Se trata de 11 piezas en las que el artista de 32 años busca la reflexión sobre el uso y abuso de los recursos naturales, en este caso la madera.
Los troncos de fresnos, cipreses, cedros y paraísos son utilizados completamente a partir de cortes industriales para generar nuevas formas que sugieren esos “brotes de furia” ante la “agresión” de la poda, los temporales o la industria.
En otra línea de investigación creativa, Con-forma de aire, Santiago reflexiona a propósito de todo el espacio libre que enviamos a la basura a través de grandes envases. Él los busca, elige y rellena. Así obtuvo el Premio adquisición del Tercer Concurso de Escultura del World Trade Center Montevideo, en 2014, con un kayak ya inutilizado que rellenó con 500 kilos de portland.
Nieto del ingeniero Eladio Dieste, esta es la segunda muestra individual del escultor. “Soy de esa rara especie que egresó de Bellas Artes”, dice este artista que piensa que su rol es generar pistas para hacer del mundo un espacio “más inteligible”. Y con esa premisa busca generar un trabajo capaz de llegar a un público cada vez más amplio.
“A mí el discurso 'somos chicos, hay pocas oportunidades' no me copa, no me interesa esa queja. Me interesa pensar que en la medida que el discurso esté bien y esté bueno, llega. En la medida en que sea un trabajo serio, ordenado, sistemático, de verdadero aporte, termina llegando. Yo prefiero concentrar la energía en generar un mejor trabajo que en pedir que me den más bola”, le contó a 180 en medio las obras que pueden verse en el Museo Torres García. La muestra irá al menos hasta el 9 de diciembre, cuando se celebra “La noche de los museos”.
¿Por qué Brote de furia?
Yo parto de troncos y les aplico el mismo tratamiento que, a grandes rasgos, les aplica la industria de los aserraderos. Cada tabla que vos comprás en una barraca tiene un valor en función del lugar del árbol del que salió. Además, a raíz de eso pueden tener características técnicas, que la tabla se tuerza, se raje, sea más o menos estable.
Yo le aplico ese mismo tratamiento y después genero como la reacción a ese tratamiento. Entiendo que es como exprimír al material a un punto que a veces ya es absurdo.
Surge de ahí y de la observación de las podas. Cuando vos vas por la calle y ves una cuadra toda mutilada. Esos árboles que quedan como palos todos retorcidos empiezan a crecer. 'Me mutilás, me jodés... y yo vuelvo, broto'. Es como la reacción a ese tratamiento, es una reflexión. Por eso lo de brote, volverse a conformar.
Cada pieza surge toda del mismo tronco.
Si vos comprimís las piezas se conforma el tronco de nuevo. Para mí es importante no perder piezas y por eso parto de los troncos.
¿Los troncos de qué especie son?
En esta muestra hay fresnos, ciprés, cedro y paraíso.
No hay plátanos. Cuando me hablaste de las podas me imaginé los plátanos que todos los alérgicos odian en Montevideo.
Es raro, fue re pretencioso tener plátanos, muy parisino. Pero al mismo tiempo es un árbol que tiene su ventaja. Da sombra en verano y en invierno pierde toda la hoja y deja pasar la luz.
¿Cómo llegás al material?
Lo consigo de podas. Un día de viento como hoy, ya mandé el mensaje al grupo familiar, para que me avisen dónde hay un árbol caído. Las tormentas, las podas... la gente que saca un árbol de la casa. Yo ando con el auto y me mando.
¿Cuando ves el tronco ya te imaginás lo que vas a hacer?
A vos te llega el tronco y sabés que tenés dos años muertos. Cuando llega le pongo en la cabeza “ciprés 2013”, por ejemplo. Toda esta muestra está hecha de madera del 2012. Tenés dos años y en ese tiempo le pasan cosas a la madera. Es un tiempo relativo para que pierda la mayor cantidad de humedad.
¿La opción por la madera es por la disponibilidad o siempre pensaste en ese material para tus esculturas?
Tengo otra obra que no es con madera. Pero para mí es un material que tiene una versatilidad, algo que es de ida y vuelta, te condiciona, te regala cosas, te presenta complejidades pero al mismo tiempo es muy fácil de manejar. Es muy natural que la primera opción sea la madera.
También hay una condicionante económica evidente. La disponibilidad te permite ciertas investigaciones con holgura que no podrías hacer fundiendo bronce.
Toda tu obra es sobre el uso que hacemos de los recursos.
Sí, es un tema que me preocupa y me ocupa, no podemos ser ajenos. Qué es el arte es una discusión distinta. Pero el artista debería ser un individuo que genere pistas para hacer del mundo un espacio más inteligible.
La reflexión sobre el uso que hacemos de los recursos, y ahí entran también los vínculos, es un tema sobre el que como artista me interesa generar pistas para la reflexión.
¿Qué lugar ocupa el artista? ¿Sentís que se le da un lugar en Uruguay? Uno piensa en las exposiciones y en general son ambientes muy restringidos, con poco público. Es una reflexión que alcanza a poca gente. ¿Cómo te manejás con eso?
No sé... A mí el discurso 'somos chicos, hay pocas oportunidades' no me copa, no me interesa esa queja. Me interesa pensar que en la medida en que el discurso esté bien y esté bueno, llega. En la medida en que sea un trabajo serio, ordenado, sistemático, de verdadero aporte, termina llegando. Yo prefiero concentrar la energía en generar un mejor trabajo que en pedir que me den más bola. ¿Por qué me tienen que dar bola a mí y no a otro? Vamos a concentrarnos en hacer mejores trabajos, mejores propuestas y discursos potentes y claros.
¿Cómo decidiste ser artista? ¿Cómo nace?
Yo vengo de una familia donde el hágalo usted mismo está muy presente. Todo el mundo se resuelve, la primera opción es arreglarlo vos. Mi primera escultura fue un dedo mayor de plomo. Lo metí adentro de un frasco, con yeso, y viste que el dedo se afina. Entonces se trancó, fue un quilombo y lo saqué. Fundí plomo y lo llené.
A mi abuelo materno le gustaba pescar y yo lo acompañaba. Él se hacía su propias plomadas en un portland ahuecado, fundía plomo y lo llenaba. El día que tuve que resolver una necesidad expresiva lo hice con mis conocimientos. Hacer las cosas para mí era natural, cortar una madera, hacer un encofrado, poner portland, doblar las varillas, atar alambres, empalmar... para mí era lo más natural del mundo.
El día que necesité expresar algo tomé un conocimiento que había usado toda mi vida. Era bien adolescente punk y le dejé a mis padres el dedo arriba de una mesa.