales, tangibles o intangibles", explicó Scarlato.
Acerca de la suma de nuevos lugares al SNAP, el jerarca comentó que "el crecimiento del sistema ha implicado un incremento en los recursos humanos, materiales y financieros que se están destinando a la gestión del mismo".
Agregó que la cuenta completa "tiene que tener en consideración que proteger estos sitios genera, a su vez, oportunidades o beneficios, que se pueden medir de manera más o menos fácil desde el punto de vista económico".
Considerando, entre otros, a los ingresos por turismo como de los más sencillos de medir, respecto a los otros, Scarlato mencionó que se los conoce como "servicios ecosistémicos".
"Un área puede brindar servicios por su calidad de agua, como el Valle de Lunarejo.
En la medida que tiene un manejo cuidadoso, reporta beneficios en términos de cantidad y calidad de agua que fluye.
Hay un gran desafío para nosotros como país en cuantificar esos beneficios", indicó.
Dentro de esta categoría, añadió a los servicios de diversidad genética o los sitios de alimentación de especies que luego cumplen una función en el resto del territorio.
Acerca de la incidencia del proyecto del puente sobre la Laguna Garzón, dijo que "implica una oportunidad de conectividad mucho más intensa y, por lo tanto, una mayor presión por el uso del territorio".
Se refirió a que el proceso de creación del área ha estado muy vinculado a la planificación territorial que llevan adelante las intendencias de Maldonado y Rocha.
"Es un ecosistema que, con o sin puente, sigue teniendo valores muy destacados.
Hay que tener cuidado en ver cómo se usan esos territorios en torno a la laguna, si se habilitan residenciales o no, por ejemplo.
Hay una serie de condiciones que plantean las intendencias y que estarán en consonancia con lo que se plantee en el plan de manejo", señaló.
Por más información sobre el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, se puede ingresar a su sitio web.