Las autoridades de los poblados cercanos a la accidentada central nuclear de Fukushima, Japón, se encuentran luchando contra unos invasores improbables: jabalíes radioactivos.
De acuerdo a un artículo de The New York Times, desde estos animales “descienden sobre los pueblos y ciudades, arrasan con los cultivos, destruyen las casas”, y hasta suelen atacar a las personas.
A pesar de ser considerado una delicia en Japón, la carne de estos animales no es apta para el consumo por su contaminación radioactiva, que alcanzó a ser 300 veces superior al indicado por los estándares de seguridad, según estudios que realizó el gobierno de Japón. Esto se debe a las consecuencias que persisten del accidente de marzo del 2011 en la central nuclear, donde ocurrieron explosiones tras el terremoto y tsunami.
Mientras se preparan para levantar algunas medidas de exclusión en cuatro de los pueblos que están dentro de los 19 kilómetros a la redonda de Fukushima, las autoridades no saben si podrán eliminar a estos animales, aun habiendo contratado a equipos de exterminadores.
En el pueblo de Tomioka ya mataron a 800 jabalíes y desde 2014 la cifra de estos animales cazados trepó de 3.000 a 13.000.
En cambio, en la localidad de Nihonmatsu ya no tienen lugar donde enterrar a los 1.800 jabalíes que mataron recientemente. En Soma se creó un horno municipal diseñado especialmente para quemar los cadáveres y filtrar el cesio radioactivo.