Con la entrega no alcanzó

Uuguay perdió ante Perú por 2 a 1 en Lima. Es la tercera derrota consecutiva de la Celeste, que bajó al tercer puesto en la tabla. La actitud y la rebeldía de siempre, la falta de juego que se hace costumbre. El crédito de la primera rueda sigue dando aire para pensar en la clasificación.

Actualizado: 29 de marzo de 2017 —  Por: Diego Muñoz

La imagen del final es la más parecida a lo que ha sido el andar de la selección uruguaya en la última década. Un equipo inclaudicable, que se entrega por completo, que deja la piel en el campo. Va Diego Godín por arriba y su cabezazo pega en el palo, protesta Luis Suárez cada pelota, intenta extenuado Edinson Cavani, sube Fernando Muslera para intentar empatarlo.

Pero con eso no alcanza. Uruguay perdió su tercer partido consecutivo y también por tercera vez, cae a pesar de que empezó arriba en el marcador. Tanto Chile en Santiago, como Brasil en Montevideo y Perú en Lima fueron capaces de revertir el marcador ante el equipo de Tabárez. El mismo que hizo de la defensa su bastión, que se volvió competitivo desde la intensidad, que tuvo en la concentración durante los 90 minutos una de sus señas de identidad. A esos problemas para marcar y recuperar hay que sumarle carencias muy notorias en la generación de juego, visibles desde hace algunos partidos. El equipo no puede construir en el medio y no desnivela por los extremos, entonces todo se reduce a la pelota quieta o a la inspiración de Cavani y Suárez. 

En los momentos posteriores al 1 a 0 pareció que el equipo se permitió una licencia. Grave error. Uruguay no puede darse esos lujos. Cuando se relaja se vuelve vulnerable. Y más si enfrente hay una bestia como Paolo Guerrero.

Que Perú trata mejor la pelota que Uruguay no es ninguna novedad. Sucede hace 50 años. La diferencia estuvo en el rubro defensivo, en la forma en la que Perú se vino sin oposición en el medio, en la incapacidad que mostró la selección para contener a un Guerrero exuberante.

Lo ganó Perú porque fue superior, tuvo a la figura más destacada, mejor juego colectivo y mayor ambición.

Los primeros 10 minutos fueron alentadores. Uruguay presionó en todos los sectores del campo. El anticipo tuvo como objetivo recuperar la pelota salir con velocidad hacia el ataque. En ese lapso, el equipo se replegó con criterio y, a pesar de que la pelota era del local, el orden cerró los caminos hacia el arco de Fernando Muslera.

Las grietas aparecieron cuando Perú superó la presión y comenzó a jugar en largo para Guerrero. El centrodelantero atormentó a Godín y a Giménez con su sentido de la ubicación, su explosión y potencia.  

Mientras los peruanos mantenían sus rasgos de juego vertical y por el centro, la Celeste intentaba cubrir esa zona del campo. Los de Tabárez comenzaron a correr detrás del balón sin recuperarlo y tanto Cavani como Suárez debieron retroceder hasta su propia cancha.

Sin embargo, el plan de juego estaba claro. Uruguay buscaba recuperar y salir hacia delante par tomar mal parado a su adversario. A los 29 la idea dio su rédito. La recuperación en el medio derivó hacia la izquierda para Suárez y el centro lo conectó Carlos Sánchez para el 1 a 0.

Con los cuatro defensas, Sánchez y Cristian Rodríguez por los extremos, Matías Vecino y Álvaro González de interiores y Cavani-Suárez en ataque, la ventaja le permitía a Uruguay manejar el partido.

Pero apenas cuatro minutos después, el equipo no cumplió con la presión en el medio, permitió un pase largo para Guerrero, el delantero desairó a Godín, se hizo un autopase con su cabeza y metió la pelota contra el primer palo de Muslera.

Con el pasar de los minutos, Uruguay volvió a acomodarse. Se plantó cerca del arco de Galesse y limitó a Perú a pelotazos para su figura. Más allá de que el local tuvo la pelota, le costó poder tocarla en el medio y avanzar con pases rápidos y movilidad.

En el segundo tiempo las cosas cambiaron. Perú salió más agresivo en busca del arco rival. En cinco minutos tuvo dos chances claras de gol. La primera generó una tapada sensacional de Muslera y la segunda salió al lado del palo. Con Edinson Flores inspirado, Perú se lanzó desbocado en busca del segundo.

Uruguay se partió en el campo. Quedó con dos líneas de cuatro para contener a un rival que iba hasta con siete jugadores y dejó  a su dupla de delanteros para atacar.

Premio al juego y a la insistencia de Perú, llegó el 2 a 1 de Flores a los 61 minutos. Justo cuando Tabárez se disponía a incluir a Jonathan Urretaviscaya para que con su velocidad acompañara a Cavani y a Suárez.

Pero el equipo de Gareca, que ha hecho gala de su intensidad siempre que ha sido local, también ha tenido desatenciones que le costaron puntos. Y contra Uruguay las reiteró. Luego de un centro a favor quedó sin nadie para defender, expuesto a un contragolpe. Sin embargo la pelota le pegó en la mano a Urretaviscaya cuando quiso bajarla y empezaba a correr sin marca hacia el área rival. De forma incorrecta, el árbitro lo expulsó por doble amonestación.

Con 10, de visita y ante un rival que había sido superior durante toda la noche, Uruguay se decidió a mirar el arco de Gallese. El equipo puso a Perú contra su área y en la última jugada Godín reventó el horizontal con un cabezazo que hubiera significado un inmerecido empate.

Los puntos que se ganó Uruguay en la primera rueda son los que le dan aire hoy. Los que se consiguieron a pesar de contratiempos tales como no tener a Suárez ni a Cavani en las primeras fechas. Ahora hay cinco meses para pensar en cómo recuperar el nivel y el espíritu de aquellos días antes de encontrarse con Argentina, en un partido mucho más decisivo de lo que se podía presumir algunas fechas atrás. 

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