Inclusión y fútbol: la historia de la niña ciega que hace goles

Avril Texeira es una niña ciega que juega al fútbol en el club Ombú y eso le cambió la vida. Antes de conseguirlo, fue rechazada por varios clubes, hasta que encontró a Ricardo Solari, un obrero de la construcción que por las noches es técnico de fútbol y estudió hasta con videos de YouTube para poder entrenar a Avril.

Actualizado: 08 de abril de 2017 —  Por: Emiliano Zecca

Avril se formó con un glaucoma congénito durante el embarazo de su madre. A los cinco años perdió la visión en un ojo y a los nueve tuvo pérdida total de visión.

La situación hizo que se deprimiera mucho. Avril vive con su madre y su hermana, y ambas pensaron que para ayudarla podían buscar algo relacionado con la gran pasión que tiene la niña: el fútbol.

Fueron a varios lugares, pero no la aceptaban, hasta que hace dos meses empezó a jugar al fútbol en el club Ombú, en la categoría sub 13, y eso le cambió la vida.

Su hermana Soledad, que también juega al fútbol en el club La Amistad, mira los partidos con ella, le cuenta las jugadas que Avril escucha por la radio y la acompaña a las prácticas.

“El sueño de ella era formar parte de un equipo de fútbol. Estuvimos averiguando en un montón de lados, pero lamentablemente cuando decíamos la patología de ella siempre había un ‘pero’. Hasta que un día mi mamá venía en el 103 y decidió bajarse a preguntar en el club Ombú, que está en el predio del instituto de ciegos, y le dijeron que había fútbol femenino. Nos comunicamos con el técnico, porque pensamos que todas las niñas eran ciegas, y cuando él nos dijo que las niñas veían teníamos un miedo terrible. No sabíamos cómo iba a ser parte de esto. Pero él la sumó a todos los trabajos, las niñas y los padres la trataron como una más. El fútbol la ayudó en todo sentido, ella había recaído y desde que empezó el fútbol va con unas ganas bárbaras a la escuela. Las mismas maestras no pensaban que esto la iba a cambiar tanto”, contó su hermana.

El obrero y DT que aceptó entrenar a Avril

Ricardo Solari es un obrero de la construcción que por las noches es técnico de fútbol femenino y estudió como pudo para recibir a Avril en la sub 13 de Ombú. Vio videos en Youtube, pidió ayuda a gente con experiencia y después de trabajar, dos horas antes de la práctica, en su casa pensaba cómo hacer ejercicios para integrarla.

No tenía cuadro porque era no vidente. Nosotros no la íbamos a rechazar, no estaba en mí tampoco, pero el tema era que yo nunca había trabajado con una niña no vidente. La recibimos bien, pero no sabíamos qué hacer. Tuvimos que simplificar el tema, nos ayudó mucho la hermana y después viendo videos en YouTube, buscando información, preguntándole a personas que trabajaron con no videntes y tratamos de compatibilizar eso con las otras niñas, que era lo más complicado.

¿Qué cosas sacaste de los videos y qué recomendaciones te hicieron?

Lo primero fue que la tomáramos como una niña más, como el resto, que si había que rezongarla lo hagamos, que los trabajos fueran los mismos. No hacer diferencias. Después adaptar los trabajos normales del fútbol adaptarlos al sonido.

¿Y cómo adaptaste eso a las compañeras?

Eso fue complicado. Teníamos que manejar una hora de práctica, yo dos horas antes en casa me ponía a ver qué podía hacer, de qué manera la podía integrarla. Había que buscar juegos y que a su vez pudiera jugar al fútbol.

Cuando llegué a la práctica vi un ejercicio que hacías en el que las niñas se tomaban de la mano y en grupos de tres iban a buscar la pelota, ¿eso está pensado para Avril?

Sí, la idea es que ella esté acompañada en los ejercicios. Ella se suelta cuando jugamos el partido, igual siempre es importante que haya alguien cerca y le diga por dónde va la pelota, eso la ayuda mucho.

¿Qué tan solo te sentiste en el proceso de tener que formarte y ver qué hacer?

Estaba muy nervioso, era todo nuevo para mí. Primero pensé en conocerla, a ver cómo era, qué transmite, qué sabe. Ella conversa muchísimo y yo me solté. Después fue práctica a práctica, las niñas ayudaron mucho. Me proponen cosas para hacer, muchas me dijeron para ponernos pañuelos en los ojos y jugar siendo igual a ella, sin ver.

¿Fue una idea de las compañeras?

Sí, me lo trajo la capitana del equipo, More. A mí no se me había ocurrido, lo vamos a hacer la próxima práctica. Todas esas ideas, siempre que vengan de una niña para sumar le vamos a dar para adelante. Es un día a día.

El golazo de Avril

Avril fue a la práctica con sus zapatos blancos y el equipo completo de Peñarol, con la camiseta 10 y el nombre de Forlán en la espalda. Pero tiene muchas camisetas y la que más le gusta es la de Luis Suárez, de Uruguay.

Para jugar usa una pelota cascabel, que suena, y eso le permite seguir el juego. Fue un regalo de las maestras de la escuela para que pueda practicar fútbol.

“Casi hice un gol, me la sacaron justito”, dijo Avril cuando terminó la práctica. El fin de semana pasado jugaron contra Liverpool y metió un gol. “Un golazo, pegó en la parte externa de la red”, contó.

“Cuando sacamos la pelota para que juegue Avril las madres del otro cuadro decían ‘mirá es una pelota de bebé’, la ignorancia de no conocer, una ignorancia sana. En los últimos cinco minutos de ese partido el DT del equipo contrario habló con Ricardo para que la ponga y la pelota era una novedad para las otras niñas también. En los últimos minutos de ese partido una niña del otro cuadro agarró a Avril de la mano, la hizo recorrer toda la cancha y la hizo hacer un gol. Nos largamos todos a llorar. Fue algo que salió de la niña, Avril le había dicho al técnico que entrando era feliz”, contó Soledad.