Este conflicto comenzó en 2007 cuando los trabajadores de Créditos Directos se afiliaron a la Asociación de Bancarios del Uruguay (AEBU). Fueron unos 170 trabajadores, en su mayoría mujeres. Luego se hicieron las primeras reuniones con la empresa y el sindicato constató "situaciones antisindicales", dijo Ford.
"Eran muy groseras. A las afiliadas les cortaban las horas extras, las cambiaban de lugar, les daban otro salario diferente a los que estaban afiliados al sindicato. Muchas trabajadoras se fueron de la empresa y otras renunciaron al sindicato, aduciendo que estaban perseguidas y no podían trabajar. La empresa tampoco cumplió con el decreto de salud laboral, a pesar de que tiene una situación económica muy buena. La ley de la silla, que es del año 1907, no se cumple. Esta empresa trabaja con las sucursales donde da créditos, pero su negocio más importante son las órdenes de pago, o sea, las trabajadoras están en una zapatería, con un pequeño escritorio y no tienen ni silla para sentarse. Lo protestamos y a las cansadas les dieron una silla. Realmente, trabajan en una precariedad muy grande y no es una empresa que tenga complicaciones económicas. Nosotros conocemos los números de la empresa, están muy bien y cada vez gana más, tienen 450 empleados, invierten en publicidad y mucho más, pero también tienen una precariedad muy grande con los trabajadores", explicó.
Hace dos años, luego de estas situaciones, el sindicato realizó una denuncia en el Ministerio de Trabajo y la semana pasada se multó a la empresa con 3270 UR (100 mil dólares) por persecución sindical. El sindicato también reclamaba que la empresa acepte un convenio colectivo para sus trabajadores. Ahora, la empresa tiene 10 días para pagar.
Actualmente, son unas 60 "valientes" las afiliadas al sindicato, pero en 2011 llegaron a ser 11 solamente, según dijo Ford. "Aguantaron por rebeldía, pero en realidad, la mayoría es de recambio. Esta es la empresa que paga menos de todas las que están en el sistema financiero. Tiene una nueva práctica, contrata a los trabajadores por cuatro meses y las despide para que no se afilien al sindicato. Constantemente son perseguidas, es una lucha en todo el país, es una empresa que tiene trabajadores afiliados en el interior y al no tener la presencia inmediata, los persiguen más. Las encargadas presionan más que la propia empresa y no los dejan salir a estudiar, es muy complicado", sostuvo.
Financieras con empleados que viven de créditos
A partir de esta sanción, AEBU espera que la situación cambie para todas las empresas del sector.
Según datos del sindicato, las empresas financieras en Uruguay son 31 y los bancos son dueños de cinco. El resto pertenece a capitales internacionales y nacionales, con varios inversores que las financian. Por ejemplo, Créditos Directos pertenece a una empresa de capitales nacionales.
Este sector emplea a 4.000 trabajadores, de los cuales solo 700 están afiliados al sindicato. AEBU cree que el bajo nivel de sindicalización responde a la persecución que sufren los trabajadores. "Sabemos que es así y en este caso lo pudimos probar. Son jóvenes, en su mayoría mujeres. Este ha sido un muy buen negocio para el sistema financiero, quizás el mejor de los últimos años y en esa realidad estamos tratando de incidir. Esto es un buen mensaje para las empresas que continúan con estas conductas. Queremos que estas grandes sumas de dinero que ganan las empresas se inviertan en mejoras para los trabajadores. Ganan mucho dinero a expensas de ellos, que en muchos casos no llegan a fin de mes y en la mayoría de los casos se terminan endeudando con la misma empresa, porque con salarios de 12 y 13 mil pesos no acceden ni a una canasta básica", dijo Ford.
Desde el sindicato afirman que los bancos compran las financieras porque tienen otros niveles de riesgo y pueden dar préstamos con tasas diferentes para otro perfil de consumidores. "El consumo se disparó y estas empresas tienen el nicho más grande del negocio", dijo Ford.
Según el dirigente de AEBU, las financieras que pertenecen a los bancos tienen mayor predisposición a la negociación porque en esos casos cuentan con el apoyo de los trabajadores del banco al que pertenecen.
"Como el consumo ha sido la explosión en el sistema financiero, las financieras han sido compradas por los bancos. La primera compra la hizo el Banco de Boston con Oca y luego Itaú compró al banco y a Oca. Ahí tenemos una negociación colectiva importante, siempre tenemos algún tema, pero las condiciones son buenas. Después el Nuevo Banco Comercial compró a Pronto y luego el Scotia Bank compró a ambos. Ahí también hay convenio colectivo. Más adelante en el tiempo, Santander compró a Creditel y ahí también hay sindicato, aunque es bastante incipiente. Pero tenemos mesa de negociación y la aspiración es tener convenio colectivo. Además están República Micro-finanzas, que es del Banco República, y Emprendimientos de Valor, que es del BBVA. En Oca Card, por poner de ejemplo a una de las financieras que le va mejor, los salarios son tres o cuatro veces más de lo que son en Créditos Directos. Son empresas paralelas, de distinto porte, pero está claro que por estar afiliado al sindicato y tener una organización fuerte no le va peor a la empresa", dijo Ford.