Diputadas impulsan diálogo que hasta ahora no hubo en Cachón

La comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados sesionó en el Centro de Rehabilitación Tiburcio Cachón, que desde el jueves en la mañana está ocupado por los usuarios.

Actualizado: 28 de abril de 2016 —  Por: Redacción 180

Diputadas impulsan diálogo que hasta ahora no hubo en Cachón

Diputadas en diálogo con los ciegos que ocupan la Triburcio Cachón (Foto: 180)

Además, uno de ellos, Gregorio Fernández, comenzó una huelga de hambre el lunes y todavía continúa.

Esta comisión de Derechos Humanos de la cámara baja está integrada por Gloria Rodríguez, del Partido Nacional; Cecilia Eguiluz, del Partido Colorado (vive en Salto y no pudo ir); Mercedes Santalla, del Frente Amplio (vive en Colonia y tampoco pudo estar); y la preside Berta Sanseverino, del Frente Amplio.

La comisión recibió el lunes una carta de un usuario que le solicitaba ser recibido para plantear el traslado de usuarios del Centro Tiburcio Cachón al Instituto Artigas.

Sanseverino conversó con No toquen nada y dijo que fue confía en el Ministerio de Desarrollo Social.

“Parto de la base de la confianza que tengo en esa institución y que esa institución ha analizado correctamente que ese cambio beneficia, que va a mejorar el Instituto Artigas, que va a hacer las inversiones necesarias para que siga siendo un centro de rehabilitación”, dijo.

Sin embargo, reconoció que “hay un diálogo necesario que hay que fortalecer porque los cambios siempre generan incertidumbres y también algunas contradicciones o miradas diferentes de distintos actores”.

Sanseverino dijo que tanto la bancada del Frente Amplio como la Comisión de Derechos Humanos de Diputados solicitaron la presencia de las autoridades del Mides porque se ha generado un tema de alta sensibilidad.

“Tengo entendido es que quien tendría que haber dialogado con ellos no estaba de acuerdo con esta decisión y ese diálogo se interrumpe. Pero lo cierto es que el diálogo no existió”, reconoció.

Mientras sesionó la comisión 180 dialogó con cuatro usuarios, dos mujeres que estuvieron ocupando y una pareja de ciegos que eran egresados –ya rehabilitados– y fueron a acompañar al resto.

Los usuarios contaron cómo incidió en sus vidas haber pasado por la Triburcio Cachón. Por ejemplo una de ellas hizo la rehabilitación y pudo terminar haciendo la comida para 240 niños en un merendero. Además se refirieron a la necesidad de desarrollar habilidades para movilizarse en la calle o cocinar en sus casas como forma de ganar independencia.

Denunciaron, a su vez, que la director nacional de Discapacidad, Begoña Grau, les dijo que ahora la rehabilitación en la enseñanza del uso del bastón y de computación. Quienes quieren aprender cocina que vayan a la UTU, dicen que les contestó. “La rehabilitación no es para ser chef sino para que aprendas a manejarte en la cocina sin ver”, reclamaron.  

 

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