En 2008 Uruguay aprobó por decreto un plan obligatorio para la detección temprana de la hipoacusia y con eso pretendía disminuir la cantidad de población sorda. El plan consta de un screening que se debe practicar en todos los prestadores de salud del país, antes de que los niños reciban el alta de la maternidad. En caso de que esa prueba dé negativa, el niño debe volver para un segundo test.
La hipoacusia es la incapacidad total o parcial para escuchar sonidos en uno o ambos oídos. En algunos casos esto se puede corregir con audífonos o en los casos más complejos se puede hacer una intervención quirúrgica en la que se coloca un implante coclear.
Sin embargo, nueve años después, no se avanzó en captar antes a los niños con problemas de audición. “Esperábamos más casos, más diagnósticos, implantar más y a menos edad. Lo ideal es al año y los más ideal es a los seis meses para poder intervenir”, dijo a No Toquen Nada la jefa del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Pereira Rossell, la doctora Beatriz Rosales.
Por su parte, el doctor Alejo Suárez, integrante del equipo médico del Pereira Rossell y del Programa de Implantes Cocleares de Montevideo, sostuvo que la explicación de que los niños no sean detectados a tiempo se debe a varios factores y que uno de ellos es cultural.
“Hay personas que defienden la cultura de los sordos, la identidad. Es un grupo que tiene sus razones y defiende que no se haga ningún tipo de intervención. Optan que su hijo no tenga la posibilidad de escuchar. Los implantes cocleares no siempre son la solución. Depende de a que edad se hace, no es para todos, pero es una muy buena alternativa en algunos casos”, sostuvo.
Suárez señaló también que una persona implantada nunca deja de ser sorda. “Tiene un dispositivo que le permite escuchar, pero eso puede revertirse en cualquier momento, de hecho si se saca la parte exterior del implante deja de escuchar. Nos ha pasado que hay chicos que en su adolescencia se sacan el implante y deciden no escuchar”, agregó.
En Uruguay se estima que la hipoacusia afecta a 300 niños que nacen por año, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, en nuestro país no se llega ni a 50 intervenciones anuales.