Pasaron un poco más de dos meses pero la espera valió la pena. El hincha de Peñarol vio a un equipo con ideas claras, con conceptos arraigados. Un mismo DT planificó la temporada, eligió el plantel y puso en cancha el equipo. Eso que no hizo Peñarol la pasada temporada.
Las pruebas están a la vista. Jugó Peñarol. Y lo mejor de todo fue que por lo visto sabe a qué juega. Y lo trata de aplicar. Eso ya es una señal interesante. Fue notoria la permanente búsqueda de progresar sin saltear líneas, con orden, en bloque.
Un doble cinco con claras intenciones de que además de marcar la pelota salga bien jugada de esa zona, volantes externos con más proyección que marca, libertad para que se muevan en ataque Pacheco y Zalayeta y la explosión de Jonathan Rodríguez en los últimos metros, fueron un coctel letal para Cerro.
Además de Pacheco, Zalayeta y Jonathan Rodríguez, los mejores, el brasileño Diogo Silvestre y el argentino Pablo Migliore tuvieron un buen debut.
Frenético, salió Peñarol a asfixiar a Cerro. El Carbonero se paró hasta con seis jugadores en campo rival y ejerció una presión alta que desacomodó al rival. No hubo intentos individuales de recuperar la pelota sino una coordinada acción grupal que achicó los espacios de Cerro e indujo a error al rival.
Pero además Peñarol ganaba por arriba cuando se lo proponía. Así, tras una serie de centros, Pacheco tomó una pelota de aire y anotó el primero a los 10 minutos.
El capitán y Zalayeta fueron los líderes ofensivos del equipo. Ellos pusieron la velocidad mental y Jonathan Rodríguez la física. Los desplazamientos del 21 son electrizantes y cada vez que picó por las bandas fue incontenible.
Cerro pudo emparejar sobre la media hora y logró posicionarse cerca del arco de Migliore. Pero cada vez que se acercó al área, la defensa y el arquero, concentrados, se encargaron de cortar juego.
En el inicio del segundo tiempo, Peñarol aprovechó los espacios que dejó Cerro al intentar pararse en campo rival. Diogo Silvestre avanzó sin marca por izquierda y antes de entrar al área cedió para Pacheco, quien cruzó el tiro que terminó en el 2 a 0 a los ocho minutos.
La diferencia pareció indescontable. Los de la Villa intentaron con cambios que tuvieron la intención de dinamizar un ataque previsible y tímido.
Pero Peñarol se replegó criterioso y no pasó apuros.
Sobre el final, Japo Rodríguez hizo el mejor gol de la tarde tras otro avance por el extremo y el pase al medio.
Más que contra Cerro, un equipo con objetivos más modestos que Peñarol, los de Fossati jugaron contra su pasado reciente y su ansiedad por verse más presentables. Ese partido también lo ganaron.
