"La educación está enferma de mercado, luchar es el remedio", rezaba uno de los cientos de carteles alzados por los miles de manifestantes que a ritmo de los tambores y en medio de un clima festivo marcharon por la céntrica avenida Alameda, en Santiago.
Pero al finalizar la manifestación, encapuchados protagonizaron enfrentamientos con la policía. Con el rostro cubierto, manifestantes se enfrentaron con piedras y palos a los agentes policiales, que en gran número resguardaban desde temprano el centro de Santiago.
Iguales choques se repitieron en marchas convocadas en otras ciudades de Chile, como Valparaíso y Concepción, en el sur.
Los estudiantes, que por años reclamaron una profunda reforma educativa para acabar con el sistema legado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), buscan tener ahora una mayor injerencia en los proyectos de ley en estudiados en el Congreso, impulsados por el gobierno de Michelle Bachelet.
"No nos están considerando para hacer la reforma, queremos ser escuchados. Estamos muy desilusionados, siempre es igual y las reformas se trancan antes de lograr algo bueno de verdad", dijo a la AFP María José, una estudiante de 17 años que marchaba junto a su novio.
En enero fue aprobada la primera parte de la reforma educativa, poniendo fin a la selección de estudiantes y la obtención de ganancias en las escuelas que reciben aportes del Estado.
Pero aún no estaba claro cómo Bachelet responderá a su promesa de establecer la gratuidad en la educación universitaria para el 70% más pobre de la población.
Los profesores reclaman, por su parte, mayores beneficios en la ley docente que Bachelet acaba de enviar al Congreso y que establece un aumento salarial de 28% para los profesores nuevos que se acojan a este régimen, que incluyen evaluaciones constantes al desempeño, cuestión que el gremio de maestros rechaza.
La manifestación ocurre días después de que Bachelet pateara el tablero con un profundo cambio en su gabinete, en busca de aplacar la crisis de confianza que vive el país debido a sonados casos de corrupción.
"Que se vayan todos", pedía un enorme cartel que cruzaba la avenida en un reflejo del ánimo de los chilenos a catorce meses de la asunción de Bachelet.
(AFP)