Al comienzo de su segunda gestión el actual ministro dijo que éste era su gran motivo para aceptar seguir en la cartera.
El proyecto aprobado sufrió varios cambios respecto al enviado por el Ejecutivo, pero la mayoría de esas cambios cuentan con el visto bueno de Aguerre.
"El proyecto de ley sobre riego será lo que fue la ley forestal para Uruguay en la década de 1990. Es una posibilidad de aumentar y de diversificar la producción, aumentar la productividad, capturar más valor y recibir inversiones nacionales y extranjeras", destacó el ministro.
En sala el proyecto no sólo contó con los votos oficialistas sino también con importante respaldo de algunos legisladores de la oposición. El colorado Pedro Bordaberry, por ejemplo, felicitó a la comisión que trabajó el proyecto y al sistema político.
"Creo que es una ley que va en el sentido adecuado de promover fenómenos asociativos y la prueba de eso es San José, Colonia, es el Uruguay que uno quisiera: productores de 200, 300, 400 hectáreas, que trabajan en forma cooperativa de diversa forma. Este es el camino", expresó.
El senador nacionalista Armando Castaingdebat fue otro de los que se manifestó a favor del proyecto pero señaló que las leyes son buenas si se cumplen.
"Uruguay ya tiene una ley de riego, lo que estamos haciendo ahora es adaptarla. Pero creo que lo que más hay que rescatar hay no es la aprobación de la ley, sino el compromiso político de tratar de hacer viable este proyecto que se va a terminar aprobando", dijo.
Las principales críticas y reservas respecto al proyecto llegaron desde la propia bancada oficialista.
La senadora Constanza Moreira se autoproclamó como “banca verde” de la cámara y en su discurso advirtió que no siempre el aumento de productividad es bueno.
Además dijo que el proyecto es favorable a grandes productores de secano (de maíz, soja trigo) y podría consolidar el modelo sojero y aumentar la concentración de la tierra.
El senador del MPP, Daniel Garín, explicó los objetivos principales que persigue el proyecto de ley.
"Una nueva etapa de expansión del fomento del riego precisaría desarrollar infraestructuras a nivel multipredial que permitieran embalsar aguas de escurrimiento, la mayoría de las veces en cuenca alta, y después utilizando esa agua embalsada, utilizar sistemas de riego para llevar el agua embalsada hacia los campos de cultivo que normalmente se encuentran en cotas topográficas más bajas. Esto significa no solo no ocupar superficie apta para el cultivo con embalses de agua sino además es disponer de agua con un menor costo energético, por cuanto una parte importante del desplazamiento desde el lugar donde se embalsa al lugar donde se utiliza se puede hacer por gravedad", señaló.